La voluntad, como el honor, para venderse se venda y para comprarse se compara; como el orgullo, como la moral. Así se ofrecen y se ofertan los intercambios de cambio y no muy cambiarios. Hay que exhibir, hay que contraponer; la importancia tiende a importarse, así es más didáctico seguir seguidos. Así podemos llegar a ser poseedores y no propietarios del pertenecer…
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