Qué
podemos respondernos, me pregunto. Deambulamos inconscientes en conciencias
ocupadas, hay que economizar argumentos. De lo que antes se ahondaba ahora se
orilla, pero ya va, sin ser orilleros pues no nos hace falta gritar: la procesión
va por dentro y por dentro la reflexión ya no se profesa… nos dan dos
versiones, dos versiones palíndromas y por eso seguimos igual, por estar en el
medio y desde el medio nos quedamos con algunas frases, las que más se repitan,
para luego adoptar ese nihilismo burgués que, con una muy en boga cara de
aburrimiento, aseverar que dichas frases no nos las creemos… y es que creer,
así como tal, no se estereotipa tan bien como lo escéptico, creer es más bien
religioso, y ahora a todos nos dio por ser agnósticos: algo nuevo para el
catálogo de respuestas: puro pop con música indie
de fondo, porque así nos logramos
elevar… entonces: qué podemos respondernos, me pregunto. Nada; nada que no
salga en el catálogo de respuestas. Consulte, consulte a ver qué le presta más
a usted; si la rebeldía pro-gobierno, si la disidencia pagada por padres
pudientes, si el curso foráneo porque aquí ya no hay vida, si la vida en otra
parte para añorar lo que acá se tenía, si beber en lugar de luchar, si luchar
por creer tener, quién sabe, si opinar por redes sociales desde la oficina, si
hablar del caos mientras se contempla alguna vitrina, si esperar el estallido
social viendo televisión, si estar en la calle para correr y fotografiarse, el
catálogo crece pero… de lo que antes se ahondaba ahora se orilla…
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