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"El poeta lírico dibuja en sus poemas su
autorretrato; pero como ningún retrato es totalmente fiel, podemos decir —con
el mismo derecho— que retoca su cara con sus poesías...." Ya de por sí
encontrar esto en "la vida está en
otra parte" es algo bastante, digamos, revelador. Sí, también es un
simple fragmento pero, supongamos que la poesía lírica (esa que rima con ritmo
y todo) fuese una suerte de pose, de enfoque, de punto de vista, un punto de
vista que se quiere perpetuar frente a las miradas terceras... Entonces, qué somos,
lo que hacemos con lo que hicieron con nosotros, parafraseando a Sartre, claro,
también, pero incluso y más de estos tiempos, somos lo que queremos que vean en
nosotros, y más puntual: somos como nos hacemos ver frente otros... Los otros
opinan, y en sus opiniones nos definen para sí y para otros más... quién eres
tú... No soy Gisela César, sabes que no soy de las que se autorretrata. A ver,
Kundera no se quedó sólo ahí, y uniéndolo al autorretrato lo cito: “¿La retoca? Sí, la hace más expresiva,
porque sufre por la indeterminación de sus propios rasgos; se encuentra
borroso, inexpresivo, indefinido; desea la forma de sí mismo; desea que el
revelador fotográfico de los poemas dé a sus rasgos un perfil firme y
determinado… Y hace que sea más expresiva, porque vive una vida pobre en
acontecimientos. [Esto último es brutal…] En sus versos, el mundo materializado de sus sentimientos y sus sueños
tiene a menudo una configuración tormentosa y reemplaza el dramatismo de las
acciones nunca realizadas…” Hace unos días Amanda me dijo que ser es una
construcción permanente, y si le damos peso a eso que acabas decir, espera… cómo
es que fue, ah, ya: somos como nos hacemos ver frente otros… quizás sonaría más
acertado: somos como nos hacemos construir frente a otros, la construcción es
fundamental. Lo sé Iris, por eso estamos aquí, pero déjame terminarte la idea,
sigo: “Pero, para poder vestirse con su
retrato y penetrar en el mundo con él, es necesario que el retrato sea expuesto
y el poema publicado..." Un poco más adelante apunta: "El deseo obsesivo de admiración no es un
simple defecto que va unido al talento del poeta lírico (como ocurriría en el
caso de un matemático o un arquitecto) sino que forma parte de la esencia misma
del talento lírico, es algo que lo define directamente porque lírico es aquel
que muestra su autorretrato al mundo, llevado por el deseo de que su rostro,
pintado sobre la tela del verso, sea amado y endiosado..." Bueno, si
hemos de ser, hagámoslo, y ya deja el libro, que ahora, más que palabras,
quiero gestos…
Escribí unos cuantos pensares pensados a
través de diez personajes, lo llamé Per
se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto
completo está disponible en el siguiente enlace:
Si gustan, pueden acceder a él de forma
gratuita aquí:
Bienvenidos sus comentarios, desde ya es un honor…
se siente como un hueco en el estomago y hasta el día de hoy odio este dolor, voy a encontrar el terciopelo que cubra mis ojos de su presencia, voy a simular canciones que marquen las veces que has tocado en tiempos de otro lugar, voy a vestirme de gala y estaré lejos de tu amante sociedad viéndote, bajo la mesa sentirás que te acarician y es por ella que placen tus deseos, ahí se carcomen mis labios y se esfuma este aliento de vivir un día, un día más para saber eres feliz sin esta vida de mas.
ResponderBorrarBajo la mesa conversan los silencios carcomidos... todas las vidas hacen falta...
ResponderBorrartodas las vidas no hacen falta para una misma persona, pero si hay tanto en uno solo hay para todo ese amor que requiere cada uno de aquellos de más, entonces puedo entender que tiene un espíritu cuasi santo y entonces eres semidios o solo un héroe irreal que en la mesa aguarda a sus amores con silencios que carcomen .
ResponderBorrarSin héroes ni semidioses... En el Lobo Estepario Hesse nos vislumbra la posibilidad de todas las vidas (las que uno ha vivido hasta ahora, hasta ahora al menos con la conciencia que tenemos) dichas vidas pueden "esparramarse" por el suelo, y uno (y lo creo así) uno puede "recogerlas," asumiendo la consecuencia de que no quedarán iguales a cuando cayeron al suelo, pero que ninguna nos quede por fuera... No sé... ¿No crees?
ResponderBorrarSentí la necesidad de compartir por esta vía un par de momentos de tan extraordinario texto: El Lobo Estepario, de Hermann Hesse…
ResponderBorrarhttp://www.orlansilva.com/2012/03/instrucciones-para-la-reconstruccion-de.html
Saludos en letras