martes, 30 de julio de 2013

Time goes by

 

Pedro Pérez siente un vacío: por la presencia de las dudas o por la ausencia de la respuesta deseada; una explicación que no lo llena, un desconsuelo quizás. ¿Qué sugerimos cuando complacemos? Pareciera no ser tan desinteresado después de todo. Bañado en el sudor propio de la fiebre, doble P decide ir a complacer a su pequeño Juan José comprándole, así, en medio de la lluvia, su regalo. Al llegar a casa, empapado y débil, Pedro hace la entrega – todo por ver esa sonrisa – y la sonrisa no se produjo, el no tan pequeño disfrutaba, más por obsesión que por deleite, del juego de video que acaparaba su atención. Es el silencio quien recibe al hombre del regalo, el cual, luego del saludo sin respuesta, se cambia y se procura una pastilla; se encierra en el cuarto, dudoso, no es la primera vez ni la primera persona con quien ocurre, entonces: ¿es dar la mejor forma de recibir? ¿Es cierto que el mundo cambia con tu ejemplo y no con tu opinión? Al parecer no con la Pedro. La reflexión es un desahogo y dentro de la mente del hombre es como un parque temático en temporada alta: los niños y jóvenes pensares se suben y se bajan de las atracciones, están los que se caen, los que son vigilados por los pensares más viejos, los que hacen la cola para volver a subir, los que descansan, ríen, lloran, gritan, juegan, hablan; se juntan y se separan. Todo ocurre en un tiempo relativo que se cuenta en miradas fijas pero errantes que cambian de dirección, con parpadeos  cada cierto minuto. Pedro vuelve en sí en algo parecido a un despertar, ahí nace el vacío; podría decirse que cerró el parque por hoy, por el momento en que duró el paseo, o la reflexión. Quiso hablar pero calló, quiso reclamar pero se contuvo, quiso llorar de impotencia pero lo pensó bastante más no suficiente – nunca se piensa lo suficiente – especialmente lleno del vacío que te dice (a él) que no puedes hacer lo que no has dicho y que el haberlo pensado es tarde, porque las ganas de actuar sucumben a las de decir y si no lo dijiste fue porque no lo hiciste y por eso te frenaste, un ciclo para callar y caer en cuenta del cansancio que produce bajar la mente al corazón y subir el sentir al cerebro, para nazcan las palabras, o las acciones…
 
Otra noche de silencio: el tiempo pasa…

viernes, 26 de julio de 2013

Schadenfreude…


Es probable que la serenidad perturbe cuando las alegrías entristecen y más cuando las penas se celebran. Célebre, célibe; pero por falta de compromiso con la solidaridad.
Difícil negarse los fresquitos para el sentir que produce el saber del infortunio ajeno. Es tan sabio aconsejar portando la media sonrisa de la indolencia y si sabe insolente pues mejor para el saber: no debiste, y por qué no…
Se presume que escuchar lleva implícita la compresión y quizás ahí estriba la diferencia con oír. Queremos ser oídos y entendidos, pero no nos escuchan, los entretenemos con nuestra voz y sus cómicos matices. Luego nos hacemos leyenda: mira es él, ella fue…
Los estudiosos lo llaman la otra cara de la envidia, pero de lo que no nos hablan es del arrebato de sabiduría que invade a este envidioso para venir a decir y luego a contar y así; exponencialmente, terminamos siendo enjuiciados…
Nos confundimos, empezamos a dudar qué pasó: será verdad lo que dice, lo dice porque me aprecia…
¡A qué precio!

martes, 16 de julio de 2013

Ése se…


Cinco días
sin todas sus horas,
pero con vastos pocos
momentos a solas.
Como reto
o como rito
callábamos a ratos.
Meras moras
y muros en palabras

para mirarnos de lejos,
sin lujos,
pues la distancia no estuvo
sino que estábamos ahí,
o allí;
aquí el haber no debe;
ha debido;
pero nos pagamos,
sin pegarnos,
las bocas en silencio
se fueron calmando,
empezaba a hacer frío
y
necesitábamos abrazarnos.

Luego te soñé y me vi despierto
esperando tu primera mirada,
me viste,
y sonreíste;
ya el discurso fue más de los labios,
de las lenguas,
y de muchas ganas de decir te amo,
con el cuerpo,
con el tacto,
el alivio vino y nos fuimos,
así fue:
regresamos.
Ya para entonces
los cariños fueron invitados;
podíamos decirnos al sentir
así como
sentirnos al decir,
pero no hizo falta seguir hablando,
estabas en mis brazos,
en mi pecho,
dispuestos a seguir callando,
complacidos
y con mucho por hacer…

martes, 2 de julio de 2013

No llegan los mensajes…


Hoy la noche está para no dormirla ni contemplarla, sino más bien para acompañarla con un café y algunas letras. Hoy la noche me arropa algunas tristezas. Las palabras a veces suelen desnudarse para que sean vistas con la verdad que albergan, las letras se ordenan para que las podamos suspirar. La palabra sin harapos fácilmente se ensucia, hay gestos que no gustan como también hay un par de pres para el jucio y la disposición. No llegan los mensajes, mucho menos con la química y la orgánica, y si piensan mal sabrán a qué me refiero. Al Logo le falta el Día, y es posible que sea ésa la razón de la noche, para plasmarse en lamentos que se leerán a sí mismos, para el resto quizás será una burla, hay nuevos sobrenombres por nacer. Un par de des que no proponen: ni a las generaciones ni al grado. No llegan los mensajes…