Una carta aguanta a pesar de lluvia, a pesar de
la calma; una carta aguantaba letras y confesiones. – Habernos complacido a vernos sin placer. A ver, ¡Nos fue plácido! –
No estuvo en los pensares, la tinta se escurrió para dejar leer otros casos –
cosas que no escribí: nos las decíamos –
Mucho quiso quien no pudo y quien pudo no tuvo que querer. Condonados por
condenados; un deber que no se cumple con obediencia – Nos contentamos, sin
romper la carta – Las palabras deben vivir para quien las lea, la tinta se ha
de volver a secar…
Blog dedicado a la redacción de escritos, en su mayoría originales. /Blog focused on original writings mostly
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viernes, 1 de junio de 2012
miércoles, 30 de mayo de 2012
Suele olvidarse cómo aprender a usar este cuerpo…
Si tan solo pudiera cambiarte no sólo el arte
cambiaría, sino que nos haríamos al sernos y al vernos nos habríamos de
realizar. Así pensaba el alma sin templo y así predicaba el viento los momentos.
Quería saber del cosmos pero más supe del miedo. Quería pensar que podía
provocarte. Te saludé y me contestaste, esta vez no quise imaginarte; tú no
imaginas cuánto ha viajado tu nombre a ojos cerrados y corazón abierto: suele olvidarse
cómo aprender a usar este cuerpo. Puedo caminar y caminarme los sueños, al fin
y al cabo no llevan rostros los gestos. Siempre pensé que tú eras las voces,
pero también recordé lo tanto que pienso tus labios; cuánto lo imaginé, cuánto
quise sentir de tus besos, cuánto quise deseos en tu piel: suele olvidarse cómo
aprender a usar este cuerpo…
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viernes, 27 de abril de 2012
Testigo
Sin fe confesaban al haberse visto caídos:
corríamos y resbalamos por no saber frenar. Desconocidas las caras con tanto
espejo roto, mucho gesto sin rostro y mucho rastro que nada gustaba. La
molestia con el tiempo es indiferencia y así se empiezan a permitir
prohibiciones. El vendedor salía de soslayo por el portal del enrejado, para su
suerte, a medio cerrar. En un principio, la situación se agravaba, pero nadie
tenía qué gravar. Los insultos, que con el ruido se suman a un ruido mayor, usualmente,
no definieron reclamos. La sangre suele saber tomar su lugar para gritos y
silencios. Llovía, todos los sabían. Cuando el cielo viste gris la gente
debería vestir colorida; como aquella mujer de turquesa que llegó a aquel sitio
sepia. Caen el vendedor de espejos y la pareja de la moto, todos vestidos de
negro…
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