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jueves, 2 de agosto de 2012

¡Ni qué ocho cuartos!



No vale un centavo una pregunta de cincuenta mil lochas cuando se le desestima con ocho cuartos. Ocho cuartos dijiste sin el dos que dejaste: así vale lo valorado. Barato que abunda pero a cada quien le toca caro; costoso quizás por pagarlo sin cumplirlo, no obstante; lo buscamos. Lo encontramos en respuestas falsas, ciertamente, ya abunda la incertidumbre en venta; nadie hace la pregunta nueva por creerse antigua y obsoleta: nos hemos visto vastos de repetidoras y repetideras. Ayer te hallé y Ay porque no hay: hubo sin haber. Pasó; y eso que antes no pasaba: pesaba tanto y el tinto nos manchaba, no, no te marchaste, y no por querer quedarte; sino para poder quererte y nuevamente te quejaste…

¡Qué reencuentro ni qué ocho cuartos!