No
quiero copiarles la definición de estatus social, pero conseguí esto con lo que
me dieron ganas de escribir: “El estatus [social] suele ser adscrito en virtud del sexo, la
edad, las relaciones familiares y el origen, con lo cual el individuo queda
inserto en un grupo social específico, independientemente de su capacidad o sus
logros. Hay, por otra parte, un estatus adquirido, que se basa en el nivel
educacional, la ocupación, el estado civil y otros factores que suponen
esfuerzo personal. Los grupos de estatus difieren de las clases sociales porque
se basan en consideraciones relativas al honor y al prestigio y no a la
posición puramente económica. El estatus relativo es un factor determinante de
la conducta interpersonal y la competencia por el estatus parece ser una
motivación fundamental en los seres humanos…” y me quedo con lo último,
que, más que motivación, pareciera ser una necesidad, pero no simplemente, ni
solamente: con el tiempo, una necesidad no satisfecha puede engendrar
desesperación o frustración, dependiendo de lo que alberguen las personas como
logro o esfuerzo. Quizá nos sintamos frustrados, pero la desesperación nos
arropa primero (y así entramos en calor) por lo que el tema del estatus define,
mejor, nos define, en una búsqueda errante…
¿Es
la situación que vivimos lo que nos molesta tanto? Puede ser, pero molesta aun
más el hecho de que ese estatus se vea amenazado… ¿nos revelamos entonces?
Bueno, esto sugiere la gran pregunta: ¿a qué estamos dispuestos por ello (El
estatus)? Ajá, eso está bien pero… entendemos que por mucho convencionalismo
que nos dicten los medios y su publicidad, no llega igual a todos, así como
ninguno tiene porqué ajustarse al mismo precepto convencional… Hay unos cuantos
que disfrutan de la buena vibra, que consiguen sonrisas en eso de las cosas
sencillas… Encontré un filósofo (Byung-Chul Han) el cual dice, más o menos: que
tanta positividad nos ha condenado al agotamiento [y concateno un poco] Puede
que el estatus ya no sea algo bueno, y puede que el conformismo de no mejorarlo
sea aun peor… quienes nos gobiernan lo saben, y por saberlo nos controlan:
acaso creen que el embotellamiento y las “horas pico” son casualidades de
ciudad; creen que eso es un mero fruto demográfico. Acaso la inseguridad no es
también otra forma de control. No hablemos del horario de trabajo: todo el
mundo a la misma hora en cuatro paredes, detrás de un escritorio, quejándose de
su estatus…
Un
delirio más que les dejo.
Saludos
en letras…