Se repasa con la vista la sensación del recuerdo, ese que se percibe desde el otro lado de la ventana empañada; ahí donde las sombras se confunden con los gestos, donde las ramas de un árbol pueden ser brazos a la espera de un abrazo; o donde un pequeño perro pudiera ser gato. Es un momento justo para portar el aroma de una bebida caliente en entre el gusto y la mano, donde una lágrima se nos cae de la mirada, o una sonrisa se nos escapa de los labios…
Saludos en letras...