Palabra
interesante ésta: costumbre, que según algunas fuentes, viene de consuetudo, es
decir, del hábito, pero más interesante es incluso hacer de este presunto
hábito un verbo, una acción: acostumbrarse y, a eso vengo: nos hemos acostumbrado.
Nos hemos acostumbrado a que creer es como pensar y a que soportar es así como
una forma de aceptar… Escuchamos, o leemos, sea cual fuere el medio: percibimos
un hecho noticioso y pensamos (no, creemos) que eso se debe a cierto mal manejo
de algunos dirigentes, entonces nos topamos con el sobreprecio y lo soportamos
(lo aceptamos) por eso la queja termina siendo una especie de retórica, quizás
dialéctica, o parábola, o alguna palabrita que nos lleve a aceptar (aquí si,
aceptar) que lo difundido por los medios tiene su punto y por ende, esa debe
ser la verdad. Una verdad creada, no resultante, una verdad que debe ser creída
(si, de creer) pero entonces cuestionamos: si al final la vamos a creer, no
necesitaría ser una verdad, pero resulta ser un argumento suficiente, y
suficiente nos basta para ponernos a pensar, pero… si pensar es creer… bueno…
que nos difundan lo que sea… al final, de cuestionarnos, lo vamos a hacer los
unos a los otros, dialéctica pues, pero sin filosofar…
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