martes, 31 de diciembre de 2013

Limpieza en pareja…


Quise recordar pero se me olvidaron algunos detalles. Generalmente lo mejor era lo peor, pero siempre los besos complacían y por eso nos amargábamos, porque el habla terminaba mudo y la protesta se vertía entre caricias ciegas que nos provocaban la vista, así es el buen tacto, perverso, excitante, de manera que la pelea se aplazaba, o más bien cambiaba de contexto, nos provocaba cansarnos y ya descansados pues, ¿de qué era que estábamos hablando? Nada, puro aire, sueño y bocanadas… luego venía el amanecer y las rutinas, y con ello, cierta melancolía, o rabia, no sé, a ti te gusta el conflicto y a mí la tristeza: una batalla épica, pero sin el bien ni el mal puesto que el dolor y la controversia se agarran de las manos, y cuando se enfrentan, hacen de los cuerpos un poema de vuelta y vueltas… Así nos vamos y venimos, entre el sollozo y el rechino de los dientes. Guiones aprendidos al derecho y al revés, para repetirlos a placer, pero sin obra, porque el desenlace es un nuevo comienzo… Se tachan los días y se acercan los compromisos, y los tenemos encima, pero no como nuestras pieles con almohadas, ahí sí que nos cumplimos… un día el argumento pudo más y…, y empezó el distanciamiento, la verdad se hizo quehacer para lo ya bastante irresponsables que nos volvimos, por eso seguimos sin regresar aún, sin tocarnos, y llenos de deudas, con el alma y con el resto, sí, restos también, pero somos cenizas ¿no? Todo es cuestión de volver arder, sin excusas, sin terceros, las nuevas pieles suman pero no consumen, no al menos como los detalles que quise olvidar pero ahora recuerdo, y generalmente – específicamente – lo peor era lo mejor: qué sea el beso la consigna, y si quieres, a las rutinas, les dejamos lo triste y lo molesto, al fin y al cabo, compromisos siempre va a haberlos…

sábado, 21 de diciembre de 2013

El hocico del cerdo…


Suelen las palabras describirnos a las personas, y bueno, al parecer, suelen los picos llevarnos a los rostros, por un tema etimológico… cosa de que, por las caras, nos vemos las muecas como si estuviéramos frente a un espejo, pero el espejo no es muy bueno para reflejar los pensamientos, la gente tampoco, pero hay un tema pedagógico aunque involuntario en el hecho…

Hay gente que está ahí y ese hecho nos lleva a asociar palabras como: disgusto, con esas personas, con sus rostros, con sus gestos y sus voces, y por así decirlo, sólo tienen que hablar y, cual hechizo; ¡bum! nos disgustamos… Un marido, una mujer casada. La frustración es un carrito chocón, tan ansiado a cierta edad, y en el parque de la vida, luego de pelearnos por el volante, nos quejamos de la situación. Entonces, la palabra toma forma de rostro, de gesto, nuevamente,  basta con ver al marido sonreír o proponer un brindis, para que el sabor amargo de una dudosa decisión, que en algún momento representó alegría, pues, se haga presente e invoque a la seriedad y a la tantas veces repetida auditoría de malos recuerdos. Y todo por qué; porque el rostro evoca, además, en este caso, la frustración se apersona… así vamos, poniéndole palabras a la gente; no todas son malas, claro está… la palabra goce, joy (como el inglés) se coloca en la mirada de algún amigo y sencillamente, él, o ella, sólo tienen que estar, simplemente estar, y nos agrada, nos sentimos bien, sonreímos de la nada (que es la forma más bella de sonreír) Pero no siempre es así, y lo malo, lo malo es que no podemos escoger en quién colocamos la palabra de agrado para que cuyo rostro nos brinde la alegría o la esperanza que necesitamos, por el contrario, quien más nos acompaña es quien lleva el peso del desagrado, como la mujer que le recuerda al hombre que ya no es niño, como la madre que le recuerda al hijo que no se ha emancipado, como el hermano que te recuerda que no eres feliz, como el amigo que te dice lo que no lograrás, todo con solo una voz, una simple mueca, con estar, con existir tan siquiera… y sí, es injusto, como todo lo humano… 

viernes, 6 de diciembre de 2013

Publicare y no publicaré...


Mira, cómo te explico, a ver; en algún momento se nos habló de igualdades a través de la creación de estereotipos y preceptos que fungen de modelos a seguir para encontrarnos así en esa constante búsqueda, a la que dedicamos vidas viudas de primeras ilusiones. Quizás el primer resbalón devino de la creencia en que las labores pueden clasificarse y por dicha labor el estatus, y probablemente a partir de ese delirio quisimos entender pues que los buenos empleos se situaban detrás de un escritorio, bajo un código de ropa; así todos acudimos en masa a comprar el estereotipo preconcebido en publicidad y que nos acerca a esa mimesis con la que decimos, que ésta marca y estos colores, no son para todo el mundo. Pero claro, existe el arte; como excusa o como camino, pero existe; entiendo que el arte es la contravención de esa demanda, podría decirse que es nuestro modo de resistir hasta que se convierte en mercancía y por ende, en otro estereotipo. En un mundo de igualdad no existirían las manifestaciones artísticas, o puede que sí, y sería otra forma de política, pero puede no tratarse de evolución y revoluciones, sino más bien de ciclos por cumplir y cumplidos. Puede que vivamos bajo ciclos de purificación. Juguemos al creo, tú escoges, primero como creación y luego como creencia, o quizás al revés, por qué no: yo creo para que tu creas y la costumbre ya es religión; tú crees para que yo cree y la costumbre se hace resistencia, pero de tanto creer y crear justo con todos sus viceversas, mi religión y tu resistencia, resultan ser una sola creación; y bueno, a los borregos cómo los llamamos: creativos, y eso es lo que te piden para sentarte detrás del escritorio; creatividad…

Este es un fragmento de mi más reciente cuento corto, pueden hacer clic en cualquier lugar del texto que acaban de leer para tener acceso al escrito completo. Como siempre, sus opiniones son bienvenidas y agradecidas... Saludos en letras...

lunes, 25 de noviembre de 2013

Nada…




Bajo las subidas y sobre las bajadas, ahí donde se encuentran las miradas perdidas, las que ganan un poquito de tiempo para pensar en grande; para pensar en soledad. La nada espera paseándose por los estereotipos, siempre lista para contravenir y llevarnos, a las miradas, al intercambio de frases agachadas que gritan con la moda y callan ante los pesares – o pensares, ¡quién sabe! – aquí el pensamiento pesa, pero no por lo que pudiera escupir en palabras, sino más bien por lo que acumula con los silencios. Se despiden las miradas, cada quien con la suya, y con el suyo, pues a veces no se está solo, y aquí yace lo confuso, pues nos acompañamos para distraernos pero buscando ese punto; al que se le apunta – y repito – para pensar en soledad… ¿qué tienes? Nada… – pero la nada es algo, alguien, algunas veces – Miramos los anuncios y escuchamos las charlas, nos ponemos como ansiosos, yo por presumir y tú por proceder. Vamos, a lo nuestro, que es de ninguno, pero entre carencias y sobrantes, aprendimos criticarnos, sí, a criticarnos, obviamente nos inspira más que los elogios, los últimos son buenos cuando vienen de los terceros, de esos terceros, los que se nombran pensando… y traemos a colación unos cuantos comentarios, una noticia; o una frase agachada, para sonreír y fingir que entendimos los que nos dijeron antes de empezar por nuestra cuenta y con dudas se anunció el comienzo, pero bueno, como todo, en el camino nos vamos arreglando…


lunes, 18 de noviembre de 2013

con empujones y sonrisas


Pongamos que nos encontramos perdidos en una ciudad, grande, con otro metro y otro idioma, con otro clima, y por supuesto; con un ritmo que sacude a los pensares y los desordena… toca hacer dos grupos: sueños y recuerdos, primeramente, ya que lo nuevo; por nuevo, ha de pasarse por algo así como el asombro y luego ver, entre tanto desorden, si finalmente se convierte en un recuerdo grato… pero, el tema está en este presente, y presenta un confuso pasado.
Es de asumir que la convicción forja al criterio y ese criterio nos otorga un punto vista para pronunciarnos ante las situaciones a las que nos exponemos, de ahí a que un viaje tenga varios cuentos con empujones y sonrisas. Así pateamos la calle, cruzo, pero craso; me pareció ver una cara de un caro pasado, pero no reciente, ni resentido tampoco.  Un nombre me da vueltas en la cabeza y aparecen abuelos copulando, de repente, todos están desnudos - ¡sueño! -, pero percibo un sabor amargo de infidelidad… bajé los escalones para el tren y no para la vida, en la vida se supone que subes; me hablan en mi idioma, pero no sé si es lo que escuché, sigo con el sabor amargo. Vuelvo a subir, regreso, hago unas llamadas y todo parece en orden en casa: vidrieras, vitrinas, todo etiquetado para la venta; afinco los ojos tratando de disparar la vista: mi corazón sin sangre al cincuenta por ciento de descuento, parpadeo, y lo que era es una pieza, como de adorno, y si te llevabas una podías llevarte otra por la mitad… huele bien, como a fritanga, pero provocativa, y provocativa fue aquella mirada, aquel mensaje – sí, ese – y todo cae como el aceite que lubrica los dedos y humedece las servilletas; todo antes que sonara la corneta, porque después volví en sí – y en no (seguir agrupando) – Convicción, se me olvidaba: “El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando…” Miguel de Unamuno.

¡Qué traición!


"
– Cuando regrese, seré una persona distinta. Mi mujer no me reconocerá. O sí, pensará que me conoce, pero estará equivocada. Preveo que serán tiempos difíciles para todos. Yo estaré pensando en usted. ¿Cómo la llamaré en mis pensamientos? Mi mujer también se llama Anna, ya ve.
– Ese es mi nombre antes de que fuera el suyo - responde ella de modo cortante, sin ánimo de jugar. De nuevo lo ve con claridad meridiana: si ama a esta mujer, es en parte por no ser joven. Ya ha cruzado una línea a la que aún ha de llegar su esposa. Puede o no puede serle más querida, pero definitivamente está más cerca de él.
Regresa el tira y afloja indudablemente erótico, pero con más fuerza que nunca. Hace una semana estaban los dos abrazados en esa misma cama. ¿Es posible que ella no esté pensando en eso ahora mismo?
Él se inclina y le deposita la mano sobre el muslo. Con la colada aún sobre el regazo, ella inclina la cabeza. Él se acerca más. Entre el índice y el pulgar la sujeta por el cuello, acerca el rostro al suyo. Ella eleva la mirada: por un instante, a él le parece mirar a los ojos de un gato, un gato cauteloso, apasionado, codicioso.
– Debo irme - murmura ella. Se suelta con un movimiento y se va.
La desea ardientemente. Más aún: la desea, pero no en esa estrecha cama de niño, sino en la cama de viuda que tiene en la habitación contigua. La imagina así al verla tendida junto a su hija, con los ojos muy abiertos y relucientes. Por vez primera se da cuenta de que pertenece a un tipo de mujer sobre el cual nunca ha escrito en sus libros. Las mujeres a las que está acostumbrado no carecen de intensidad propia, aunque sea una intensidad de piel y de nervio. Las sensaciones que tienen son intensas, eléctricas, inmediatas: acontecen en la superficie. En cambio, con ella se adentra en un cuerpo que sangra, un cuerpo visceral, cuyas sensaciones tienen lugar en lo más profundo.
¿Será un rasgo que pueda trasladarse a otras mujeres, cultivarse en otras? ¿En su esposa, por ejemplo? ¿Existe acaso una cualidad de la sensación que tiene ahora libertad de hallar en otras, tras haberla hallado en ella?
¡Qué traición!
"
Ahora no John Maxwell, sino Yo: ¿es posible que sea dicha traición el cómo y el porqué “eternizamos” una búsqueda en la que seguimos encontrando tropiezos? 


Fragmento de El Maestro de Petersburgo, de J.M. Coetzee
 

domingo, 20 de octubre de 2013

Omiso…


"Sólo lo acepto para que no creas que has omitido algo…" En su proceso, Kafka me deja con una duda nueva que me encantó. El sólo hecho de invocarla me produce una emoción extraña, y es que al pretender persuadir - como acto digno o no de convencer - pareciera que lo hacemos porque creemos tener cierto permiso, y ¿qué nos lleva a pensar de esta forma? Dinero, no sabemos precio, poder, qué tanto, hay algo más; y es posible que se aloje fuera de la conciencia: suponemos que hemos realizado lo propio previamente, y ahí es donde me detengo: solemos creer que el mero acto de asomarnos ante el principio de una sucesión de hechos, nos otorga el poder de saltarnos a las estaciones y al tiempo, y sí, por qué no, irrespetar al desestimar a propósito de un proceso; tal cual un ramo de flores como disculpa por algo que hayamos hecho ¿eso se puede? pero, más allá de quien lo acepta: ¿estamos seguros de que no pasamos algo por alto? ... Claro, a la otra persona - que por supuesto no nos importa - pero queremos hacerle cosquillas a ese Yo que ha de alojarse en el otro, y cuya percepción (la de la otra persona, no la del yo) nos tiene sin cuidado... No somos buenos, he ahí la verdadera rebeldía...

"La mentira se eleva a fundamento del orden mundial..." y pues también, o tampoco: "No debes fiarte tanto de las opiniones. La escritura es invariable, y las opiniones, con frecuencia, sólo son expresión de la desesperación causada por [un] hecho..." Kafka confunde y convence…

lunes, 14 de octubre de 2013

telepatía sensible


“Todos los idiomas derivados del latín forman la palabra «compasión» con el prefijo «com-» y la palabra pas-sio que significaba originalmente «padecimiento» Esta palabra se traduce a otros idiomas, por ejemplo al checo, al polaco, al alemán, al sueco, mediante un sustantivo compuesto de un prefijo del mismo significado, seguido de la palabra «sentimiento»; en checo: sou-cit; en polaco: wspólczucie; en alemán: Mit-gefühl; en sueco: med-kánsla. En los idiomas derivados del latín, la palabra «compasión» significa: no podemos mirar impertérritos el sufrimiento del otro; o: participamos de los sentimientos de aquel que sufre. En otra palabra, en la francesa pitié (en la inglesa pity, en la italiana pieta, etc.), que tienen aproximadamente el mismo significado, se nota incluso cierta indulgencia hacia aquel que sufre. Avoir de la pifié pour une femme significa que nuestra situación es mejor que la de la mujer, que nos inclinamos hacia ella, que nos rebajamos.
Este es el motivo por el cual la palabra «compasión» o «piedad» produce desconfianza; parece que se refiere a un sentimiento malo, secundario, que no tiene mucho en común con el amor. Querer a alguien por compasión significa no quererlo de verdad. En los idiomas que no forman la palabra «compasión» a partir de la raíz del «padecimiento» (passio), sino del sustantivo «sentimiento», estas palabras se utilizan aproximadamente en el mismo sentido, sin embargo es imposible afirmar que se refieran a un sentimiento secundario, malo. El secreto poder de su etimología ilumina la palabra con otra luz y le da un significado más amplio: tener compasión significa saber vivir con otro su desgracia, pero también sentir con él cualquier otro sentimiento: alegría, angustia, felicidad, dolor. Esta compasión [en el sentido de jvspó/czucie, Mitgefübl, madkansld] significa también la máxima capacidad de imaginación sensible, el arte de la telepatía sensible; que es en la jerarquía de los sentimientos el sentimiento más elevado…”


Milan Kundera
Fragmento de La insoportable levedad del ser...

domingo, 13 de octubre de 2013

El último vómito…


Fuiste tantas cosas a la vez, que me cuesta creer que hoy no seas nada…
No sé si es el autor, pero sé que el intérprete es Chayanne

Si tuviéramos que poner en letras los primeros tragos, diríamos algo así como que: de la boca de la botella emanaba, en forma de cascada, el vino que fue a descansar dentro de nuestras copas, esperando que su poca espuma se esfume, para luego acariciar nuestros labios con el primer brindis… así más o menos fue y así nuestro sentido del gusto tuvo el tacto, un tacto que nos humedecía, y cada uno en silencio aprovechó y evocó un beso de sexo, tu el mío y yo el tuyo, porque al pensar en el placer, lo pensamos desde que empieza… dijimos varias veces salud, algunas sonrisas se amargaron de palabras, de recuerdos que se debieron olvidar, seguimos; empezamos a aflorarnos como un bosque en la primavera, pero un momento: ¿qué tanto sabemos de estaciones por estos lados del Caribe? Quedémonos con las estaciones, pero del Metro – del servicio metropolitano de transporte subterráneo – en la mente corre un tren por los rieles de lo vivido, el cual lleva y trae palabras permanentemente pasajeras, como todo tren para, y las viajantes – sobretodo los verbos – se bajan en pequeños grupos que, por muy distintos, o distinta, en el caso de la palabra; coinciden: separar y superar, conversar y convencer, consentir y comenzar – y de repente, por qué no – pudor y podar (porque en la dermis se dan los sustantivos, como en los sentimientos) desprecio y despecho… y el tren choca a causa de ebriedad… el peso que pasa puso pugna en la pena; el lazo del celo luce suelo, por ende luce sucio, mi cielo… la razón burbujeaba; la cena volvió a la mesa… no así nos servimos de nuevo, a dos efectos; porque nos servimos otro trago y nos servimos del momento… Cité entre balbuceos: “La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original…” y luego cité: “Un drama vital siempre puede expresarse mediante una metáfora referida al peso. Decimos que sobre la persona cae el peso de los acontecimientos. La persona soporta esa carga o no la soporta, cae bajo su peso, gana o pierde...” – ¿y lo contrario de ese drama? Me pregunté – Pues el drama de la levedad; ése que no es una carga “sino la insoportable levedad del ser…”

Y sopesó… o como Fue, de Soda Stereo: “y eso pasó…”

domingo, 6 de octubre de 2013

por habernos sido...


Te acercabas a oscuras, para que el frío ardiera en respiraciones, medio cerrabas los labios y medio abrías los ojos; tu aliento acariciaba mi deseo. Mis manos torpes, pero decididas, fueron buscando atados: el placer ascendía, una prenda caía, luego ambos resbalamos y apartamos las almohadas, seguimos conversando con los besos… ya no eran mis manos, sino mis dedos, ya tu sabes que voy y de qué vengo, señalo, exploro, uno de unir gustos nuevos, al igual que tú, que tus manos, ese ir y venir de tus dedos y tus labios, empezó, y temblábamos, por la delicia, por todo este ritual de caricias… Nos movíamos; este, oeste, el norte era mutuo para cada sur de nosotros… Nos dimos la bienvenida, entra, entro, salgo, no tanto, fuerte, pero despacio, el frío se fue y nos quedamos, monosílabos, de costado, de frente, vino la corriente… nos hicimos por haber estado, por habernos sido; o hecho, ahora soy eres tú y estamos…

martes, 1 de octubre de 2013

Codes


“Hay quien no sabe lo que le interesa hasta que empieza a hablar de algo que le aburre…”
J.D. Salinger El guardián entre el centeno

Desde que me da por hacer de mis delirios escritos, he empezado a creer – y a convencerme – de que es placentero el hecho de contar algo con palabras en un texto. Estoy empezando El Péndulo de Foucault de Umberto Eco y me encuentro con que “el mundo de las letras y de sus vertiginosas e infinitas permutaciones es el mundo de la beatitud, la ciencia de la combinación es una música del pensamiento, pero fíjate, has de proceder lentamente, y con cautela, porque tu máquina [o tu cerebro] podría proporcionarte el delirio, no el éxtasis…” a mí lo que me proporciona es el nacimiento de la última a partir de la otra, por eso este blog ha venido llamándose como se llama. Antes de eso Eco dice: “La palabra debe comerse muy lentamente, puede disolverse y volver a combinarse sólo si se ha de derretir en la lengua, y hay que tener mucho cuidado de no babearla..., porque cuando se evapora una letra se rompe el hilo que iba a unirnos a [emanaciones] superiores...” Hablaba de Dios, pero me encantó el contexto. Luego, y ya para dejar al ilustre tranquilo, me deja con esto, y por eso dejé de leer para empezar a escribir: “si desplazas una consonante sin conocer su poder, una de tus extremidades podría cambiar de posición, o de naturaleza, y quedarías brutalmente contrahecho, por fuera, de por vida, y por dentro, para toda la eternidad…” Las palabras son una de las formas más populares de develar lo que se encuentra encriptado en cada silencio que nos produce la percepción cotidiana, sin embargo, las costumbres impuestas nos impulsan a decir lo que se piensa sin pensarlo muy bien; eso hace que se nos distraigan los porqués que se terminarán conformando con la compra de algo, exclusivo, que nos agrupe con otros confusos más, así terminaremos compartiendo la distracción y no el motivo que produjo el silencio original. Los sentires se entretienen mientras se aburren los pensares, lo que siempre está a punto de descubrirse ya nos lo explicaron y nos lo vendieron con las miles de maneras que hay para no estar solo ni en silencio; averigüemos un poco la confesión del otro que seguramente el otro estará averiguando la de nosotros… Quiero esto y quiero aquello, casualmente algo dentro del comercio, es impresionante cómo hemos de sentirnos extraordinarios siendo cada vez más convencionales… ¿Pero de dónde viene lo de ser único? De lo que alberga ese momento de silencio, ése, que se distorsiona con la letra errada y crea a las palabras inciertas…

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Estilo, destila...



Pongamos que uno comprende que todo es absurdo, entonces no puede ser tan absurdo porque uno es consciente de que es absurdo y la conciencia de ello es lo que le otorga sentido. ¿Me entienden? Es un pesimismo optimista…” Charles Bukowski, Pulp

Llama mi atención este fragmento de uno de los libros de Helena Blavatsky: El “Tiempo” es sólo una ilusión producida por la sucesión de nuestros estados de conciencia en nuestro viaje a través de la Duración Eterna, y no existe donde no existe conciencia en que pueda producirse la ilusión, sino que “yace dormido”. El Presente es solamente una línea matemática que separa la parte de la Duración Eterna que llamamos el Futuro, de la otra parte que llamamos el Pasado. Nada hay en la tierra que tenga verdadera duración, pues nada permanece sin cambio, o es lo mismo, durante la billonésima parte de un segundo; y la sensación que experimentamos de la realidad de la división del Tiempo que se conoce como Presente, nos viene de la impresión de la momentánea vislumbre, o vislumbres sucesivas, de las cosas que nuestros sentidos nos comunican, al pasar dichas cosas de la región de lo ideal, que denominamos el Futuro, a la región de los recuerdos a que damos el nombre de Pasado… y en la Música se sabe algo de esto pues el tiempo es controlado por la emoción y el sentimiento, un concierto, un estado de éxtasis en el que los presentes son invitados a sentirse más que a contarse a través de las notas que se han vertido en una canción para llegar así a cada alma que, sin saber, yace en una fusión sensorial que juega con los recuerdos y con los planes venideros, la música, a mi entender, hace relativo al tiempo. Extraño ¿no? Cuando la música es grabada, cuando proviene de un trabajo producido – con producción entendemos comercialización – el tiempo, y sus momentos; es distinto, controlado,  y es distinto porque se cuenta, entonces la noción del tiempo – si es que se le puede llamar así – estriba en el control de los momentos (vividos, vívidos, y por vivir) Pero eso se entendió hace mucho porque con el control vino el orden, y con el orden vinieron las etiquetas – a nosotros nos gusta más el término Estilo – que destilan parámetros para de esta forma establecernos en un grupo con semejanzas que no sabemos de dónde vienen pero nos sentimos tranquilos por cómo nos llevan. Nace un precio y, ¡qué bueno cuando podemos pagarlo! Justo, lo llamamos… La Música suele tener muchas más respuestas…
 

lunes, 23 de septiembre de 2013

Antibiótico antibioético…


Todavía nos lo preguntamos, hay demasiadas respuestas pero ninguna nos corresponde. Seguimos caminando, en silencio, para recordar; para cuando conversemos. Por qué la maldad; por la crisis en el alma, en la mente – suena Queen y Freddie dice: “lo quiero todo y lo quiero ahora…” – Pero esa no es la niñería que deberíamos conservar de adultos ¿cierto? Claro, acuérdate de tu esposa, sí; el problema está en los principios que no secundan, tal vez porque carecen de presencia, de solidez pues como me lo explicaba: no podemos lidiar con el fracaso, y si no tenemos principios hacemos mucho daño sencillamente… y nos hacemos verdugos, hasta el disfrute, como cualquier otro vicio que es reprochado. La maldad puede llegar a ser boleto de entrada en muchos corazones; mediador entre el cerebro y las manos, como en Metrópolis. Una persona no te olvida cuando la hieres y ahí nace esa basura grandeza. Fechorías significantes, con malos significados… se ajustan cuentas con ese fracaso, sin valores, para creernos valiosos, luego qué, ¿perdón? ¿Y de quién? Habrá que repasar un poco de bioética – irónicamente nueva y por lo tanto subjetiva – Seguimos caminando, buscamos asilo luego de haber dañado, como si fuéramos víctimas, y llega el día y nos trae algo para quejarnos, para poner en él la culpa, y luego repetimos todo cual ciclo que se retroalimenta y crece. Cambian los modos, los malos, entonces el mundo se vuelve injusto para el perdón y para ese quién… por algo se les llama principios, porque por ahí se empieza: ¡cómo hizo falta un buen hogar!

viernes, 20 de septiembre de 2013

Por ese camino se encuentra la melancolía...

"
Creen que soy insociable. No me adapto. Es muy extraño. En el fondo, soy muy sociable. Todo depende de lo se entienda por ser sociable ¿no? Para mí, representa hablar (...) comentar lo extraño que es el mundo. Estar con la gente es agradable. Pero no considero que sea sociable reunir a un grupo de gente y, después, no dejar que hable. Una hora de clase TV,(...) no hacen más que lanzarte las respuestas izas!, izas!, y nosotros sentados allí durante otras cuatro horas de clase cinematográfica. Esto no tiene nada que ver con la sociabilidad. (...) Supongo que soy todo lo que dicen de mí, desde luego. No tengo ningún amigo. Esto debe demostrar que soy anormal. Pero todos aquellos a quienes conozco andan gritando o bailando por ahí como locos, o golpeándose mutuamente. ¿Se ha dado cuenta de cómo, en la actualidad, la gente se zahiere entre sí?
"
Y luego:
"
¿Sabe qué? La gente no habla de nada. Citan una serie de automóviles, de ropa o de piscinas, y dicen que es estupendo. Pero todos dicen lo mismo y nadie tiene una idea original. Los cafés, la mayoría de las veces funcionan como máquinas de chistes, siempre los mismos, o la pared musical encendida y todas las combinaciones coloreadas, pero sólo se trata de colores y de dibujo abstracto (...) ¿Cuándo empezó nuestra labor como fue implantada, dónde, de qué manera? En realidad es que no anduvimos muy bien hasta que la fotografía se implantó. Después las películas, a principios del siglo XX. Radio. Televisión. Las cosas empezaron a adquirir masa… Y, como tenían masa se hicieron más sencillos. En cierta época, los libros atraían a alguna gente, aquí, allí, por doquier. Podían permitirse ser diferentes. El mundo era ancho Pero, luego, el mundo se llenó de ojos, de codos y bocas. Población doble, triple, cuádruple. Films y Dios, revistas, libros; fueron adquiriendo un bajo nivel, una especie de vulgar uniformidad... Imagínalo. El hombre del siglo XIX con sus caballos, sus perros, sus coches, sus lentos desplazamientos Luego, en el siglo XX, acelera la cámara. Los más breves, condensaciones. Resúmenes. Todo se reduce a la anécdota, al final brusco… Los años de Universidad se acortan, la disciplina se relaja, la Filosofía, la Historia y el lenguaje se abandonan, el idioma y su pronunciación son gradualmente descuidados. Por último, casi completamente ignorado La vida es inmediata, el empleo cuenta, el placer domina todo después del trabajo... La vida se convierte en una gran carrera... Todo se hace aprisa, de cualquier modo…
"
Y para que sea más lapidario:
"
Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuánto maíz produjo [tal estado] el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos «hechos» que se sientan abrumados, pero totalmente al día en cuanto a información. Entonces, tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices, porque los hechos de esta naturaleza no cambian. [aquí difiero con Ray] No les des ninguna materia delicada como Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se encuentra la melancolía...
"
Melacólicamente, también extraigo: 
"¿Qué significa la palabra calidad? Para mí, significa textura... Calidad, textura de Información" 


jueves, 19 de septiembre de 2013

aleluyas hipnopédicas


Extraigamos un poco de la obra de Aldous: "Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre ésta…" y comenzando así, Huxley nos sigue explicado: "éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento tiende a esto: a lograr que la gente ame su inevitable destino social." Pero habrán dudas, y ante ello: "sé perfectamente que uno necesita situaciones ridículas y locas (…); no se puede escribir realmente bien acerca de nada más. ¿Por qué ese viejo escritor [Shakespeare] resulta un técnico en propaganda tan maravilloso? Porque tenía santísimas cosas locas, extremadas, acerca de las cuales excitarse. Uno debe poder sentirse herido y trastornado; de lo contrario, no puede pensar frases realmente buenas, penetrantes como los rayos X. Pero... ¿Y quién va a apasionarse por si un muchacho consigue a una chica o no la consigue?" De esta manera el condicionamiento tan bien descrito en Un mundo feliz, indica, dentro de la ficción pasada una realidad presente: "La felicidad real siempre aparece escuálida por comparación con las compensaciones que ofrece la desdicha. Y, naturalmente, la estabilidad no es, ni con mucho, tan espectacular como la inestabilidad. Y estar satisfecho de todo no posee el hechizo de una buena lucha contra la desventura, ni el pintoresquismo del combate contra la tentación o contra una pasión fatal o una duda. La felicidad nunca tiene grandeza..." Por lo tanto: "la civilización no tiene ninguna necesidad de nobleza ni de heroísmo. Ambas cosas son síntomas de ineficacia política. En una sociedad debidamente organizada como la nuestra, nadie tiene la menor oportunidad de comportarse noble y heroicamente. Las condiciones deben hacerse del todo inestables antes de que surja tal oportunidad. Donde hay guerras, donde hay una dualidad de lealtades, donde hay tentaciones que resistir, objetos de amor por los cuales luchar o que defender, allá, es evidente, la nobleza y el heroísmo tienen algún sentido. Pero actualmente no hay guerras. [en esto sí se equivocó el ilustre] Se toman todas las precauciones posibles para evitar que cualquiera pueda amar demasiado a otra persona." Entiendo que el autor fue un visionario, al igual que Orwell con 1984, ambas historias definen mucho de lo que vivimos pero, tengo la sensación de que la actualidad es un poco peor, porque no estamos muy al tanto; por el aburrimiento filosófico, o la falta de práctica en las teorías, quizás…

Hay cosas que molestosamente creo idealizar en algunos detalles de la obra; como la música sintética, hoy reggaetón. La mujer neumática, la mujer operada, el Soma: las drogas y el alcohol disponibles para ignorar potenciales y proyecciones. La historia: aburrida, por ende también ignorada. El condicionamiento a partir de las castas: las redes sociales, la eugenesia social...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Confío y Espero...


Los códigos de la sociedad tienden a configurarse en virtud de cómo se amanece. Algo de ello hay en El principio noventa diez pero, por qué lo digo, bueno, porque hoy me topé con una de esas frases positivas y alentadoras que dicen cosas como vive tu momento, aprovecha las oportunidades, y bueno, respecto a las oportunidades – que no se repiten, supuestamente – muy sabio es eso que me conseguí que dice que las mismas están ligadas a una persona, y que cuando usted busca una oportunidad es realmente a alguien a quien usted busca. Pero bueno, equis, eso no es lo que tengo en la mente, vuelvo con lo de las frases positivas. Encontré algo de información para complementar mi delirio: Fe, con una extensa familia léxica – lo cual es interesante, porque se hace más confuso, o abstracto – Fe, entre otras varias cosas, es confiar, y confiar es, bueno; confíen, lo dejo hasta ahí. La otra palabra: Esperanza, de esperar – más concreto – Fe y Esperanza, algo así como Esperar y Confiar (en mi lógica la espera antecede a la confianza, al revés, pues, no me suena mucho) Cuando leí aquello de que el mundo y sus oportunidades esperan por ti y, eso de vive tu momento – yo también lo he dicho, por cierto – vienen a mi mente Esperar y Confiar. Ahora bien; Principio noventa diez – otra vez – Un mensaje alentador puede ser ofensivo o molesto cuando la Fe y la Esperanza no acompañan a la mañana. Paradójicamente algo triste presta mejor consuelo, y aquí, en lo triste, la lógica en el orden antes expuesto se conmuta; aquí si es válido decir, Confío y Espero – Fe y Esperanza – a partir del hecho triste, a partir de la desdicha. La virtud es un infortunio Justine, y la crítica es, pues, un apodo para el anhelo. Saludos en letras…


domingo, 15 de septiembre de 2013

Fibonacci


Yo
siento
tristeza
cuando descubro
pasivamente personas
desesperanzándoseles los viejos tiempos

Pues
sienten
confusión
aunque recuerden
activamente momentos
inarrebatables o no ya que no están.

¡Quién
pudo
saberse
abandonado
lamentablemente así!
Haber olvidado por no poder recordar…

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cólico…


Por qué nos agradará, por qué lo seguiremos albergando. Las pequeñas molestias se suman y no se sanan. Los malestares cuando no se desplazan se reciclan y empezamos, una, dos y tantas veces; vasos que ya no se desbordan porque no se llenan y vacíos que se desconocen porque no se acaban. Luego pensamos y nos creemos tontos, pero no se trata de tonterías, el pesar chiquito no acongoja y por lo general, siempre suele haber un malestar presente por el cual hay que preocuparse, constantemente; y entonces la vida nos la descontamos a sorbos a gritos y jalones; así le protestamos al cuerpo para llegarle al alma. Rezamos a una deidad Moda que nos otorga nuevas infelicidades por las que hay dejar el fruto del trabajo (el propio y el de otros) Nos ocupamos persiguiéndonos; creyendo alcanzar círculos, el tiempo sigue su marcha y las pequeñas molestias crecen, pero ya no las reconocemos y entonces reclamamos estupideces. Se lamen los lemas y se importa la sapiencia; pensamos, para creer creyendo al argumento como una buena idea… Idealizamos, para decepcionarnos con los resultados, para hacernos adictos u obsesionados; obstinados quizás para discutir y apasionarnos en un problema que no conocemos bien pero lo vemos mal. Es posible que el amor se trate de eso, de dejar pasar pequeñas molestias, para luego no entendernos y así mejor excusarnos, como cuando vamos al baño: nos sentamos buscando luego sentirnos mejor…


viernes, 6 de septiembre de 2013

Just a Thought...


Hay, digamos; dos posturas en una pareja – para no caer en eso de que si el hombre es tal y la mujer es cual – una, cuyo fin básico estriba en medios complejos, y otra; cuyo fin complejo estriba en medios básicos… ¿Cómo? Bueno. Tomemos aquello que hace uno de los dos para tener sexo. Así es. En cuanto al otro; utiliza ese sexo para conseguir algo ulterior…

@OrlanSilva ;-)

viernes, 30 de agosto de 2013

Uno y unos...


Uno empieza a ver sabiduría en la locura cuando lees lo que piensas a través de escritos de otros. Así pues nos sumamos locos y nos volvemos sabios. Luego cambiamos los unos por el uno y en unidad nos constituimos: una voz, un clamor, una forma de percibir. Simultáneamente otros locos o alienados se agrupan también, ya que la diversidad en las ideas conduce a la competencia de ideales y  de esta forma todo lo ideo toma lugares entre las palabras, vehículo conductor de los pensamientos. Idiosincrasia, ideología; necesitamos idealizar y los locos se nos mezclan, se nos dividen y todo el mundo recuerda qué pasa cuando al uno se le quita: volvemos a los algunos que ahora son ceros, - o sinceros - pero con la idea de ser sabios, ya que ahora nos negamos la locura. Pasa el tiempo, se repite todo, casi siempre de la misma manera y por ende con locuras nuevas…

miércoles, 28 de agosto de 2013

Sandwiches de realidad En el Camino…

 
 
“Y la estrella de la tarde dedicará sus mejores destellos a la pradera justo antes de que sea totalmente de noche, esa noche que es una bendición para la tierra, que oscurece los ríos, se traga las cumbres y envuelve la orilla del final, y nadie, nadie sabe lo que le va a pasar a nadie excepto que todos seguirán desamparados y haciéndose viejos…”
Jack Kerouac


Arrastra sus pies desnudos
   saliendo de una caverna 
       bajo un árbol,
las cejas
       crecidas de tanto llorar
           y dolor de nariz ganchuda     
con harapientas y suaves vestiduras
         mostrando una magnífica barba,    
             manos infelices   
prietas contra su desnudo pecho—
         la humildad es estar abatido—
             la humildad es estar abatido—
se tambaleó cayendo entre los arbustos junto a un
                                           arroyo,
             todas las cosas inanimadas         
pero su inteligencia—
         se mantiene erguida allí
             aunque temblando:
Arhat
         que buscó el Cielo
              bajo una montaña de piedra,       
se sentó pensando
          hasta que se dio cuenta
               de que la tierra de la bendición existe
en la imaginación—
           viene el flash:
               espejo vacío—
qué doloroso nacer de nuevo
            con una magnífica barba,
                entrar de nuevo en el mundo
amarga ruina de un sabio:
            su único camino la tierra ante él.
                 Nosotros podemos ver su alma,
él no sabe nada
             como un dios:
                   estremecido

humilde desgraciado—   
              la humildad es el abatimiento
                    ante el Mundo absoluto.


Allen Ginsberg






“La humanidad se dará cuenta algún día que de hecho estamos en contacto con los muertos y con el otro mundo, sea el que sea; si utilizáramos del modo adecuado nuestros poderes mentales, podríamos predecir lo que va a suceder dentro de cien años y seríamos capaces de evitar todo tipo de catástrofes. Cuando un hombre muere se produce una mutación en su cerebro de la que no sabemos nada todavía pero que resultará clarísima alguna vez si los científicos dan en el clavo (…) porque el paso de vida a muerte y de muerte a vida era fantasmalmente fácil; una acción mágica sin valor, lo mismo que dormir y despertar millones de veces, con una profunda ignorancia totalmente casual. Comprendí que estas ondulaciones de nacimiento y muerte sólo tenían lugar debido a la estabilidad de la Mente intrínseca, igual que la acción del viento sobre la superficie pura, serena y como de un espejo del agua…”

Jack Kerouac


lunes, 26 de agosto de 2013

Madruguístico…


La locura cuando no se puede gritar, se escribe, y últimamente es recurrente documentar los pensares ya que es probable que asumamos que, si hoy en día las fotos son las que conversan, sean las letras entonces las conserven a los momentos. El viento no echa a volar las páginas de las computadoras… Entre la verdad y la mentira, la última es la más fácil de conjugar: yo miento y ellos mienten; quizás la balanza se justifica en el creer: tu mientes y yo te creo. La verdad hay que expresarla pero al creerla también puede ser mentira: habrá que confirmar lo que se conjuga y creer lo que expresa. Un verdadero instrumento para la sumisión cuando se usa desde la fuerza… Podemos dudar de nuestros códigos, por qué no. La verdad no es la que existe ya que hay que descubrirla, y la mentira, si se cree, entonces es una verdad, por lo tanto, lo que podemos hacer verdaderamente es mentir, porque cuando dudamos la verdad puede ser mentira y cuando creemos la mentira puede ser verdad… ¿Pero cuándo se duda, o cuándo se cree?, ya entramos al terreno de las posiciones, de las perspectivas o enfoques: ¿de dónde viene el argumento? O mejor aún: ¿de quién? El interlocutor es la respuesta, así que creeremos o dudaremos dependiendo quién es la persona que nos lo está diciendo… pero no siempre estaremos en el puesto del buen oyente, también seremos buenos hablantes sea que mintamos (o mentemos) así que por lo visto también dudaremos por este lado: ¿nos creen? Si es no, crearemos, y de ser sí, recrearemos…

Saludos sinceros que espero que me crean (y el espero es de expectativa)

lunes, 19 de agosto de 2013

Una imagen vale más que mil palabras (dicen por ahí)


Erraba cual pirata por los confines del ciberespacio buscándome algunas líneas que me dijeran algo sobre las personas que toman fotos a sí mismas, el porqué de las poses que ponen, la razón de sus gestos, la atención o descuido del fondo de la imagen, cuándo lo relevante es la persona, su rostro propiamente; incluso partes de su cuerpo. Conseguí que el nombre apropiado es el de autorretrato, como las pinturas, pero con novedades tecnológicas amateur. El título me llevó a un nombre; Amparo Lasén, y el nombre me llevó a un trabajo:

“A través de los autorretratos los cuerpos aparecen inscritos en las fotos (…) Favoreciendo por tanto la aparición de otras inscripciones en forma de textos o imágenes. El desarrollo y aprendizaje de la práctica, de la que forma parte la observación y valoración de otros autorretratos, contribuye a inscribir los cuerpos en el sentido de contribuir a darles forma y capacidades (…) las fotos pueden proporcionar un reflejo más amable que el del espejo.
Por otro lado las miradas ajenas pueden ser más amables que la propia, y aquellas cuya apariencia no se conforma a los cánones de la belleza mediática, pueden sorprenderse con los piropos ajenos o buscarlos para reconfortarse. De manera que estas formas de reconocimiento público constituyen en muchos casos, intentos por reconciliarse con el propio cuerpo y la propia apariencia a través de la mirada del otro. La exposición a la mirada de extraños nos hace descubrir en muchos casos el atractivo que podemos tener, fuera de los cánones y de nuestras expectativas…”

La necesidad de autorretratarse obedece a búsquedas de aceptación a través del contemplar ajeno. Nuestros ojos pueden ser muy crueles cuando miramos al espejo de frente; cosa que podría explicar algunos aspectos de nuestra inseguridad y también podría hacernos ver (y esto es lo que más me emociona de la lectura) cómo formamos ese “yo mismo” a partir del “tú” que viene de los terceros…

Una imagen vale más que mil palabras (dicen por ahí)