Nace la comedia de la pena cuando la vida se quiere llevadera: algo así dicen algunas letras de algunos letrados, algo así entendí al intentarlo. Se amuecan las circunstancias para seguir andando, se calla cuando no se escucha para no desgastar al maltrato. El peso en el contexto no aumenta apalabrados ni las acciones en los verbos a sujetos predicados. Se camina hacia el cansancio y el sudor, cuando agota puede calmarlo. Vamos a fluirnos el trato, no tenemos que jurarnos pactos. Se busca por creer encontrarse, porque lo perdido fue primero encontrado. El absurdo es abstracto y no menos cierto por no enseriarlo. Llueve, si; ha llovido y no por llanto. Podemos llevarnos…