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lunes, 23 de septiembre de 2013

Antibiótico antibioético…


Todavía nos lo preguntamos, hay demasiadas respuestas pero ninguna nos corresponde. Seguimos caminando, en silencio, para recordar; para cuando conversemos. Por qué la maldad; por la crisis en el alma, en la mente – suena Queen y Freddie dice: “lo quiero todo y lo quiero ahora…” – Pero esa no es la niñería que deberíamos conservar de adultos ¿cierto? Claro, acuérdate de tu esposa, sí; el problema está en los principios que no secundan, tal vez porque carecen de presencia, de solidez pues como me lo explicaba: no podemos lidiar con el fracaso, y si no tenemos principios hacemos mucho daño sencillamente… y nos hacemos verdugos, hasta el disfrute, como cualquier otro vicio que es reprochado. La maldad puede llegar a ser boleto de entrada en muchos corazones; mediador entre el cerebro y las manos, como en Metrópolis. Una persona no te olvida cuando la hieres y ahí nace esa basura grandeza. Fechorías significantes, con malos significados… se ajustan cuentas con ese fracaso, sin valores, para creernos valiosos, luego qué, ¿perdón? ¿Y de quién? Habrá que repasar un poco de bioética – irónicamente nueva y por lo tanto subjetiva – Seguimos caminando, buscamos asilo luego de haber dañado, como si fuéramos víctimas, y llega el día y nos trae algo para quejarnos, para poner en él la culpa, y luego repetimos todo cual ciclo que se retroalimenta y crece. Cambian los modos, los malos, entonces el mundo se vuelve injusto para el perdón y para ese quién… por algo se les llama principios, porque por ahí se empieza: ¡cómo hizo falta un buen hogar!

viernes, 27 de agosto de 2010

Sin vocales para consonantes…


Cuando los ojos no quieren cerrar, ni para dormir ni para soñar, se confunden: la razón y la pasión al momento de construir pensamientos que intenten conclusiones o argumentos; en este momento da lo mismo…


Intento el entendimiento a base de la cómoda consulta, pero el idioma de la Ñ no me deja muchos caminos. La palabra “malcriadez” suele referirse a los niños, a la forma incorrecta en que padres educan a sus hijos; al menos en eso concurren los conceptos. La persona “mimada” se relaciona con caprichosa, lo que no ayuda a la búsqueda que emprendo. Finalmente me paseo por el empírico saber de mi batalla de sentimientos; desencontrando frases y verbos.

Expresado esto, me dedico a reflexionar: sin vocales para consonantes…

En un mundo de dos, donde la simbiosis es creada por el sentir de las almas que intercambian sentidos a través de los cuerpos, la malcriadez: como recurso ante la sobriedad de la crítica y la discusión, puede resultar desestabilizador del amor construido; se necesitan nuevas palabras para su oportuna explicación, para que una tormenta impotencia no pueda vulnerar la fuerza del sentimiento que solemos asociar con el corazón.