Fue cuando nos miraste que
sentimos el ardor del miedo, ese temor de discutir sin argumentar. Fueron varios
los insultos que elevaban el placer de herirnos, como si el desprecio evocara
al deseo con ansias, como si la lástima sembrara semillas para copular. Gritaste,
como un orgasmo, y así lo escribiste en sus ojos, y así lo describieron tus
labios, te maldijo, y bien dicho. Fue bien mirar para el mal de ojo, para el
morbo en sorbos; y se inevitó el sexo sin caricias para invitar. Fuerte fuiste,
y fuimos; odiar un cuerpo que se macera en las aguas de la rabia, que brotan
del paladar ansioso. Fue así como nos besaste y te mordiste para sucumbir
mejor, para que te diera rabia convencerte, pues nunca a ambos aceptaste: mi tormento
se calma a gritos gratos. Sólo tú puedes porque te disgusta, así siempre te ha
gustado: un rato conmigo y un reto al halago: es así nuestro ego, contigo; y conmigo…
Blog dedicado a la redacción de escritos, en su mayoría originales. /Blog focused on original writings mostly
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domingo, 9 de diciembre de 2012
viernes, 1 de junio de 2012
Ergo epistolar…
Una carta aguanta a pesar de lluvia, a pesar de
la calma; una carta aguantaba letras y confesiones. – Habernos complacido a vernos sin placer. A ver, ¡Nos fue plácido! –
No estuvo en los pensares, la tinta se escurrió para dejar leer otros casos –
cosas que no escribí: nos las decíamos –
Mucho quiso quien no pudo y quien pudo no tuvo que querer. Condonados por
condenados; un deber que no se cumple con obediencia – Nos contentamos, sin
romper la carta – Las palabras deben vivir para quien las lea, la tinta se ha
de volver a secar…
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