martes, 4 de diciembre de 2012

En el amor se leen muchas palabras




El fuego del amor y el fuego de la cólera arden bajo el nombre de todas las virtudes” Friedrich Nietzsche (Así hablaba Zaratustra)


En el amor se leen muchas palabras; y basta sumarle un adjetivo para que se desplace lo que estaba. Es difícil ponerle ápices: es abstracto y concreto – dogmático – y libre de ser interpretado. Amor Propio, que casi nunca se lleva con Amor al Prójimo; ni con la ayuda, la caridad, ni con las cuerdas de la cordura; no, nada se ata cuando el acto a consumarse es un acto por amor. El respeto es una liebre que propios y prójimos quieren cazar – pero ese es el problema – cuando la tienen no se la comen, no la devoran, ni siquiera la conservan para domarla; por eso siempre se les suelta. Cuando se ama demasiado demasiado poco se respeta. – Ah sí – los pactos: nacen de los amores que viven en cada uno; la tregua de poder decirse mi amor propio y mi amor al prójimo. Una dualidad muy dura, por contrapuesta, pero con el tiempo – y los errores – se acostumbran a tolerarse y cederse en el mismo ser. Los amores no se explican; están – sea uno o el otro – Se leen muchas palabras en el gesto de amor…


martes, 27 de noviembre de 2012

Momento


Has dejado salir al aliento que te delata, por estar a punto de mentir o porque estás por confesarte: seré recuerdo seré conciencia. He de poner mis labios con los tuyos, a fin de cuentas ya el suspiro se ha escapado. Cierras los ojos, no para imaginar si no más bien para dejarte guiar. Nos separamos, pero no por mucho, así que te beso de nuevo, se nos confunden el respirar y los rostros, ya somos algo más que labios y pactos. Se fueron el lugar y el tiempo, sólo quedamos atados: unidos por el placer de besarnos. Así empezamos a acariciarnos: a dedos, a bocas, marcando calor y dando color para sentir y también para sentar. Estamos inscribiéndonos en el otro. De ésta manera nos hacemos, nos tallamos y nos moldeamos a siluetas cálidas que prescinden de sus sombras. Tomamos la pausa y tememos del frío: volvemos a besarnos, volvemos a unirnos…




miércoles, 21 de noviembre de 2012

Hablábamos de ludopatía…


Me contó un amigo que hubo una época en que las notarías se trasladaban a los casinos, cosa de que, en favor de seguir jugando, se tenga algo extra con qué endeudarse y algo concreto con lo cual cobrar. Malo, por supuesto, a su criterio; cruel, según el tono que empleaba. Hoy en día por estos lugares del mundo ya, al parecer, las notarías no pueden hacer tal cosa, de hecho se están cerrando algunos casinos, esto último, es de suponer una medida en contra del vicio de apostar…

¿Sabrá el insecto que lo consideran plaga? Es posible que Kafka haya querido hacernos ver cómo se siente el insecto plaga, o quizás, quiso explicarnos que de alguna forma todos somos insectos y podemos ser plaga, sólo que no tenemos cómo saberlo. Es confuso…

El plan para atacar a la plaga es la fumigación, el de la ludopatía, el cierre de lugares para apostar; ¿el de la marginalidad, cuál es? Se habla de educación, de proyectos sociales, sin duda esto parece evocar una negociación, un pacto: ¿por qué no se pacta con las plagas? ¿Por qué no entienden, no razonan?

¿Cuándo se sabe insecto, sea para ser fumigado o educado? Quien cree que no puede serlo, afirma, opina, pero verdaderamente no sabe, no ve cómo lo ven…

Entonces: me educo entendiendo que ahí está la notaría lista para aceptar mis bienes en prenda y seguir jugando. Me educo para saber cuándo me están viendo plaga; o quizás me educo para poder aceptar lo que se me proponga…


¡Maleducado!
Pero eso se lo achacan a los modales…