Hemos sido condecorados, nos han
decorado la dicha con fracasos. Creen que pueden herirnos porque pueden
ofendernos. ¡Qué manía la de legar
complejos! Agresivos no pueden con lo que albergan y prepotentes carecen de
potencia: ofrezcan ofensas, también son
ofrendas. Empeño el nuestro el aceptarlas; en sentir lo que se nos entrega.
Mucho gusta replicar y terminar cediendo a la oferta: siempre sedientos de terminar. Canciones y cansancios, por aquello
del dolor y de lo injusto: lo justo no es lo que se respira, por eso pocos
pagan y muchos se endeudan; toca aguantar
bocanadas. Otra mejilla; no, de
eso no se trata. Al cuerpo no se le expone a tanto, salvo sumarse caricias y
deseos de piel que nos salven; no,
esto es con el alma, con el alba; siempre es bueno amanecer…