Mostrando las entradas con la etiqueta infelicidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta infelicidad. Mostrar todas las entradas

miércoles, 13 de junio de 2012

Miseria música y misericordia…




Misericordiosa con la crítica y con lo justo para criticar. Pocos son felices sin la miseria ajena, ya que agenda a las excusas para no tener que mentir. Bueno cuando hay peores; es mejor. La tranquilidad inquieta y por eso se estimula al vicio de compararse y de opinar sin saber. Bien por asumir mal a ese mar que argumenta, y que como las olas, espuma deja. Miseria misericordiosa, miseria musical, por pocos otros no serías, no estarías; no hace falta lo malo peor…



domingo, 8 de enero de 2012

Delirio no feliz…


Es más fácil conformarse con la infelicidad tranquila: que perdura al acallar aguantando; que esa búsqueda rebelde por un momento de felicidad efímera. Para ser feliz siempre emergerán nuevos problemas; de eso se trata, de lo contrario no sería rentable tanta ilusión por conseguir un instante y creerse pleno de felicidad. Nada cuesta una sonrisa sincera cuando ya se ha pagado por creerse alegre. El Valor no vale mucho tanto ni tantas veces como La Necesidad. Tenemos a los libros y a la música, al sexo, a algunos hábitos como placer y de vez en cuando podemos procurarnos el calor de los abrazos. Aprendimos a conformarnos cuando vimos que el cansancio podía más que las ganas y cuando el intento era más forzoso que la resignación. Cuando se lucha, se lucha por deseos creados desde terceros e impuestos por una presencia que todavía no sabemos describir. Tal vez la infelicidad no existe, tal vez sea el apodo de algún estado natural y permanente para las personas que no pueden pagar el lujo de la inconformidad…