El suelo pisa la suela y la cuenta no acepta el
cuento. El marco no tiene la marca por la raya que dejó el rayo. No usan la
plata para el plato principal. El costo en la costa es tan vulnerable como
sacarle la talla al tallo entre tantos arbustos abandonados. Se comen la pasta
y luego trabajan el pasto, el puerto no alberga la puerta ni se usa la correa
para amarrar el correo. Se acabó la cera para pintarle el cero a los barcos, el
ramo ahora sin la rama y las arcas ya no se dejan bajo los arcos. Se comen las
pasas y se descuentan los pasos, se deshizo la barra por usar mal el barro. Comercian
las fundas para llevarlas a los fundos, no ponen cuidado con el filo; en la
fila hay mucho desorden. Muy tarde les dieron el plazo para terminar la plaza,
el fallo de la falla; les dicen. Bebieron el tinto y olvidaron la tinta para
identificar la punta con el punto característico. Ratas a ratos, otro tema de
muelles y bares y terrenos y barcos. La nada que visita en la noche y el nado
en el día con los muchachos. No interesaban los libros más que las libras, hay
que adaptarse a las mercancías; el medio de la media, muchos decían. La conducta
por el conducto en construcción, el cejo que ya no levanta la ceja. Otro día de
pueblo que dieron la sal y el sol a las orillas de las tierras…