Nos sentamos para conversar y versando no lo
dijiste sino que hablando lo insinuaste; se expresaron tus labios, mirabas
mientras yo veía. Imaginaba, imaginabas. Hice un lienzo de tu cuerpo, hice un
pincel de mis labios, empezaba y comenzaba, comenzabas y empezabas; me
acariciabas; me dejaste el traje apropiado, sabía qué querías conocer y qué
querías dejarle al misterio. El silencio hablaba y el roce celebraba; vamos a
tomarnos de la circunstancia. Había fuerza, pero era suave, había nervios pero
no se aseguraban. Fuimos del Ser y del Estar, del instante; del contexto.
Seguimos conversando, yo versaba en mi ficción y tu palabreabas la realidad. Si Usted quiere puede dar un precio. Yo
quiero el aprecio que no puedes dar. Me
llama cuando tenga una mejor propuesta. En llamas tengo el alma puesta. Hasta luego. Luego hasta que alguna vez…