En
un intento un tanto fallido por darle sentido a algunas palabras, entiendo que
cuando nos dirigimos trazamos una ruta, una ruta que ha de tener un destino. Para el Teatro
alguna vez la omisión fue algo obsceno, pues lo que no se hacía sobre las
tablas se escondía en el pensamiento, en el pensamiento de cada uno de los
presentes en la obra, en cada uno de los espectadores… Quizás por eso ese silencio se reviste con una
caja negra. Eso es lo que ven los actores y ese su empeño por que así se
mantenga, hasta que se prendan las luces y llegue esa gloria que llaman aplauso
y que luego se bañen todos de ese frenesí cuando el público se ponga de pie.
Pero no siempre ocurre, como no siempre hay orgasmo en el sexo, como no siempre
hay goles en un partido de fútbol ni jonrones en uno de béisbol. Pero pasa, y
cuando pasa, es increíble, así dure un par de minutos, pero son ese par de
minutos por lo que la eternidad es relativa y el recuerdo absolutamente
inolvidable: volvamos al silencio y del teatro a la vida, lo que no se actúa,
porque se omite, se pasea por la obscenidad: el amor es obsceno por sincero; leí por ahí, o porque no se actúa,
supongo yo… entonces viene el aporte con el tiempo, lo callado o sincero que no
se pone sobre las tablas; sino que reposa en el pensamiento, ataca a la moral, moral
que resulta ser del teatro, y el teatro es arte y el arte es una forma de decir
la verdad, pero entonces la verdad es obscena porque no toma lugar en las
palabras sino en el silencio; y aquí es cuando nos confundimos y el tiempo
vuelve a aportar… Hoy en día, obsceno, en silencio o no, actuado o no, es
contrario a la moral. Una moral impuesta por convenciones en las que no
participamos pero que debemos porque sí
acatarla. Entonces, más o menos, según la región, tenemos todos un
concepto parecido sobre lo que podría ser un acto obsceno… Pasa algo afín con
la pornografía. Según su origen, tiene que ver con prostitución y comercio (aquí podríamos delirar juntos, comercio con prostitución
fuera del teatro, pues es obsceno, pero quien impulsa esto no lo ve así; cada
quien ve qué hace con su cuerpo, no me corresponde juzgarlo) Entonces:
cuando el comercio entra en lo obsceno caemos en lo pornográfico y sin meter a
la prostitución, porque la moral se nos tambalea y las costumbres se nos rebelan
(con b de rebelde, aquí no hay revelación
alguna): vemos el precio actual del dólar, lo que cuesta la mercancía que
en otros países es de segunda, el precio de lo que no producimos (y por qué no lo producimos) el discurso político,
las medidas económicas, las crónicas policiales y la salud pública entre otros;
otros muchos más... No sé para ustedes, pero para mi moral, esto está fuera de
escena, es decir, bastante obsceno… y pornográfico… y hay quienes les gusta esa
pornografía…
Blog dedicado a la redacción de escritos, en su mayoría originales. /Blog focused on original writings mostly
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lunes, 1 de junio de 2015
martes, 3 de marzo de 2015
Gente
…sabemos
que no interesamos cuando la emoción que reflejamos en el rostro; producto de
lo que estamos por compartir, produce una cierta molestia en quien queríamos como
parte de ese momento: de esa anécdota… eso nos lleva a varios puntos. En el
caso de este delirio; a dos: si lo vemos desde el emocionado que comparte, pero
con algo de empatía en el molesto que percibe; podemos decir que esa intención
al compartir no es más que una búsqueda en dónde poder descansar la soberbia,
es decir, quizás la alegría, o la tristeza; o lo que sea que el emocionado
expresa, no sea del todo verdadera, cosa que al molesto obviamente le molesta, y no ha de poderlo ocultar…
Ahora
bien, la soberbia juega en ambos sentidos; y en una sociedad donde el esfuerzo
sufre de cansancio, donde el mérito no se merece; la envidia tiene que regir: la
falta de empatía; que más que una patología es quizás una idiosincrasia: no creo porque creas, pero podría creer
cuando me convenga… el molesto, molesto está porque la emoción viene del
otro, y por supuesto; al oír a éste, en lo absoluto ha de sentirse parte… al
final no sabemos de qué lado se pone la soberbia, como tampoco sabemos dónde se
encuentra la empatía… es posible, a lo mejor, que cuando el esfuerzo se consiga
con el mérito la emoción no moleste y así ése compartir pueda empezar a
interesar…
jueves, 12 de febrero de 2015
pseudocrítico
Y
es que la historia de ti que tú no sabes se va paginando en los ojos de quienes
te han venido conociendo, con sus silencios, con la forma en que te miran y lo
sabes, lo sabes bien porque las palabras no se escuchan. Cuestionas el sentido
del oído, pero no, no es que no escuches, es que lo que callan cuando te hablan
habla más duro, sólo que no lo entiendes, pero sí lo sientes y tu rostro se
arruga, se recoge como las patas de la araña… luego te preguntan qué tienes y
no sabes qué responder. Eres tú ahora el que grita y que nadie escucha,
entonces dices cualquier estupidez; cualquier cosa, algo que acalle lo que te
gritabas hace poco, porque quizás alguien podría escucharte, porque algo tienes
e intuyes que deberías acallarlo. Te abstraes, te distraes, te aferras a un
falso positivo o a una miseria ajena, mejor, te aferras al pronunciamiento en
contra de las tendencias, de la moda; finalmente caes en su dominio y, como
todo el mundo, te la tiras de diferente sólo porque ese clamor ahogado de tu
ser ha de volcarse en alguna clase de indiferencia intelectual propia de un pseudocrítico. Pero te envicias, te lo
crees, y ahora tu creencia habla más duro que tu carencia… atrincheras ése
arquetipo… hasta que eres engullido en una especie de dilema, una parábola sin
fin y te vuelves visceral. Entonces, con unos zapatos de marca, o con un trago
muy trendy en la mano; te quejas de
los ignorantes que no ven lo que se supone que tu sí… ¡y pensar que sólo tenías
que desahogarte!
martes, 10 de febrero de 2015
Mainstream
Saludos,
muchachos. Hoy como cada mañana, he venido a dejarles mi selección de titulares
a propósito de las vicisitudes por las
que está pasando la nación. Un sinfín de muertos que suman puntos a las razones
por las cuales, durante el día, siempre me quejo; y es que cada día son más y
más: la inseguridad nos está matando, y no es una sensación (de hecho esto es
cierto, pero el delirio no trata de eso; simplemente, un tema de respeto para
aquellos dolientes que no ven sus muertos en números si no en nombres y
vivencias, y que de ahora en adelante, sus vidas ya no serán como solían ser…) Las
tablas comparativas nos dicen que este año y para esta fecha, ya se trata de casi
el doble de víctimas con respecto al año anterior. Y es que la administración
es pésima, pero espera, tenemos también estos amigos que la defienden, seguro
están ciegos. Según ellos eso es culpa de la incultura, del capitalismo voraz
que consume al pueblo en drogas, alcohol y consumo de necedades. Pero bueno, no
vamos a entrar en discusión con ellos, por más que sea, son nuestros amigos de
toda la vida. Ayer acompañé a unos activistas y pudimos captar al menos unas
diez fotos de gente haciendo cola para conseguir productos de la cesta básica.
Qué calamidad, sinceramente. Hay analistas que dicen que ya esa gente está
harta, que un día va a colapsar y ese día pues el gobierno temblará. La
semana pasada intentamos por horas hacer un consumo en divisas, esa migaja que
nos dan por ciudadano y, no pudimos; según leí: el gobierno no ha bajado los
recursos. Demasiada ineficiencia y desorden, no entiendo cómo hay gente que los
apoya… ah, sí: resentidos. Gente que disfruta ver que a otros les va mal…
Bueno, hoy es la rumbita esa de despedida de las chicas, ¿cierto? Bien. Allá nos
vemos. Hay que cuadrar algo chévere, miren que ya tenemos los carnavales
encima. Tenemos que ir comprando las cosas desde ahorita, qué y que van a
dictar ley seca. Nos llevamos las nominadas; las películas: sí, las conseguí
todas. Mi carro está dañado, pero yo resuelvo eso, tranquilos. Lleven musiquita
que después no quiero queja de que sólo pongo lo que a mi gusta… (No es ánimo
de estas líneas el despotricar de lo que podría considerarse: una conducta
convencional. No. En lo absoluto. El presente delirio tiene como finalidad, si
es que se logra, el mostrar que el día a día es la mezcla de vivencias
personales contadas en primera persona, y que los hechos que nos agrupan por la
vía de la afectación, difícilmente se ponen en perspectiva. Pero por qué, me
pregunto, y quizás también puedo responderme: porque tenemos un asunto con la
velocidad, velocidad ésta que nos lleva al tiempo…
El
hecho noticioso se nos desborda por todos los dispositivos electrónicos. La publicidad
también. En más de una oportunidad he escuchado eso de que: somos lo que
consumimos, y dentro del consumo, como fin de la economía, también se encuentra
lo que leemos. La lectura también funge de canal a la hora percibir. Entonces
nos vamos a la física: distancia es igual a velocidad sobre tiempo, y si como
leemos pensamos; afirmación también bastante discutida: pues por qué hemos de
criticarnos tanto. La distancia entre nuestros pensares y actuares se percibe,
tal vez, por una división entre la velocidad y el tiempo; factores éstos con
que renovamos ansiedades…)
Encontré
algo bien interesante al respecto: https://culturevi.wordpress.com/2011/08/10/the-mainstream-vs-underground-debate-why-youre-wrong/
Saludos
en letras
viernes, 6 de febrero de 2015
Fue o pudo haber sido
“Después de
todo, nuestra modernidad, inmersa como está en la tecnología aunque
irregularmente y dependiendo de dónde nos situemos en el mapa, es tan sólo el
último capítulo de una larga saga que realmente comenzó con la separación
gradual entre Io natural y Io divino a principios del Renacimiento. Es allí, en
la ruptura fundamental entre un mundo espiritual y otro material que hasta
entonces habían permanecido indisociables, que reside el origen de Io que en
Occidente se llama modernidad…” Bajo las líneas y subo cierta curiosidad, una
causa casual aparentemente: “Desde el punto de vista social, la construcción de
infraestructuras supone diferentes repercusiones, ya que modificando el espacio
que contiene las actividades económicas y las formas de vida, no sólo se afecta
a la morfología territorial, sino también, y profundamente, a la sociedad:
provoca o acelera la mutación de las estructuras y de las dinámicas de los
colectivos afectados. El proceso de transformación social está determinado por
el ritmo de la construcción y acusado por el hecho de tratarse de una intervención
planificada por instancias externas…” Más adelante encontré que tal transformación social, puede ser irreversible. Bien, he combinado dos lecturas; una causa casual
aparentemente: Las construcciones, o lo que queda de ellas, nos hablan. Nos
hablan con su edad, con su historia, y con su historia nos dicen lo que fueron
(o pudieron haber sido) y obviamente: ya no son, dejaron de serlo…
“El Estilo
Internacional conoció su momento entre principios de los años cuarenta y
finales de los sesenta, cayendo rápidamente después en el desuso y el olvido.
Estos últimos fueron lentos, pero seguros: a pesar de su lenguaje futurista, la
arquitectura modernista se fue marchitando poco a poco, cambiando su colorido
lustre por una erosión paulatina, versión urbana de esas ruinas que la jungla
va lentamente recubriendo hasta hacerlas desaparecer casi del todo. De igual
manera, esta arquitectura desapareció de vista, en parte porque sus propuestas
ideales no se ajustaban a la realidad habitacional para la que fuera construida
(el caso de los grandes bloques obreros, verdaderos enjambres aislados y
alienantes) entrando en conflicto directo con sus usuarios, prisioneros de un
racionalismo cuya integridad justificadamente vejaran; en parte porque la
visión que le diera nacimiento fue prontamente superada, quedando así sus
vástagos sometidos a la implacable competencia del tiempo y la moda. En suma,
si bien las construcciones modernistas permanecieron en pie, lo hicieron a
expensas de sí mismas: abiertamente abandonadas o simplemente ignoradas,
pasaron a conformar una capa más del espeso tejido urbano, convirtiéndose en
una especie de telón de fondo modernista frente al cual las ciudades
continuaron evolucionando y sus transeúntes paseándose ciegos e indiferentes…”
Deliramos: caminamos
por la ciudad y la ciudad nos muestra su evolución a través de sus ruinas, éstas
últimas, construcciones de progreso de un tiempo que ya pasó. La ciudad vibra y
nos transmite su sentir (quizás de ahí que tanta gente haya optado por la moda
ésta de desear Buena Vibra, pero ese
es otro tema) Captamos el mensaje y lo vivimos en idiosincrasia, en ideología;
y luego sufrimos de ansiedad. Y por la ansiedad nos quejamos, y cuando las
quejas son mudas ante los oídos de nuestros gobernantes, nos desesperamos, en
silencio, frente a un dispositivo electrónico, consumiendo moda para consumar
de algún modo el llenado de nuestros vacíos. Vacíos que pueden ser desgracias,
y esto me recuerda a una canción de U2 en donde Bono canta: “en mis sueños
ahogaba mis desgracias, pero mis desgracias aprendieron a nadar…” Una causa
casual aparentemente: la canción se llama hasta
el fin del mundo…
Citas: http://www.celesteolalquiaga.com/modernidad.htm
“Las Ruinas del Futuro”
https://itt.upc.edu/recerca-i-publicacions-es/laboratorios/lesec/impactos-sociales-y-territoriales-de-la-ingenieria-civil?set_language=es
Sobre el impacto social…
jueves, 5 de febrero de 2015
«pero podemos creer que sí…»
Me
gustó lo del espacio pensado. Eso de
que el intelecto ve, se nos hace
interesantemente borroso. Muchos puntos de vista, mucha miopía que ya los
lentes ideológicos no pueden controlar…
El
escrito que leía hablaba de los espacios: percibido,
concebido y vivido, pero era un tema un tanto mucho algo como para gente
más estudiosa y con más ganas de leer que de escribir, así sea que escriban mal;
como quien les sirve éstas líneas y les agradece de antemano la paciencia y el
decoro de poner sus ojos aquí. Dicho esto, prosigo: El ojo conoce, y cito: “es la principal vía por donde el intelecto
puede apreciar plena y magníficamente la obra de la naturaleza” (…) “La alianza
entre el ojo y el intelecto ha sido lo determinante entre nosotros, sin ignorar
la concomitancia subversiva de [la] hipótesis, de prácticas y de búsquedas que,
desde siempre, cuestionaron [esta suerte de] estructuración, aunque nunca
lograrán reemplazarla como tendencia hegemónica «pero podemos creer que sí…» que hubo de marcar todos los condicionamientos culturales del
espacio, desde las teorías más abstractas hasta las conductas cotidianas menos
trascendentes. Nuestra visión nos ha abierto un universo geométricamente
construido, y, a la inversa, la geometría ha ordenado nuestra visión y nuestro
espacio…”
A
propósito del espacio vivido extraigo que “El espacio habitado por el cuerpo
propio es un espacio geométrico, abstracto, pensado por la conciencia…” además
hay una frase interesante: “la perspectiva de la verosimilitud permanece
felizmente bañada por el recuerdo de las perspectivas imaginarias…” y partimos
al delirio: vivimos en una permanente dualidad que nos bifurca la percepción,
dado el concepto de espacio que nos hace pensar y concebir según lo que nos
dicen; por ende, condicionamos la vista
de nuestro intelecto, así como el conocimiento de nuestros ojos. Finalmente nos
volvemos pasionales con el criterio y, compramos al mejor postor, unos buenos
lentes que nos hagan ver el hábitat según la ideología de turno. «pero podemos creer que sí…»
martes, 3 de febrero de 2015
Miami Inc.
Nos
mandaron a desalojar, sí, justamente cuando estaba comentando lo del papel
higiénico y lo poético que era todo el asunto… no creo a estas alturas que
alguien dude de ésta orquesta: estamos en el gran crescendo… Lo poético, bien: el papel con el que nos
limpiamos, luego de hacer lo que todo el mundo hace; nos llega del mismo sitio
al que nos dijeron que no debíamos volver, ah, y si volvíamos, pues nos darían
menos recursos… Estamos en la calle,
suponiendo, oyendo lo que otro dice para hacer nuestra propia versión de la
historia: hay una amenaza, y una amenaza será un motivo, y un motivo servirá de
pretexto. La orquesta ha de prolongar su crescendo y; esta noche, quizás
mañana, volveremos a saber lo que ya sabíamos pero sin terminar de querer
saberlo. Cómo, bueno: todos escuchamos a algún experto diciendo, luego de lo
ocurrido, que se sabía que iba a ocurrir… regresan los resentimientos
investidos de causas nobles para lucha por la justicia, y justicia ahora es que
todos paguemos. Entonces la justicia tiene un precio. Pero no importa, porque
ahora el precio es justo; y he ahí otro poema: una ley que justifica un precio,
por cierto, para pagar el papel higiénico del que justamente estaba comentando
cuando nos mandaron a desalojar…
viernes, 30 de enero de 2015
¿Queríamos equivocarnos?
Es
curioso que para llegar a intuir, hayamos pasado por contemplar y por proteger,
al menos eso se dice de su origen, pero, la verdad; tiene mucho sentido. Si nos
ponemos a ver, la intuición no nos nace de cualquier cosa; suele haber un
sentimiento en el asunto, probablemente en algunos casos, se trate de
curiosidad, pero en general intuimos a propósito de alguien, o algo, de lo que
sentimentalmente no nos apartamos… Sí. Tal vez ese algo alguien alberga en
nosotros alguna suerte de atesoramiento, y de éste último la contemplación,
quién sabe. O quizás sea al revés y de tanto mirar y sentir, nos da por
proteger. ¿Proteger de qué? ¿De quién? De lo que nos dice en silencio esa
intuición… Ahora bien, por lo general los orígenes en las palabras nos relatan
sus sonidos y sus significados previos (a la gente le da por asignar nuevos
significados a palabras viejas, aunque estoy convencido que eso no es casual) y bueno, da la casualidad que sospechar,
también fue mirar, contemplar; entonces nos confundimos un poco: intuyo, luego
sospecho o, sospecho, luego intuyo. Deliremos: queremos proteger, protegernos,
quizás porque conocemos del posible daño, por lo general un daño perpetrado por
nosotros, o un trauma, porque alguna vez fuimos víctima, entonces intuimos,
sospechamos y corroboramos… y no nos equivocamos; ¿por qué? ¿Queríamos
equivocarnos? Creo que no, pero sin duda es curiosa esa forma de mirar y de
proteger…
lunes, 22 de diciembre de 2014
los golpes son un lenguaje interno
9
Por
qué hay mujeres que tienen a dos hombres. Por qué hay hombres que tienen a dos
mujeres, Bart. No sé, supongo que nos hemos vuelto desleales, te gustó el
artículo. Es interesante, pero por qué lo preguntas. Mira, se me ocurrió que si
fuera escritor, me gustaría empezar la historia partiendo de esa pregunta. Pero
deberías usar las dos, recuerda que no sabes quién podría leerte. Si pero
pienso que un escrito, como manifestación artística, es el intento de enviar un
mensaje a los ojos del mundo. Pero tú no escoges el mundo que te va a leer.
Cierto, recuerdo cuando tocaba batería, lo veía como un arte, pensaba que la
forma de tocarla revelaba mis sentires, la rabia que callo, la tristeza que
ahogo en el granadero, un golpe al platillo para resaltar más o menos como los
signos de exclamación… sin embargo, si escribiera un libro, prescindiera de
ellos. De los platillos. No Denise, de los signos de exclamación. Y para
preguntar cómo harías. Trataría de que fuera obvio, creo que a veces la
exaltación debería ponerla el lector. Y en la batería cómo es. La batería forma
el ritmo de la canción, es distinto, los golpes son un lenguaje interno como
los solos de guitarra, por lo general la gente sólo percibe el ritmo y la rima,
como en la poesía lírica pues… pero eso es si fuera escritor, ni siquiera
baterista soy ahora. Uno nunca deja de ser su pasión Bartolo, pero sí, desde
que te conozco no te oído hablar ni de platillos ni de lenguajes internos sin
signos de exclamación. Serías buena escritora, has dado a entender algo
interesante. Lo crees. Si, fíjate, el lenguaje interno no tiene signos de
exclamación, pero es por el silencio, porque el sentir fluye en el ser y el ser
no quiere verse expuesto. Bueno, digamos que tus artículos me dejan algo, y sí,
imaginemos que somos escritores… Mejor aún, imaginemos que somos los personajes
de una historia que se está escribiendo. Me gusta, digamos que estamos en el
medio, en un paréntesis en el que queremos hablar con el lector… Nos hemos
rebelado al orden en que nos pone el autor. Sí, nos hemos escapado un momento
de su historia, del tiempo en el que deberíamos estar para que la secuencia se
entienda. Exacto, esto una queja al escritor. Está bien, empiezo yo Bart,
empiezo con tu comienzo: usted que nos está leyendo, por qué cree que una mujer
tiene a dos hombres o un hombre dos mujeres; es de las persona que piensa que
el amor, como el arte, se ha visto banalizado por la moda, o es de esas
personas que tontamente piensan que lo que no me da uno me lo da el otro... Mi
turno Denise. Dale. Usted que nos lee, piensa que en la variedad está el gusto,
le pregunto; siente que dos cuerpos alimentan su ego y por ende le proporcionan
poder y, claro está, al acariciar ese poder siente más intensamente su placer…
conteste. Ese es el error Bart, no nos pueden contestar, pero si podemos
colocar varias respuestas… una vez me dejaste algo del amo y el esclavo de uno
de esos señores sabios que tú lees. Se llama Hegel. Si bueno, sigo: usted
quizás incurre en ese experimentar porque, digamos, quería que se le sometieran
a su voluntad y, como lo logró, entonces vino una molestia interna porque ya no
hay la lucha: ya no reconoce en su amante a su oponente, ya está por encima de
él y no es digno de nuevas batallas, entonces, debe asumir otros retos, alguien
nuevo, alguien que le acaricie la moral para que se eleve… pues no son los
dioses los que están más allá de la moral… usted internamente lo cree, como el
que consume drogas para emular sublevación, o como el cierra una calle y se autoproclama
luchador social, así, así precisamente, usted necesita seguir luchando y ahora,
contra la moral, se busca alguien que le hable sucio si le hablaban bonito, o
que le hablen bonito si le hablaban sucio… se busca a alguien con la facultad
de chantajearlo (a usted) para producir adrenalina constantemente, luego va a
donde su pareja, al hogar donde lo esperan, llega llena con la saliva de su
amante y dice: me voy a bañar, y en el baño se toca, se acuerda y se olvida, después
se pone su ropa de dormir y le pregunta a su pareja, ya en la cama: tú me
quieres… Denise, eso es sólo el lado del amo, recuerda que está el lado del
esclavo. Bart, el esclavo no es el que tiene dos amantes. Te equivocas Corazón,
hay gente cuya paz interior los eleva y si no se buscan a otra persona es
porque a lo mejor no la necesitan, y puede que una persona así también sea amo,
porque la grandeza no sólo yace en un cuerpo nuevo. Viéndolo así Bart, el
esclavo entonces podría ser el de los dos amantes. Cambiémosle la cosa a quien
nos lee mejor, lo anterior fue como un desahogo tuyo Denise, dejémosle al
lector mejor una reflexión: si ha de buscar grandeza, búsquese primero una pasión,
y si ya la tiene, haga de la misma un centro, así no tiene que ansiar ser amo y
con seguridad nunca se sentirá esclavo, recuerde, los signos de exclamación
están a la vista, pero el sentir fluye internamente en usted… Yo le agregaría
Bartolo: procure que su pasión no estribe en otro ser, porque ese otro ser
también tendrá sus pasiones y en dichas pasiones, puede que no esté usted…
Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
http://www.bubok.es/libros/234178/Per_Se
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:
https://docs.google.com/file/d/0BwcyukbxfDSZazZvLU55YklGQVE
Bienvenidos sus comentarios, desde ya es un honor…
viernes, 12 de diciembre de 2014
ahí se te cae la convivencia
13
Otra
vez solos y desnudos. Sí pero tenemos que vestirnos, Iris debe estar por venir.
Sabes Gisela, a veces me pregunto: en una ciudad como ésta donde todo es tan
caro y donde vive tanta gente, además de que los sueldos no alcanzan para una
total emancipación; cómo hará la gente para tirar, para hacer el amor, para
satisfacer las ansias de los cuerpos: cómo hacen. Tal vez como lo estamos
haciendo nosotros. Es distinto Corazón, nuestra atracción nació de la
convivencia y la convivencia nos dio la oportunidad. Tú crees eso. Bueno, más o
menos, mira; si fuese otro chamo el que viviera aquí, por ejemplo uno como
Henry; también te habría pasado con él. Y a lo mejor si yo no estuviera aquí
Fran, te habría pasado con Iris. O con Amanda Gisela, ese es el punto: la
convivencia otorga una oportunidad y la oportunidad es controlada por las
personas, entonces, cuando la oportunidad se produce en la convivencia, una tal
Gisela hace el amor con un tal Fran. Bello, pero te olvidas de algo: si no me
fueras atractivo, ni durmiendo en la misma cama habría tenido sexo contigo, ahí
se te cae la convivencia. No, ahí se me cae la oportunidad: ahí hablamos de que
no tengo chance, por eso las uno; en el Oriente el amor nace con la
convivencia, en el Occidente el amor nace con la oportunidad, aquí pues donde
todo se compra y mejor aun cuando viene de afuera, el amor nace con la
convivencia y la oportunidad. Y todo parece que te rima, no; es gracioso. Sí,
lo es, pero sigo con mi duda: supongamos que vas al Café donde solemos
reunirnos, pero esta vez vas sola, con unos apuntes del Dasein y en las hojas
aparece escrito bien grande, cosa de cualquiera que pase cerca de la mesa donde
te sentaste, pueda darse cuenta al menos del título de lo que estás leyendo,
ponte que pasa cierto tiempo, pasa una pareja, te ven, los ves, equis, nada,
pasa una muchacha y arruga la cara al echar una mirada a tus hojas, pasan dos
chamos, uno te pica el ojo, el otro lanza un beso al aire con sus dedos porque,
quizás se cree más tierno que el amigo, pero tú nada, tú sigues leyendo y
volteas de vez en cuando por el efecto de los ciento ochenta grados con los que
miramos, aja, bien, sigues ahí y, de repente, llega un chamo, buenmozo, y resulta
que el Café esta full, se te acerca, te pide permiso, tu accedes y él se
sienta, y resulta que no sólo estudia lo mismo que tú, sino que le encuentras
una magia singular en unir las palabras, tal como el hombre del Dasein… el
chamo te une de manera sublime al sexo con el ser y tú empiezas a excitarte, él
lo nota, pasa la mano por debajo de la mesa y tú te excitas aun más, supongamos
que todo eso ocurre, qué crees que harías, te irías al baño del sitio a
tirártelo, pagarías un hotelito cercano, o más bien te lo traerías para acá, a
ver, qué harías. Tienes razón Fran, te diría que me lo tiraría en el baño, pero
ya sabemos cómo es el baño del Café, así que esa no sería una posibilidad… por
otro lado el hotel es caro, y él tendría que tener dinero, ya sabemos que yo no
tengo, y aquí no me lo puedo traer porque, la llave y la casa, son compartidas…
Ahora entiendes mi punto, oportunidad y convivencia Gisela, pero sin duda
alguna, ambas, en ti, se unen de manera divina. No eres tan tonto Fran, eso nos
servirá para la Avidez de novedades. Iris sigue con eso por lo visto, que le
pregunte al Bartolo de Denise. No creo Fran, creo que a Iris no le gusta estar
ni medianamente cerca de ese personaje…
Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
http://www.bubok.es/libros/234178/Per_Se
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:
https://docs.google.com/file/d/0BwcyukbxfDSZazZvLU55YklGQVE
Bienvenidos sus comentarios, desde ya es un honor…
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