Me contaba el día durante la noche,
me recordaba de lo parecido que fue al anterior.
Me contaba
como quien cuenta una película que ya vio.
Me relataba y me descontaba…
Se hizo costumbre omitir,
como las áreas verdes de las áreas grises;
como la falta de sol
por falta de ventanas…
Ahora relato horas,
más no relato tiempo.
Me gustaba cuando
me contaba en momentos.
Ahora
sólo recuerdo recuerdos…
Disfrutaba y acostumbraba
ponerle nombres a las sonrisas:
cuando las frases carecían de eco
y los criterios crecían.
Se disentía sonriendo,
se platicaba para entender de nuevo…
Ahora los números son palabras
y al pasado se le dejan los verbos…
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