“Si el oro es la primera potencia de este mundo, la segunda es la
prensa. Es necesario que los nuestros
se encarguen de la dirección de todos los periódicos diarios de cada país. Una vez
seamos los dueños absolutos de la prensa, podremos cambiar las opiniones públicas
sobre el honor, sobre la virtud, sobre la rectitud de conciencia, y ganar el
primer asalto contra la institución familiar.
Simulemos el celo por las cuestiones sociales que están a la orden
del día, hay que controlar al proletariado, introducir a nuestros agitadores en
los movimientos sociales y hacer que podamos sublevarlo cuando queramos,
empujar al obrero a las barricadas, a las revoluciones; y cada una de estas catástrofes
nos acercará a nuestro único fin: reinar sobre la tierra, como fue prometido a
nuestro primer Padre…
Así acababa, si bien recuerdo, el informe del Cementerio de Praga…”
Umberto Eco