martes, 26 de abril de 2011

Me gustó aquella vez



Me gustó aquella vez,
esa en la que pude procurarme la horizontalidad que un cuaderno necesita para servir de escenario a la tinta caída.
Ahí donde me confieso,
y donde la moral es la del deseo; del placer de la piel y sus matices, y del abanico que concede la caricia y toda su intensidad…


Me gustó aquella vez porque finalmente pudiste escapar del duro ejercicio del Sólo contemplar y porque pude verte sin verte.
Porque estabas justo ahí,
entre el infortunio de no tenerte y el delirio de siempre anhelarte…


Me gustó que aquella vez porque fui el único espejo para tu sonrisa,
y porque después de todo encontraste el roce del viento cada vez que te nombraba y suspiraba…


Me gustó escribirte;
me gustó imaginarte…

lunes, 25 de abril de 2011

Recordemos…



Yace una ventana hacia la individualidad de la ficción; un mundo del que nos sentimos creadores y de sus reglas legisladores. En un principio, cuando las obligaciones se concentran en cumplir el hábito de aprender para los demás; los momentos de escape se escogen, y la imaginación se pasea por toda una pista como esas exhibiciones de patinaje sobre hielo en juegos del Olimpo…

 El tiempo no detiene su curso, y con este el concurso de la evolución de las obligaciones. Nuestra ventana, que solíamos conseguirla en cualquier habitación; se va reduciendo al punto de quedar en un solo cuarto, en un solo recinto para escapes ahora programados…

Nos visita el ruido, siempre acompañado de nuevos preceptos disfrazados de necesidades y por ende de nuevas obligaciones. Ya la ventana tiene rejas y nosotros la llave para abrirla hacia el sueño y poder soñar solos…

Seguimos en el camino del calendario y ahora desde la ventana no siempre es de día; ahora el momento de soledad tiene que coincidir con las condiciones, por lo que a veces no se tiene la llave a la mano para traspasar los pensamientos presos del otro lado del enrejado…

Se suman los días y a las noches como voluntarios a una causa de moda, mientras nos procuramos catálogos interminables de cortinas y persianas. Así contamos amaneceres y de pronto se nos olvida que había una ventana, se nos olvida de pronto que los sueños no son sólo para los quehaceres del mañana; se nos olvidan de pronto las palabras que evocan al alma…

Recordemos…

Entre tanta realidad; yace una ventana…

sábado, 16 de abril de 2011

Será nuestro…



Solíamos leernos la vida en las líneas de las manos; solíamos acariciarnos con las huellas y sin supersticiones. Varias veces nos quedó la visita de los dedos a los labios y del sentimiento a la piel. Hubo días en que la sonrisa se escapaba del reflejo y de los llamados del pensamiento entre miradas…

Cuando la pasión camina, camina acompañada y el silencio del placer desespera por tomar lugar con el soplo del aliento…

Las mañanas del ayer se acompañan de caricias en despertares…

No sé si nos recordamos al pensar o nos pensamos al recordar, pero sé que me abrazo con el viento cuando te evoco y no te tengo. Supe en varias oportunidades que me pronunciabas y me citabas, supe que lo hacías cuando yacía solo en nuestra cama…

Hoy despierto con el saber que amanecemos. Hoy será mañana y mañana será nuestro…


miércoles, 6 de abril de 2011

Te escribo y me escribo con tu mirada


Saludos de antemano. 

No sé si nos hemos visto antes, no recuerdo haber visitado tus recuerdos. No estoy seguro de haber compartido tus deseos. Pero quizá debería decir nuestros deseos, en este momento no atisbo cuáles son los míos…


Soy un alma sin cuerpo, pues cada noche que te visito sueles expulsarme al despertar. Te escribo porque necesito un favor tuyo, una caridad de tu parte: me quieren robar los momentos. Tus conocidos buscan cambiar lo que has vivido con palabras intrusas que distorsionan mis presentes suspiros. Tú ya estás empezando a dudar qué nombres llevan mis suspiros. Por eso te escribo; te escribo y me escribo con tu mirada. Te hablo desde la voz que nos une cuando me paseo por tus líneas; cuando te leo, cuando me pronuncias…


Fuimos amantes, pero no lo sé porque te lo haya recordado, sino que brindé por ti aquella vez que sostenías la copa del olvido con la sonrisa del alcohol. Creo que tuvimos a la misma persona de amante, creo que sufriste cuando el amor hizo maletas y compró pasajes sin retorno a otra parte…


Ambos amamos en presente y amamos en pasado, ahora que te leo me doy cuenta que es mi despecho por lo que acariciaste su foto aquel día y recordabas nuestras canciones…

Caminábamos por la conciencia y despertabas sin esperanza. Ahí empecé a mentirte, ahí terminaste de creer y creernos…

Cambiaste tu vida, pero olvidé cambiar mis manías. La rutina no era la misma, pero yo quería llamarla rutina…

Te fuiste a otro lugar en mi cuerpo y yo me quedé entre cartas y textos. Me llamaste con el pensamiento, pero volviste a despertar…

Te buscaba entre rostros y me encontraba frente a tu espejo. Te hablaba con el silencio y tú despreciabas mi descontento…


Despertaste y yo seguía leyendo. ¿Dónde estamos? Este no parece tu cuerpo…

martes, 5 de abril de 2011

Vistas


Quien ve desde los cielos puede ver exclamaciones, tejados y edificaciones; puede ver las curvas en la rectitud de líneas que dirigen. Quien desde abajo ve, ve suelas y sus tantas pisadas; ve lamentos y silencios internos, llega a ver bases y desconocer alcances de quien mira a los cielos…

Algunos ven desde la vista, otros desde el sentimiento. Hay quienes ven desde la razón de la Fe y hay quienes ven con Fe en la razón…

Quien ve desde el ruido suele ver sólo muecas; quien ve desde el silencio se permite ver ideas…

Tú; cuando ves: ¿De dónde ves y de dónde crees que te ven?

lunes, 4 de abril de 2011

Pasos sin paso


Contaban los pasos que no cuentan con destinos, algunas aceras gustan conservar bajo sus baldosas: los estornudos del cielo que cambian de color con el clima y de salud con el trompo del mundo…


El calzado que todo lo evade y lo que no respeta lo pisa, desplaza preguntándose cómo esa batalla que suelen darse los pensamientos y los recuerdos pueden tomar lugar en un cuerpo tan frágil por dentro. Un cuerpo que ya no puede con las voces del reclamo que proclaman la rutina y sus costumbres siempre impuestas…


Son muchas las oraciones que se alojan en el entendimiento y que sólo cambian de voz y no de intención. Mientras tanto los zapatos pasan, pisan y se cuentan en pasos de preocupación…



domingo, 3 de abril de 2011

Nos recitamos, y nos citamos de nuevo…


Pretextándonos con palabras y gestos nuestros cuerpos recitan la canción del tacto: las estrofas de dedos y manos y los coros de caricias y labios…

Nos vemos en miradas y en la reciprocidad de la sonrisa errante; esa que regalamos al señor del sombrero y la niña y sus juegos. La misma que exhibimos al mundo y que sólo nosotros comprendemos…

Nos susurramos de lejos; como quien evoca pasados con vientos. Como quien saluda al alma al mirarse al espejo…

Nos citamos en el texto y en el trato. Nos pronunciamos cuando hablamos lento…

Nos despertamos, nos llamamos; nos recitamos, y nos citamos de nuevo…