En el mundo donde todos caben, también caben las almas en pena, esas que suelen darle frio al sudor y calor a la noche; las mismas que van por muros e inodoros buscando sentimientos abandonados. Abandonados por quienes los han bebido, los han disparado, los han vomitado, comido, defecado; o por quienes los han llevado a los accidentes que producen muertes y por consiguiente, almas en pena nuevas…
El suelo que todo lo soporta, anda en tiempos de borrachera y dolores de sentimientos propios y ajenos. Es obligado a beber de ese vino tan desagradable que emana de los cuerpos que ya no van a vivir. Es obligado a tantos fuegos, y a los humos que no nacen del placer de la paz…
En estos tiempos; las almas en pena y el suelo de todos, buscan desesperadamente la forma de comunicarse con los vivos que piensan, esos que se dice que saben; ya que no se han renovado las supersticiones y hay mucha ciencia que todo lo quiere explicar…