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miércoles, 28 de agosto de 2013

Sandwiches de realidad En el Camino…

 
 
“Y la estrella de la tarde dedicará sus mejores destellos a la pradera justo antes de que sea totalmente de noche, esa noche que es una bendición para la tierra, que oscurece los ríos, se traga las cumbres y envuelve la orilla del final, y nadie, nadie sabe lo que le va a pasar a nadie excepto que todos seguirán desamparados y haciéndose viejos…”
Jack Kerouac


Arrastra sus pies desnudos
   saliendo de una caverna 
       bajo un árbol,
las cejas
       crecidas de tanto llorar
           y dolor de nariz ganchuda     
con harapientas y suaves vestiduras
         mostrando una magnífica barba,    
             manos infelices   
prietas contra su desnudo pecho—
         la humildad es estar abatido—
             la humildad es estar abatido—
se tambaleó cayendo entre los arbustos junto a un
                                           arroyo,
             todas las cosas inanimadas         
pero su inteligencia—
         se mantiene erguida allí
             aunque temblando:
Arhat
         que buscó el Cielo
              bajo una montaña de piedra,       
se sentó pensando
          hasta que se dio cuenta
               de que la tierra de la bendición existe
en la imaginación—
           viene el flash:
               espejo vacío—
qué doloroso nacer de nuevo
            con una magnífica barba,
                entrar de nuevo en el mundo
amarga ruina de un sabio:
            su único camino la tierra ante él.
                 Nosotros podemos ver su alma,
él no sabe nada
             como un dios:
                   estremecido

humilde desgraciado—   
              la humildad es el abatimiento
                    ante el Mundo absoluto.


Allen Ginsberg






“La humanidad se dará cuenta algún día que de hecho estamos en contacto con los muertos y con el otro mundo, sea el que sea; si utilizáramos del modo adecuado nuestros poderes mentales, podríamos predecir lo que va a suceder dentro de cien años y seríamos capaces de evitar todo tipo de catástrofes. Cuando un hombre muere se produce una mutación en su cerebro de la que no sabemos nada todavía pero que resultará clarísima alguna vez si los científicos dan en el clavo (…) porque el paso de vida a muerte y de muerte a vida era fantasmalmente fácil; una acción mágica sin valor, lo mismo que dormir y despertar millones de veces, con una profunda ignorancia totalmente casual. Comprendí que estas ondulaciones de nacimiento y muerte sólo tenían lugar debido a la estabilidad de la Mente intrínseca, igual que la acción del viento sobre la superficie pura, serena y como de un espejo del agua…”

Jack Kerouac