martes, 31 de diciembre de 2013

Limpieza en pareja…


Quise recordar pero se me olvidaron algunos detalles. Generalmente lo mejor era lo peor, pero siempre los besos complacían y por eso nos amargábamos, porque el habla terminaba mudo y la protesta se vertía entre caricias ciegas que nos provocaban la vista, así es el buen tacto, perverso, excitante, de manera que la pelea se aplazaba, o más bien cambiaba de contexto, nos provocaba cansarnos y ya descansados pues, ¿de qué era que estábamos hablando? Nada, puro aire, sueño y bocanadas… luego venía el amanecer y las rutinas, y con ello, cierta melancolía, o rabia, no sé, a ti te gusta el conflicto y a mí la tristeza: una batalla épica, pero sin el bien ni el mal puesto que el dolor y la controversia se agarran de las manos, y cuando se enfrentan, hacen de los cuerpos un poema de vuelta y vueltas… Así nos vamos y venimos, entre el sollozo y el rechino de los dientes. Guiones aprendidos al derecho y al revés, para repetirlos a placer, pero sin obra, porque el desenlace es un nuevo comienzo… Se tachan los días y se acercan los compromisos, y los tenemos encima, pero no como nuestras pieles con almohadas, ahí sí que nos cumplimos… un día el argumento pudo más y…, y empezó el distanciamiento, la verdad se hizo quehacer para lo ya bastante irresponsables que nos volvimos, por eso seguimos sin regresar aún, sin tocarnos, y llenos de deudas, con el alma y con el resto, sí, restos también, pero somos cenizas ¿no? Todo es cuestión de volver arder, sin excusas, sin terceros, las nuevas pieles suman pero no consumen, no al menos como los detalles que quise olvidar pero ahora recuerdo, y generalmente – específicamente – lo peor era lo mejor: qué sea el beso la consigna, y si quieres, a las rutinas, les dejamos lo triste y lo molesto, al fin y al cabo, compromisos siempre va a haberlos…

sábado, 21 de diciembre de 2013

El hocico del cerdo…


Suelen las palabras describirnos a las personas, y bueno, al parecer, suelen los picos llevarnos a los rostros, por un tema etimológico… cosa de que, por las caras, nos vemos las muecas como si estuviéramos frente a un espejo, pero el espejo no es muy bueno para reflejar los pensamientos, la gente tampoco, pero hay un tema pedagógico aunque involuntario en el hecho…

Hay gente que está ahí y ese hecho nos lleva a asociar palabras como: disgusto, con esas personas, con sus rostros, con sus gestos y sus voces, y por así decirlo, sólo tienen que hablar y, cual hechizo; ¡bum! nos disgustamos… Un marido, una mujer casada. La frustración es un carrito chocón, tan ansiado a cierta edad, y en el parque de la vida, luego de pelearnos por el volante, nos quejamos de la situación. Entonces, la palabra toma forma de rostro, de gesto, nuevamente,  basta con ver al marido sonreír o proponer un brindis, para que el sabor amargo de una dudosa decisión, que en algún momento representó alegría, pues, se haga presente e invoque a la seriedad y a la tantas veces repetida auditoría de malos recuerdos. Y todo por qué; porque el rostro evoca, además, en este caso, la frustración se apersona… así vamos, poniéndole palabras a la gente; no todas son malas, claro está… la palabra goce, joy (como el inglés) se coloca en la mirada de algún amigo y sencillamente, él, o ella, sólo tienen que estar, simplemente estar, y nos agrada, nos sentimos bien, sonreímos de la nada (que es la forma más bella de sonreír) Pero no siempre es así, y lo malo, lo malo es que no podemos escoger en quién colocamos la palabra de agrado para que cuyo rostro nos brinde la alegría o la esperanza que necesitamos, por el contrario, quien más nos acompaña es quien lleva el peso del desagrado, como la mujer que le recuerda al hombre que ya no es niño, como la madre que le recuerda al hijo que no se ha emancipado, como el hermano que te recuerda que no eres feliz, como el amigo que te dice lo que no lograrás, todo con solo una voz, una simple mueca, con estar, con existir tan siquiera… y sí, es injusto, como todo lo humano… 

viernes, 6 de diciembre de 2013

Publicare y no publicaré...


Mira, cómo te explico, a ver; en algún momento se nos habló de igualdades a través de la creación de estereotipos y preceptos que fungen de modelos a seguir para encontrarnos así en esa constante búsqueda, a la que dedicamos vidas viudas de primeras ilusiones. Quizás el primer resbalón devino de la creencia en que las labores pueden clasificarse y por dicha labor el estatus, y probablemente a partir de ese delirio quisimos entender pues que los buenos empleos se situaban detrás de un escritorio, bajo un código de ropa; así todos acudimos en masa a comprar el estereotipo preconcebido en publicidad y que nos acerca a esa mimesis con la que decimos, que ésta marca y estos colores, no son para todo el mundo. Pero claro, existe el arte; como excusa o como camino, pero existe; entiendo que el arte es la contravención de esa demanda, podría decirse que es nuestro modo de resistir hasta que se convierte en mercancía y por ende, en otro estereotipo. En un mundo de igualdad no existirían las manifestaciones artísticas, o puede que sí, y sería otra forma de política, pero puede no tratarse de evolución y revoluciones, sino más bien de ciclos por cumplir y cumplidos. Puede que vivamos bajo ciclos de purificación. Juguemos al creo, tú escoges, primero como creación y luego como creencia, o quizás al revés, por qué no: yo creo para que tu creas y la costumbre ya es religión; tú crees para que yo cree y la costumbre se hace resistencia, pero de tanto creer y crear justo con todos sus viceversas, mi religión y tu resistencia, resultan ser una sola creación; y bueno, a los borregos cómo los llamamos: creativos, y eso es lo que te piden para sentarte detrás del escritorio; creatividad…

Este es un fragmento de mi más reciente cuento corto, pueden hacer clic en cualquier lugar del texto que acaban de leer para tener acceso al escrito completo. Como siempre, sus opiniones son bienvenidas y agradecidas... Saludos en letras...

lunes, 25 de noviembre de 2013

Nada…




Bajo las subidas y sobre las bajadas, ahí donde se encuentran las miradas perdidas, las que ganan un poquito de tiempo para pensar en grande; para pensar en soledad. La nada espera paseándose por los estereotipos, siempre lista para contravenir y llevarnos, a las miradas, al intercambio de frases agachadas que gritan con la moda y callan ante los pesares – o pensares, ¡quién sabe! – aquí el pensamiento pesa, pero no por lo que pudiera escupir en palabras, sino más bien por lo que acumula con los silencios. Se despiden las miradas, cada quien con la suya, y con el suyo, pues a veces no se está solo, y aquí yace lo confuso, pues nos acompañamos para distraernos pero buscando ese punto; al que se le apunta – y repito – para pensar en soledad… ¿qué tienes? Nada… – pero la nada es algo, alguien, algunas veces – Miramos los anuncios y escuchamos las charlas, nos ponemos como ansiosos, yo por presumir y tú por proceder. Vamos, a lo nuestro, que es de ninguno, pero entre carencias y sobrantes, aprendimos criticarnos, sí, a criticarnos, obviamente nos inspira más que los elogios, los últimos son buenos cuando vienen de los terceros, de esos terceros, los que se nombran pensando… y traemos a colación unos cuantos comentarios, una noticia; o una frase agachada, para sonreír y fingir que entendimos los que nos dijeron antes de empezar por nuestra cuenta y con dudas se anunció el comienzo, pero bueno, como todo, en el camino nos vamos arreglando…


lunes, 18 de noviembre de 2013

con empujones y sonrisas


Pongamos que nos encontramos perdidos en una ciudad, grande, con otro metro y otro idioma, con otro clima, y por supuesto; con un ritmo que sacude a los pensares y los desordena… toca hacer dos grupos: sueños y recuerdos, primeramente, ya que lo nuevo; por nuevo, ha de pasarse por algo así como el asombro y luego ver, entre tanto desorden, si finalmente se convierte en un recuerdo grato… pero, el tema está en este presente, y presenta un confuso pasado.
Es de asumir que la convicción forja al criterio y ese criterio nos otorga un punto vista para pronunciarnos ante las situaciones a las que nos exponemos, de ahí a que un viaje tenga varios cuentos con empujones y sonrisas. Así pateamos la calle, cruzo, pero craso; me pareció ver una cara de un caro pasado, pero no reciente, ni resentido tampoco.  Un nombre me da vueltas en la cabeza y aparecen abuelos copulando, de repente, todos están desnudos - ¡sueño! -, pero percibo un sabor amargo de infidelidad… bajé los escalones para el tren y no para la vida, en la vida se supone que subes; me hablan en mi idioma, pero no sé si es lo que escuché, sigo con el sabor amargo. Vuelvo a subir, regreso, hago unas llamadas y todo parece en orden en casa: vidrieras, vitrinas, todo etiquetado para la venta; afinco los ojos tratando de disparar la vista: mi corazón sin sangre al cincuenta por ciento de descuento, parpadeo, y lo que era es una pieza, como de adorno, y si te llevabas una podías llevarte otra por la mitad… huele bien, como a fritanga, pero provocativa, y provocativa fue aquella mirada, aquel mensaje – sí, ese – y todo cae como el aceite que lubrica los dedos y humedece las servilletas; todo antes que sonara la corneta, porque después volví en sí – y en no (seguir agrupando) – Convicción, se me olvidaba: “El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando…” Miguel de Unamuno.

domingo, 20 de octubre de 2013

Omiso…


"Sólo lo acepto para que no creas que has omitido algo…" En su proceso, Kafka me deja con una duda nueva que me encantó. El sólo hecho de invocarla me produce una emoción extraña, y es que al pretender persuadir - como acto digno o no de convencer - pareciera que lo hacemos porque creemos tener cierto permiso, y ¿qué nos lleva a pensar de esta forma? Dinero, no sabemos precio, poder, qué tanto, hay algo más; y es posible que se aloje fuera de la conciencia: suponemos que hemos realizado lo propio previamente, y ahí es donde me detengo: solemos creer que el mero acto de asomarnos ante el principio de una sucesión de hechos, nos otorga el poder de saltarnos a las estaciones y al tiempo, y sí, por qué no, irrespetar al desestimar a propósito de un proceso; tal cual un ramo de flores como disculpa por algo que hayamos hecho ¿eso se puede? pero, más allá de quien lo acepta: ¿estamos seguros de que no pasamos algo por alto? ... Claro, a la otra persona - que por supuesto no nos importa - pero queremos hacerle cosquillas a ese Yo que ha de alojarse en el otro, y cuya percepción (la de la otra persona, no la del yo) nos tiene sin cuidado... No somos buenos, he ahí la verdadera rebeldía...

"La mentira se eleva a fundamento del orden mundial..." y pues también, o tampoco: "No debes fiarte tanto de las opiniones. La escritura es invariable, y las opiniones, con frecuencia, sólo son expresión de la desesperación causada por [un] hecho..." Kafka confunde y convence…

domingo, 13 de octubre de 2013

El último vómito…


Fuiste tantas cosas a la vez, que me cuesta creer que hoy no seas nada…
No sé si es el autor, pero sé que el intérprete es Chayanne

Si tuviéramos que poner en letras los primeros tragos, diríamos algo así como que: de la boca de la botella emanaba, en forma de cascada, el vino que fue a descansar dentro de nuestras copas, esperando que su poca espuma se esfume, para luego acariciar nuestros labios con el primer brindis… así más o menos fue y así nuestro sentido del gusto tuvo el tacto, un tacto que nos humedecía, y cada uno en silencio aprovechó y evocó un beso de sexo, tu el mío y yo el tuyo, porque al pensar en el placer, lo pensamos desde que empieza… dijimos varias veces salud, algunas sonrisas se amargaron de palabras, de recuerdos que se debieron olvidar, seguimos; empezamos a aflorarnos como un bosque en la primavera, pero un momento: ¿qué tanto sabemos de estaciones por estos lados del Caribe? Quedémonos con las estaciones, pero del Metro – del servicio metropolitano de transporte subterráneo – en la mente corre un tren por los rieles de lo vivido, el cual lleva y trae palabras permanentemente pasajeras, como todo tren para, y las viajantes – sobretodo los verbos – se bajan en pequeños grupos que, por muy distintos, o distinta, en el caso de la palabra; coinciden: separar y superar, conversar y convencer, consentir y comenzar – y de repente, por qué no – pudor y podar (porque en la dermis se dan los sustantivos, como en los sentimientos) desprecio y despecho… y el tren choca a causa de ebriedad… el peso que pasa puso pugna en la pena; el lazo del celo luce suelo, por ende luce sucio, mi cielo… la razón burbujeaba; la cena volvió a la mesa… no así nos servimos de nuevo, a dos efectos; porque nos servimos otro trago y nos servimos del momento… Cité entre balbuceos: “La primera traición es irreparable. Produce una reacción en cadena de nuevas traiciones, cada una de las cuales nos distancia más y más del lugar de la traición original…” y luego cité: “Un drama vital siempre puede expresarse mediante una metáfora referida al peso. Decimos que sobre la persona cae el peso de los acontecimientos. La persona soporta esa carga o no la soporta, cae bajo su peso, gana o pierde...” – ¿y lo contrario de ese drama? Me pregunté – Pues el drama de la levedad; ése que no es una carga “sino la insoportable levedad del ser…”

Y sopesó… o como Fue, de Soda Stereo: “y eso pasó…”

domingo, 6 de octubre de 2013

por habernos sido...


Te acercabas a oscuras, para que el frío ardiera en respiraciones, medio cerrabas los labios y medio abrías los ojos; tu aliento acariciaba mi deseo. Mis manos torpes, pero decididas, fueron buscando atados: el placer ascendía, una prenda caía, luego ambos resbalamos y apartamos las almohadas, seguimos conversando con los besos… ya no eran mis manos, sino mis dedos, ya tu sabes que voy y de qué vengo, señalo, exploro, uno de unir gustos nuevos, al igual que tú, que tus manos, ese ir y venir de tus dedos y tus labios, empezó, y temblábamos, por la delicia, por todo este ritual de caricias… Nos movíamos; este, oeste, el norte era mutuo para cada sur de nosotros… Nos dimos la bienvenida, entra, entro, salgo, no tanto, fuerte, pero despacio, el frío se fue y nos quedamos, monosílabos, de costado, de frente, vino la corriente… nos hicimos por haber estado, por habernos sido; o hecho, ahora soy eres tú y estamos…

martes, 1 de octubre de 2013

Codes


“Hay quien no sabe lo que le interesa hasta que empieza a hablar de algo que le aburre…”
J.D. Salinger El guardián entre el centeno

Desde que me da por hacer de mis delirios escritos, he empezado a creer – y a convencerme – de que es placentero el hecho de contar algo con palabras en un texto. Estoy empezando El Péndulo de Foucault de Umberto Eco y me encuentro con que “el mundo de las letras y de sus vertiginosas e infinitas permutaciones es el mundo de la beatitud, la ciencia de la combinación es una música del pensamiento, pero fíjate, has de proceder lentamente, y con cautela, porque tu máquina [o tu cerebro] podría proporcionarte el delirio, no el éxtasis…” a mí lo que me proporciona es el nacimiento de la última a partir de la otra, por eso este blog ha venido llamándose como se llama. Antes de eso Eco dice: “La palabra debe comerse muy lentamente, puede disolverse y volver a combinarse sólo si se ha de derretir en la lengua, y hay que tener mucho cuidado de no babearla..., porque cuando se evapora una letra se rompe el hilo que iba a unirnos a [emanaciones] superiores...” Hablaba de Dios, pero me encantó el contexto. Luego, y ya para dejar al ilustre tranquilo, me deja con esto, y por eso dejé de leer para empezar a escribir: “si desplazas una consonante sin conocer su poder, una de tus extremidades podría cambiar de posición, o de naturaleza, y quedarías brutalmente contrahecho, por fuera, de por vida, y por dentro, para toda la eternidad…” Las palabras son una de las formas más populares de develar lo que se encuentra encriptado en cada silencio que nos produce la percepción cotidiana, sin embargo, las costumbres impuestas nos impulsan a decir lo que se piensa sin pensarlo muy bien; eso hace que se nos distraigan los porqués que se terminarán conformando con la compra de algo, exclusivo, que nos agrupe con otros confusos más, así terminaremos compartiendo la distracción y no el motivo que produjo el silencio original. Los sentires se entretienen mientras se aburren los pensares, lo que siempre está a punto de descubrirse ya nos lo explicaron y nos lo vendieron con las miles de maneras que hay para no estar solo ni en silencio; averigüemos un poco la confesión del otro que seguramente el otro estará averiguando la de nosotros… Quiero esto y quiero aquello, casualmente algo dentro del comercio, es impresionante cómo hemos de sentirnos extraordinarios siendo cada vez más convencionales… ¿Pero de dónde viene lo de ser único? De lo que alberga ese momento de silencio, ése, que se distorsiona con la letra errada y crea a las palabras inciertas…

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Estilo, destila...



Pongamos que uno comprende que todo es absurdo, entonces no puede ser tan absurdo porque uno es consciente de que es absurdo y la conciencia de ello es lo que le otorga sentido. ¿Me entienden? Es un pesimismo optimista…” Charles Bukowski, Pulp

Llama mi atención este fragmento de uno de los libros de Helena Blavatsky: El “Tiempo” es sólo una ilusión producida por la sucesión de nuestros estados de conciencia en nuestro viaje a través de la Duración Eterna, y no existe donde no existe conciencia en que pueda producirse la ilusión, sino que “yace dormido”. El Presente es solamente una línea matemática que separa la parte de la Duración Eterna que llamamos el Futuro, de la otra parte que llamamos el Pasado. Nada hay en la tierra que tenga verdadera duración, pues nada permanece sin cambio, o es lo mismo, durante la billonésima parte de un segundo; y la sensación que experimentamos de la realidad de la división del Tiempo que se conoce como Presente, nos viene de la impresión de la momentánea vislumbre, o vislumbres sucesivas, de las cosas que nuestros sentidos nos comunican, al pasar dichas cosas de la región de lo ideal, que denominamos el Futuro, a la región de los recuerdos a que damos el nombre de Pasado… y en la Música se sabe algo de esto pues el tiempo es controlado por la emoción y el sentimiento, un concierto, un estado de éxtasis en el que los presentes son invitados a sentirse más que a contarse a través de las notas que se han vertido en una canción para llegar así a cada alma que, sin saber, yace en una fusión sensorial que juega con los recuerdos y con los planes venideros, la música, a mi entender, hace relativo al tiempo. Extraño ¿no? Cuando la música es grabada, cuando proviene de un trabajo producido – con producción entendemos comercialización – el tiempo, y sus momentos; es distinto, controlado,  y es distinto porque se cuenta, entonces la noción del tiempo – si es que se le puede llamar así – estriba en el control de los momentos (vividos, vívidos, y por vivir) Pero eso se entendió hace mucho porque con el control vino el orden, y con el orden vinieron las etiquetas – a nosotros nos gusta más el término Estilo – que destilan parámetros para de esta forma establecernos en un grupo con semejanzas que no sabemos de dónde vienen pero nos sentimos tranquilos por cómo nos llevan. Nace un precio y, ¡qué bueno cuando podemos pagarlo! Justo, lo llamamos… La Música suele tener muchas más respuestas…
 

lunes, 23 de septiembre de 2013

Antibiótico antibioético…


Todavía nos lo preguntamos, hay demasiadas respuestas pero ninguna nos corresponde. Seguimos caminando, en silencio, para recordar; para cuando conversemos. Por qué la maldad; por la crisis en el alma, en la mente – suena Queen y Freddie dice: “lo quiero todo y lo quiero ahora…” – Pero esa no es la niñería que deberíamos conservar de adultos ¿cierto? Claro, acuérdate de tu esposa, sí; el problema está en los principios que no secundan, tal vez porque carecen de presencia, de solidez pues como me lo explicaba: no podemos lidiar con el fracaso, y si no tenemos principios hacemos mucho daño sencillamente… y nos hacemos verdugos, hasta el disfrute, como cualquier otro vicio que es reprochado. La maldad puede llegar a ser boleto de entrada en muchos corazones; mediador entre el cerebro y las manos, como en Metrópolis. Una persona no te olvida cuando la hieres y ahí nace esa basura grandeza. Fechorías significantes, con malos significados… se ajustan cuentas con ese fracaso, sin valores, para creernos valiosos, luego qué, ¿perdón? ¿Y de quién? Habrá que repasar un poco de bioética – irónicamente nueva y por lo tanto subjetiva – Seguimos caminando, buscamos asilo luego de haber dañado, como si fuéramos víctimas, y llega el día y nos trae algo para quejarnos, para poner en él la culpa, y luego repetimos todo cual ciclo que se retroalimenta y crece. Cambian los modos, los malos, entonces el mundo se vuelve injusto para el perdón y para ese quién… por algo se les llama principios, porque por ahí se empieza: ¡cómo hizo falta un buen hogar!

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Confío y Espero...


Los códigos de la sociedad tienden a configurarse en virtud de cómo se amanece. Algo de ello hay en El principio noventa diez pero, por qué lo digo, bueno, porque hoy me topé con una de esas frases positivas y alentadoras que dicen cosas como vive tu momento, aprovecha las oportunidades, y bueno, respecto a las oportunidades – que no se repiten, supuestamente – muy sabio es eso que me conseguí que dice que las mismas están ligadas a una persona, y que cuando usted busca una oportunidad es realmente a alguien a quien usted busca. Pero bueno, equis, eso no es lo que tengo en la mente, vuelvo con lo de las frases positivas. Encontré algo de información para complementar mi delirio: Fe, con una extensa familia léxica – lo cual es interesante, porque se hace más confuso, o abstracto – Fe, entre otras varias cosas, es confiar, y confiar es, bueno; confíen, lo dejo hasta ahí. La otra palabra: Esperanza, de esperar – más concreto – Fe y Esperanza, algo así como Esperar y Confiar (en mi lógica la espera antecede a la confianza, al revés, pues, no me suena mucho) Cuando leí aquello de que el mundo y sus oportunidades esperan por ti y, eso de vive tu momento – yo también lo he dicho, por cierto – vienen a mi mente Esperar y Confiar. Ahora bien; Principio noventa diez – otra vez – Un mensaje alentador puede ser ofensivo o molesto cuando la Fe y la Esperanza no acompañan a la mañana. Paradójicamente algo triste presta mejor consuelo, y aquí, en lo triste, la lógica en el orden antes expuesto se conmuta; aquí si es válido decir, Confío y Espero – Fe y Esperanza – a partir del hecho triste, a partir de la desdicha. La virtud es un infortunio Justine, y la crítica es, pues, un apodo para el anhelo. Saludos en letras…


domingo, 15 de septiembre de 2013

Fibonacci


Yo
siento
tristeza
cuando descubro
pasivamente personas
desesperanzándoseles los viejos tiempos

Pues
sienten
confusión
aunque recuerden
activamente momentos
inarrebatables o no ya que no están.

¡Quién
pudo
saberse
abandonado
lamentablemente así!
Haber olvidado por no poder recordar…

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cólico…


Por qué nos agradará, por qué lo seguiremos albergando. Las pequeñas molestias se suman y no se sanan. Los malestares cuando no se desplazan se reciclan y empezamos, una, dos y tantas veces; vasos que ya no se desbordan porque no se llenan y vacíos que se desconocen porque no se acaban. Luego pensamos y nos creemos tontos, pero no se trata de tonterías, el pesar chiquito no acongoja y por lo general, siempre suele haber un malestar presente por el cual hay que preocuparse, constantemente; y entonces la vida nos la descontamos a sorbos a gritos y jalones; así le protestamos al cuerpo para llegarle al alma. Rezamos a una deidad Moda que nos otorga nuevas infelicidades por las que hay dejar el fruto del trabajo (el propio y el de otros) Nos ocupamos persiguiéndonos; creyendo alcanzar círculos, el tiempo sigue su marcha y las pequeñas molestias crecen, pero ya no las reconocemos y entonces reclamamos estupideces. Se lamen los lemas y se importa la sapiencia; pensamos, para creer creyendo al argumento como una buena idea… Idealizamos, para decepcionarnos con los resultados, para hacernos adictos u obsesionados; obstinados quizás para discutir y apasionarnos en un problema que no conocemos bien pero lo vemos mal. Es posible que el amor se trate de eso, de dejar pasar pequeñas molestias, para luego no entendernos y así mejor excusarnos, como cuando vamos al baño: nos sentamos buscando luego sentirnos mejor…


viernes, 6 de septiembre de 2013

Just a Thought...


Hay, digamos; dos posturas en una pareja – para no caer en eso de que si el hombre es tal y la mujer es cual – una, cuyo fin básico estriba en medios complejos, y otra; cuyo fin complejo estriba en medios básicos… ¿Cómo? Bueno. Tomemos aquello que hace uno de los dos para tener sexo. Así es. En cuanto al otro; utiliza ese sexo para conseguir algo ulterior…

@OrlanSilva ;-)

viernes, 30 de agosto de 2013

Uno y unos...


Uno empieza a ver sabiduría en la locura cuando lees lo que piensas a través de escritos de otros. Así pues nos sumamos locos y nos volvemos sabios. Luego cambiamos los unos por el uno y en unidad nos constituimos: una voz, un clamor, una forma de percibir. Simultáneamente otros locos o alienados se agrupan también, ya que la diversidad en las ideas conduce a la competencia de ideales y  de esta forma todo lo ideo toma lugares entre las palabras, vehículo conductor de los pensamientos. Idiosincrasia, ideología; necesitamos idealizar y los locos se nos mezclan, se nos dividen y todo el mundo recuerda qué pasa cuando al uno se le quita: volvemos a los algunos que ahora son ceros, - o sinceros - pero con la idea de ser sabios, ya que ahora nos negamos la locura. Pasa el tiempo, se repite todo, casi siempre de la misma manera y por ende con locuras nuevas…

lunes, 26 de agosto de 2013

Madruguístico…


La locura cuando no se puede gritar, se escribe, y últimamente es recurrente documentar los pensares ya que es probable que asumamos que, si hoy en día las fotos son las que conversan, sean las letras entonces las conserven a los momentos. El viento no echa a volar las páginas de las computadoras… Entre la verdad y la mentira, la última es la más fácil de conjugar: yo miento y ellos mienten; quizás la balanza se justifica en el creer: tu mientes y yo te creo. La verdad hay que expresarla pero al creerla también puede ser mentira: habrá que confirmar lo que se conjuga y creer lo que expresa. Un verdadero instrumento para la sumisión cuando se usa desde la fuerza… Podemos dudar de nuestros códigos, por qué no. La verdad no es la que existe ya que hay que descubrirla, y la mentira, si se cree, entonces es una verdad, por lo tanto, lo que podemos hacer verdaderamente es mentir, porque cuando dudamos la verdad puede ser mentira y cuando creemos la mentira puede ser verdad… ¿Pero cuándo se duda, o cuándo se cree?, ya entramos al terreno de las posiciones, de las perspectivas o enfoques: ¿de dónde viene el argumento? O mejor aún: ¿de quién? El interlocutor es la respuesta, así que creeremos o dudaremos dependiendo quién es la persona que nos lo está diciendo… pero no siempre estaremos en el puesto del buen oyente, también seremos buenos hablantes sea que mintamos (o mentemos) así que por lo visto también dudaremos por este lado: ¿nos creen? Si es no, crearemos, y de ser sí, recrearemos…

Saludos sinceros que espero que me crean (y el espero es de expectativa)

lunes, 19 de agosto de 2013

Una imagen vale más que mil palabras (dicen por ahí)


Erraba cual pirata por los confines del ciberespacio buscándome algunas líneas que me dijeran algo sobre las personas que toman fotos a sí mismas, el porqué de las poses que ponen, la razón de sus gestos, la atención o descuido del fondo de la imagen, cuándo lo relevante es la persona, su rostro propiamente; incluso partes de su cuerpo. Conseguí que el nombre apropiado es el de autorretrato, como las pinturas, pero con novedades tecnológicas amateur. El título me llevó a un nombre; Amparo Lasén, y el nombre me llevó a un trabajo:

“A través de los autorretratos los cuerpos aparecen inscritos en las fotos (…) Favoreciendo por tanto la aparición de otras inscripciones en forma de textos o imágenes. El desarrollo y aprendizaje de la práctica, de la que forma parte la observación y valoración de otros autorretratos, contribuye a inscribir los cuerpos en el sentido de contribuir a darles forma y capacidades (…) las fotos pueden proporcionar un reflejo más amable que el del espejo.
Por otro lado las miradas ajenas pueden ser más amables que la propia, y aquellas cuya apariencia no se conforma a los cánones de la belleza mediática, pueden sorprenderse con los piropos ajenos o buscarlos para reconfortarse. De manera que estas formas de reconocimiento público constituyen en muchos casos, intentos por reconciliarse con el propio cuerpo y la propia apariencia a través de la mirada del otro. La exposición a la mirada de extraños nos hace descubrir en muchos casos el atractivo que podemos tener, fuera de los cánones y de nuestras expectativas…”

La necesidad de autorretratarse obedece a búsquedas de aceptación a través del contemplar ajeno. Nuestros ojos pueden ser muy crueles cuando miramos al espejo de frente; cosa que podría explicar algunos aspectos de nuestra inseguridad y también podría hacernos ver (y esto es lo que más me emociona de la lectura) cómo formamos ese “yo mismo” a partir del “tú” que viene de los terceros…

Una imagen vale más que mil palabras (dicen por ahí)

martes, 13 de agosto de 2013

Querer es poder para las ranking societies…


Se infiere, por razones del lenguaje más no de la costumbre, que una persona sin alma es un desalmado. El prefijo sugiere una extracción, y siendo así, la carencia es un estado resultado con lo que nace una duda: ¿quién nos la extrae? Pero se trata él, y sin embargo la pregunta pierde sentido con el género; el alma también carece, y así nos ausentamos recíprocamente a partir de un delirio impuesto, sentido, sugerido e invisiblemente aceptado. Buscamos la redención en las competencias, y ahí es donde entran las tablas y las carteleras, para figurar y saberse encima de quién estamos. Nos formamos y configuramos en el buen gusto partiendo del mal gasto; porque podemos querer, pero las ansías no abren las posibilidades, el engaño nace con la ilusión de procuradores…
 
Se da inicio a las perspectivas, para lo que vale y merece resaltar:

 
 
 

lunes, 5 de agosto de 2013

vestigios de una costumbre


El hecho de que una medida sea tomada no implica su internalización. Como acto de justicia, siempre para la sociedad, se eliminan los carteles en los que leíamos reservado el derecho de admisión. Esto da a entender un reconocimiento a la discriminación y por lo tanto una mejora: todos caben, pero hay un tema de espacio, sea aforo o capacidad, y ahí se nos presentan los vestigios de una costumbre: qué tan reservado es el derecho de admitir, qué tan admitido ha dejado de ser el derecho de reservar; cuál es el derecho que se reserva una admisión. Quién tenga cabida, que deje entrar, y quien tenga portales, pues que los abra; así entra la discreción nada discreta a la hora de elegir…
 
Dejar para sí puede evocar un atesoramiento haciendo del permiso un privilegio: esto lo he hecho sólo contigo, nunca antes me había pasado…  Insistir, hasta el punto de constreñir, trae consigo una atribución otorgada: Si pero, no pero; quizás pero… Y llegamos, a punta de silogismos, retruécanos o pleonasmos, a querer para sí, o a no querer porque preferimos: tú no lo decías así, así que no es lo mismo… Por ahí presumimos que el nacimiento de una excusa no es más que reservarse el derecho de admisión, pero en los que atesoran; los presumidos, la excusa podría fungir de propaganda, como para que el resto suponga un valor más alto hacia lo atesorado…

martes, 30 de julio de 2013

Time goes by

 

Pedro Pérez siente un vacío: por la presencia de las dudas o por la ausencia de la respuesta deseada; una explicación que no lo llena, un desconsuelo quizás. ¿Qué sugerimos cuando complacemos? Pareciera no ser tan desinteresado después de todo. Bañado en el sudor propio de la fiebre, doble P decide ir a complacer a su pequeño Juan José comprándole, así, en medio de la lluvia, su regalo. Al llegar a casa, empapado y débil, Pedro hace la entrega – todo por ver esa sonrisa – y la sonrisa no se produjo, el no tan pequeño disfrutaba, más por obsesión que por deleite, del juego de video que acaparaba su atención. Es el silencio quien recibe al hombre del regalo, el cual, luego del saludo sin respuesta, se cambia y se procura una pastilla; se encierra en el cuarto, dudoso, no es la primera vez ni la primera persona con quien ocurre, entonces: ¿es dar la mejor forma de recibir? ¿Es cierto que el mundo cambia con tu ejemplo y no con tu opinión? Al parecer no con la Pedro. La reflexión es un desahogo y dentro de la mente del hombre es como un parque temático en temporada alta: los niños y jóvenes pensares se suben y se bajan de las atracciones, están los que se caen, los que son vigilados por los pensares más viejos, los que hacen la cola para volver a subir, los que descansan, ríen, lloran, gritan, juegan, hablan; se juntan y se separan. Todo ocurre en un tiempo relativo que se cuenta en miradas fijas pero errantes que cambian de dirección, con parpadeos  cada cierto minuto. Pedro vuelve en sí en algo parecido a un despertar, ahí nace el vacío; podría decirse que cerró el parque por hoy, por el momento en que duró el paseo, o la reflexión. Quiso hablar pero calló, quiso reclamar pero se contuvo, quiso llorar de impotencia pero lo pensó bastante más no suficiente – nunca se piensa lo suficiente – especialmente lleno del vacío que te dice (a él) que no puedes hacer lo que no has dicho y que el haberlo pensado es tarde, porque las ganas de actuar sucumben a las de decir y si no lo dijiste fue porque no lo hiciste y por eso te frenaste, un ciclo para callar y caer en cuenta del cansancio que produce bajar la mente al corazón y subir el sentir al cerebro, para nazcan las palabras, o las acciones…
 
Otra noche de silencio: el tiempo pasa…

viernes, 26 de julio de 2013

Schadenfreude…


Es probable que la serenidad perturbe cuando las alegrías entristecen y más cuando las penas se celebran. Célebre, célibe; pero por falta de compromiso con la solidaridad.
Difícil negarse los fresquitos para el sentir que produce el saber del infortunio ajeno. Es tan sabio aconsejar portando la media sonrisa de la indolencia y si sabe insolente pues mejor para el saber: no debiste, y por qué no…
Se presume que escuchar lleva implícita la compresión y quizás ahí estriba la diferencia con oír. Queremos ser oídos y entendidos, pero no nos escuchan, los entretenemos con nuestra voz y sus cómicos matices. Luego nos hacemos leyenda: mira es él, ella fue…
Los estudiosos lo llaman la otra cara de la envidia, pero de lo que no nos hablan es del arrebato de sabiduría que invade a este envidioso para venir a decir y luego a contar y así; exponencialmente, terminamos siendo enjuiciados…
Nos confundimos, empezamos a dudar qué pasó: será verdad lo que dice, lo dice porque me aprecia…
¡A qué precio!

miércoles, 17 de julio de 2013

Tenemos suerte, orgullo y delirio...


En mi búsqueda errante y en mi empeño en delirar (más que en deliberar) se me agruparon unas cuantas palabras que por alguna razón han fluido en una idea con música; mientras escuchaba ese coro: we’re up all night to get lucky… pensaba en el orgullo, en sus distintas manifestaciones. Algo encontré por ahí interesante, algo para compartir y quizás por eso algunos desvelos: para tener suerte y para, absorbido en alguna modalidad de orgullo, develar una simple inseguridad…
Traigo a colación:
Conductas que definen un orgullo nocivo para la vida
Luego de tantos Sis, un No igualmente condicionado: cuando no eres ni estás seguro frente a un momento, sea con algo o con alguien. Un orgulloso a veces lo que quiere es no ser descubierto, no siempre se sabe qué hacer al no poder esconderse, la pretensión a rasgos genéricos es un motivo para darle gestos al rostro y ademanes al cuerpo. Ocultar algo nos sirve para exhibir un buen repertorio de ojitos…
Encontré un blog con otra postura: Admiro a la gente que sabe tragarse el orgullo teniendo una serenidad y templanza dignas de admiración… Aquí pues es el orgullo el escondido, entonces como que sí, como siempre vale la pena esconder algo…
Ocultamos mostrando y lo demostramos: en la voz que no dice y en las miradas que no ven; en la sonrisa que no se explica, en la rabia que no solemos contener…

martes, 16 de julio de 2013

Ése se…


Cinco días
sin todas sus horas,
pero con vastos pocos
momentos a solas.
Como reto
o como rito
callábamos a ratos.
Meras moras
y muros en palabras

para mirarnos de lejos,
sin lujos,
pues la distancia no estuvo
sino que estábamos ahí,
o allí;
aquí el haber no debe;
ha debido;
pero nos pagamos,
sin pegarnos,
las bocas en silencio
se fueron calmando,
empezaba a hacer frío
y
necesitábamos abrazarnos.

Luego te soñé y me vi despierto
esperando tu primera mirada,
me viste,
y sonreíste;
ya el discurso fue más de los labios,
de las lenguas,
y de muchas ganas de decir te amo,
con el cuerpo,
con el tacto,
el alivio vino y nos fuimos,
así fue:
regresamos.
Ya para entonces
los cariños fueron invitados;
podíamos decirnos al sentir
así como
sentirnos al decir,
pero no hizo falta seguir hablando,
estabas en mis brazos,
en mi pecho,
dispuestos a seguir callando,
complacidos
y con mucho por hacer…

lunes, 15 de julio de 2013

Vale y merece



La expresión se aloja en la conciencia más por su costumbre que por las palabras que alberga. ¿Cuánto vale una pena nuestra y qué tanto más es el valor de la del vecino? Lo que nos preocupa, o nos entristece, sin duda puede ser un buen chiste en otra mente. A todos nos gusta quejarnos. Reclamar clamor reciclado. Reusable para volver a abusar y sin rehusarse (la “h” no es tan muda después de todo) Ay puede ser dolor y su existencia otra ache, casualmente los dolores en inglés terminan así: con ache, pero no vienen al caso; no son ni los mismos mudos ni los mismos modos; moda sí, tal vez bro (o brother) Sentimos que no vale la pena y en España se estila decir que la misma no es merecida. El idioma se pasea entre el mérito y el valor del infortunio… ahí quería llegar: ¿es el esfuerzo un problema? Al final ése es el mensaje de las letras, más no de la costumbre. Puede ser que cuando algo vale o merece la pena es porque nuestro esfuerzo está justificado… pero podemos seguirnos cuestionando, la pena no ha sido tarifada lo suficientemente bien como para que entendamos el alcance del esfuerzo. Quizás por eso nos quejamos, reusamos (sin “h”) y reclamamos. Todo en una buena crítica y si es despectiva mejor…

jueves, 11 de julio de 2013

El placer está en la virtud…


Cita Elías Pino Iturrieta:
¿Qué es, dónde está el placer,
cómo acaba y dónde empieza?
Un avaro: en la riqueza;
un joven: en la mujer;
un soldado: está en la guerra.
(…)
El placer está en la virtud…
Más adelante, pero no exactamente; él cita y yo acomodo:
El frenesí de no haber sido privilegiados (…) el cambiar los bienes ajenos por los males propios…
La crítica es apodo del anhelo y proporciona placer sin duda, más cuando se sabe que molesta, y molesta porque llega, y llega porque es una media verdad, la cual; alberga su mentira y se termina creyendo. 

Entonces quizás sea esa cuota de mentira, dentro de una verdad, la que molesta vestida de crítica y la que llega a la percepción del receptor: toda una ensalada para contestar, para maquillar el rostro de cólera y para crear pensamientos que nacen entre silencios. Contestar (replicar) viene condicionado por la ausencia de razonamiento. Creemos lo que necesitamos para que sigan cómodos nuestros complejos. 

Un complejo en regocijo es también una forma de placer…

martes, 2 de julio de 2013

No llegan los mensajes…


Hoy la noche está para no dormirla ni contemplarla, sino más bien para acompañarla con un café y algunas letras. Hoy la noche me arropa algunas tristezas. Las palabras a veces suelen desnudarse para que sean vistas con la verdad que albergan, las letras se ordenan para que las podamos suspirar. La palabra sin harapos fácilmente se ensucia, hay gestos que no gustan como también hay un par de pres para el jucio y la disposición. No llegan los mensajes, mucho menos con la química y la orgánica, y si piensan mal sabrán a qué me refiero. Al Logo le falta el Día, y es posible que sea ésa la razón de la noche, para plasmarse en lamentos que se leerán a sí mismos, para el resto quizás será una burla, hay nuevos sobrenombres por nacer. Un par de des que no proponen: ni a las generaciones ni al grado. No llegan los mensajes…

jueves, 27 de junio de 2013

La caja de empatía…


Ciertamente los internautas sueñan con sentimientos  eléctricos. La vida en la red, aunque sugerida, nos la vivimos en ilusiones reales nacidas de expectativas virtuales. Virtuosos todos entonces para posar y retocarnos. Rachael Rosen o Pris Stratton se sabían androides, pero igual querían sentir y creían sentir; como el hombre bicentenario, o como el niño de Inteligencia Artificial.
Según noticias recientes, volveremos a los jeroglíficos, pues escribir lo que se siente ya no es lo que viene. Pronto los dibujos serán las letras y de alguna forma ya eso se ha ido colando por las ventanas sociales y las portadas de los perfiles; quizás en La Portada: la real y virtual caja de empatía. Philip Dick lo profesó por el sesenta y ocho y el dos mil trece ya lo hizo cotidiano. En el libro son los recuerdos los sembrados para hacer a los nuevos modelos mucho más humanos; hoy son los olvidos los que se depositan en nuestras mentes y así entendemos mejor: olvidando. El cuerpo pide, a través de impulsos eléctricos, el acto de presencia en los eventos sociales, pero siempre supeditado a los designios de la caja de empatía. Salud por la abstracción, una fotico para sellar el momento, para que quede el registro en la bitácora del vivir.
Siempre suelo encontrar en estas fábulas cibernéticas algo de romanticismo, por lo general se idealiza un poco a la media naranja (o media chupeta de ajo en ocasiones) en el androide. Desde el punto de vista masculino hay una buena representación de eso en el Anime (o Manga Japonés) Saber J to X, un tiempo en el que las mujeres humanas no existen (curiosamente los estudios apuntan a que es el hombre el que se habrá de extinguir) y esto evoca muchas situaciones, como el caso de Christian Grey para las mujeres (que tampoco existe) pero ambos nos idealizamos a partir de esto, y esto; es la fusión: recuerdolvido. Para ser más androides, más caricaturescos o maravillosamente narrados; probablemente más de muchas otras cosas: pero menos humanos. Para El Principito tan solo es una flor, pero única, como su hogar B612…

martes, 25 de junio de 2013

Singulares…


No somos rivales ni somos adversarios. Buscamos diferencias sabiendo que lo distinto siempre suele estar claro. Si yo miento y tú no, si como Los Beatles: “You say goodbye and I say hello.” Eso no nos pone en contienda, para discutir necesitamos semejanzas y es esa la magia del mundo, todo se nos presenta a medias. Por medio saber medio debatimos, buscando quién sabe menos para entre los menos sumar y seguiremos a medias. El saber es al sentir pero la permuta suele ser la respuesta. He ahí un dilema: siento porque no sé y no sé porque siento; cuando la razón encuentra excusa el planteamiento es renovado: siento pero no sé y no sé pero siento. Los peros y los porqués no ahondan y sí ahogan. Nadar es la diferencia, y para ésta metáfora, tanto como para el océano, en lo distinto está el acuerdo, así que empecemos a nadar. Ni adversarios ni rivales: sólo somos…

sábado, 22 de junio de 2013

Kuboa


¡Qué no inventarán nuestros sentimientos cuando nos aprieta el hambre!
Hambre, hombre: hembra…

Hamsum atribuye su Kuboa a la falta de comida y ya la ciencia se ha encargado de explicar varios porquéres. Contrario a ello el exceso de satisfacción en la ingesta termina por producir sueño. En un punto intermedio se podría ubicar al conformismo, dejándole las ganas de dormir al cansancio y uno que otro fármaco al vacío, algo in commercium quizás que le haga un truco al entendimiento. La opinión como vicio no escapa de ello, especialmente la salada en crítica. Hora del almuerzo y muchas tripas han dejado de cantar. Hora del burro: del descanso, hora de echar chistes y de hacerle unas cuantas burlas a la pena. Volvemos a opinar. Una reunión toma lugar para que todos repitan sus quejas – memorizadas – justo antes de celebrar. Luego nacen algunas dudas pero bastardas de argumentos. Sufrir se ha vendido bien y la gente indignada ya puede anunciarse con antelación. Temporada de ofertas y qué problema con el control cambiario. Un piso de vidrio nos regala un reflejo con transparencia, así podemos sentir el abismo sin caernos, algo parecido ocurre con las paredes de cristal. La inconformidad ha arrasado, ya que la hemos adquirido sin esfuerzos y sin el hambre necesaria. Llamamos mediocre a quien se rehúsa, pues no concebimos la farra sin poner unas cuantas quejas. Kuboa carece de significado y sentido, es una palabra que inventa el personaje de Hambre producto de sus recurrentes alucinaciones: había llegado a la completa locura del hombre, estaba vacío y no sufría (…) me puse a profundizar en el significado de mi nueva palabra. Nadie le obligaba a significar esto o aquello…

Curiosamente. Kuboa es un proyecto también que se basa en un contenedor de ideas que irá recolectando propuestas en su comunidad. Bien por ellos…

martes, 11 de junio de 2013

Picaresco


Bien el entorno ha engrandecido a ciertos géneros literarios. Leía por aquí y por allá en mi empírica búsqueda del saber cotidiano, y lo exclamo: ¡qué más da! El día a día ha hecho pasados presentes de afuera hacia adentro para que así lo representemos al revés.  Llega a mi lectura alguna información de  La Picaresca y se me hace interesante entonces resaltar, quizás porque ya he saltado, o porque a lo mejor es que estoy volviendo a saltar. La sociedad hace del pícaro un héroe moderno, fruto por su puesto de la posmodernidad. Esto sugiere pues que el ideal de la sonrisa devenga en hacerle frente al caos urbano, pero no combatiéndolo, más bien formando parte de él. Para casi todo hay un trámite y quien no espera lo paga, sin embargo el creerse vivo (pícaro) lo lleva a pedir rebaja. Hay – como diría Sábato – tarifas para pagar la cuota de dignidad dando limosna. Sonreímos. En La Guerra de Las Galaxias los Jedi simbolizan a los Caballeros del Romance, pero con un toque Samurai y aparte diplomático, eran vírgenes pues no conocían el amor, salvo y ahora sí; por supuesto, el caso de quien se convertiría en Darth Vader. En mi galáctica rutina los mundos coexisten en el mismo planeta, es más, en la misma ciudad, y bueno, los Caballeros de la Orden de por aquí preservan al entorno así tal cual como está, como seguirá estando, hasta que llegue un Neo para ésta Matrix. Por ahora los garantes celebran sus victorias enseñando sus marcas de guerra y relatando sus épicas batallas; más de una vez me ha llegado alguna fotografía de una botella del algún licor, o de un rayón por conducir ebrio al corcel de cuatro ruedas, o de dos, para ponerlo a dos patas. Cambiando los canales del televisor vi un comercial donde la princesa, una especie de caperucita, prefería más bien al lobo feroz. El lobo en el comercial debe ser un pícaro sin duda. Así pues, la literatura – Star Wars también la hay en libros (que nunca leí, claro) – ha venido contando lo que hoy pasaría, y así pues (otra vez) está pasando pero sin terminar de pasar, como el Reggaeton, todo un cántico para enarbolar las nuevas batallas por venir.  Alguien muy especial me dijo que era un resentido (conversábamos algo por el estilo) y sí, tal vez lo sentí nuevamente cuando me lo dijo. Pero la pretensión de esto no yace en mi yo con ellos, si no en lo curioso por lo profético. Sonreí pero ella aún seguía seria (sería). Creo que me hace falta alistarme para alguna de estas guerras venideras. Creo que en la resignación está la respuesta…

miércoles, 5 de junio de 2013

¡Rock on with the news!


¿Es el hecho noticioso una suerte de manifestación artística? Cuando el arte se convirtió en negocio – para algunos, y son pocos – el anuncio y la antesala engordan las expectativas y dan lugar a una rimbombancia hasta cierto punto justificada. No es pretensión de este delirio cuestionar si el velo se hace veto en lo que respecta a la pura intención del artista, o de quien exhibe la obra de arte. El punto es que estamos acostumbrados al fragmento seductor que nos mueve a apreciar, con la mayoría de los sentidos posibles, el producto. Y tanto es así, que hay veces en que el tráiler resulta mejor que la película, en que la publicidad resulta mejor que la función – tengo una experiencia muy personal al respecto, y admito que fui víctima, pero no viene al caso – ahora bien, la pregunta. Últimamente han habido noticias cuyo anuncio es precedido por alguna frase promocional: “prepárense, mañana revelaremos el gran secreto.” Entonces pienso – y lo escribo también – ¿será posible que el fenómeno de la posmodernidad nos haya absorbido de tal manera que hasta las noticias necesitan antesala para que les prestemos atención ulterior? Es interesante engordarle las expectativas a una población conectada casi de forma única en su forma de pensar y discernir… Luego vendrán las críticas, horas y horas y páginas y páginas: el monotema, tal como cuando un grupo de amigos sale del cine, o de un concierto…

miércoles, 22 de mayo de 2013

Oblivion…


Dice Luis Britto García que “no importa entonces que el recuerdo opere por la vía atroz de la herida. La única rebelión posible contra la marcha triunfal de la muerte, es ese otro amor que es la memoria. Quizá toda pasión, y toda obra, no son más que sus cicatrices.” Por otro lado Mario Benedetti entre personajes escribe “la muerte está dentro de la vida. Pero la podemos mandar de vacaciones ¿no? Trabaja tanto que bien se las merece.” En Scenes from a Memory de Dream Theater el Terapeuta le dice a Nicholas que recuerde que la muerte no es el fin, sino sólo una transición. Podemos decir entonces que es transitorio el camino que acumula cicatrices para que con ellas el recuerdo se cuente en vivencias y en pasiones pasadas, por las cuales el presente, aunque muerte, lo hayamos mandado de vacaciones y nos hallamos, - sí, de hallar, de encontrarnos; - en la permanente rutina que empareja los días para que no dejen de parecer los mismos y para que en la memoria se albergue sólo lo distinto. Oscar Wilde como Lord Henry le dice a Dorian “el pecado que hemos cometido una vez, y con amargura, lo repetiremos muchas veces, y con alegría.” ¿No será el olvido entonces la redención? Porque bien es sabido que lo malos momentos al ser pasado dan peso al presente que al contarse se sonríe, así como los tristes, que al pensarlos se aprende. El silencio a veces es muestra de experiencia más no por eso es muestra de comprensión. Entonces podemos pensar; si nos sonreímos puede ser por lo aprendido, pero más por lo no comprendido aún. Cosa que es una facultad por lo selectiva, distinta a la rabia, que se inclina a lo acumulativo y cuyo perdón también ha de sentarse (y sentirse) en el olvido. Dijo Borges: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.”