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lunes, 17 de febrero de 2014

“Porque su aspecto verdadero es precisamente su aspecto oculto…”




Introspectivo, o más bien “¿Cómo les explico que necesito odiarlo?

Hay gente que afirma amar a la humanidad, otros responden acertadamente que sólo se puede amar en singular, es decir a personas concretas; yo estoy de acuerdo con eso y añado que lo que vale para el amor vale también para el odio. El hombre, ese ser ansioso de equilibrio, compensa el peso del mal que cae sobre sus hombros sobre el peso de su odio. Pero intenten orientar el odio hacia la mera abstracción de los principios, hacia la injusticia, el fanatismo, la crueldad, o si han llegado a la conclusión de que lo odiable es el propio principio de la humanidad, ¡traten de odiar a la humanidad! Este tipo de odio es demasiado sobrehumano y por eso el hombre para aliviar su furia (consciente de la limitación de sus fuerzas), termina por orientarlo siempre hacia un individuo…” sin importar cuán cercano sea y aunque quizás pueda ser circunstancial… claro, desde la perspectiva del sujeto. Pero antes de esto, Kundera también toma la perspectiva del objeto, o de quien es objeto a partir de la imagen que los demás se hacen del mismo (de uno, en este caso)

 Comencé a comprender que no habría fuerza capaz de modificar esa imagen de mi persona que está depositada en algún sitio de la más alta cámara de decisiones sobre los destinos humanos; comprendí que aquella imagen (aunque no se parezca a mí) es mucho más real que yo mismo; que no es ella la mía sino yo su sombra; que no es ella a quien se puede acusar de no parecérseme, sino que esa desemejanza es culpa mía; y que esa desemejanza es mi cruz, que no se la puedo endilgar a nadie y que debo cargar con ella…” A partir de su delirio, y del mío, se explican ciertos silencios: 

…tengo dentro de mí un sistema de seguridad contra la vergüenza que funciona muy bien y me impide abrirme demasiado ante la gente, manifestar mis sentimientos delante de los demás; y leer versos no sólo me da la impresión de estar hablando de mis sentimientos, sino que además es como si al mismo tiempo estuviese haciendo equilibrios sobre una sola pierna; esa falta de naturalidad implícita en el mismo principio del ritmo y la rima, me llenaría de confusión si me entregase a ella sin estar solo…


Fragmentos de La Broma, de Milan Kundera

jueves, 14 de febrero de 2013

Gritos versos para hablar en silencio...




Un momento se desborda en la desesperación de la calma. Una pregunta nace, sin morirse en su respuesta; no se convence al perder cada batalla que se libra en un silencio escéptico: hablamos para eludirnos y distraernos en los deberes de la noche, durante cada día; como siempre. Casi nunca nos reponemos de tanto posponernos. La pausa en constante movimiento: aquí, allá. Conversemos. Hoy es ahora, hora de responder; pregunta tú primero, yo quiero callar después…




Todo hombre tiene derecho a dudar de su tarea y a abandonarla de vez en cuando; lo único que no puede hacer es olvidarla.
Paulo Coelho

jueves, 27 de septiembre de 2012

Entonces por qué me mira. Porque tú también has de callar…


La manía de buscar peores, para bien hacer justo a lo malo, suele formarnos conformes. Una bella persona se dice cuando se le ha de ver fea por fuera. Obviamente no refleja su belleza interior. Así dicen y así nos justificamos, el pasado referencial en el que se tabica la conveniencia. Una mujer me miraba y en su mirada me decía tanto, mucho: supe que no era joven ni por dentro, supe que ha pasado tiempo, supe que la consideraban una bella persona. ¡Yo qué podía hacer! Ser testigo y cómplice al callar y sonreír, porque la omisión era la única acción que podía ejecutar, y no por las apariencias, a mí también me dicen bella persona, pero ese no era el tema, ni la voz del mensaje, era la sonrisa respuesta; otros temas se han de reponer y deponer. Un chiste ajeno tomaba el lugar del diálogo, ahora el rictus era por cortesía. Seguimos con el mensaje y sus tantas claves. ¿Le puedo ofrecer algo? Si, pero no tengo hambre, sed, ni ganas. Yo no sé bailar esta tonada. No quiero bailar. Entonces por qué me mira. Porque tú también has de callar. La llamé aparte, pero sin qué decir ni contar. Es muy cómico esto, tan joven y tan cansado. No sé entenderle. Claro, no estamos hablando de lo que nos dijimos callando. Vamos a sonreír entonces. Mejor, vamos a reírnos del chiste, que todavía no ha terminado…

lunes, 14 de mayo de 2012

La verdá por la verdad…




Salimos a vivir a fondo en las horas pico. Es inevitable tener que tener: la costumbre nos apropia y obliga; es el vínculo del así es. Unos cuantos días autopista, otro recordatorio: gente siempre al frente para no acelerar y gente a las espaldas esperando que te apartes. Tú hacías de buen oyente y yo del mal hablante, era difícil comerme las muletillas, la sinceridad cuando no estropea la boca estropea la cara. No obstante, del así es me apoyaba, improvisaba, hacía el esfuerzo por pronunciar últimas consonantes, darle tregua al gagueo; ganar unos segundos para acomodar la lengua: la verdá por la verdad y un silencio más…


Te tocaba responder y primero callaste para decirme que me equivocaba. Los silencios no funcionan al fruncir miradas, son sólo un insulto más, más amplio por más abstracto y por falta de frases. Hablaste. Como siempre inentendible, estirando las vocales del medio para emular esa razón tan propia del cartón. Nunca te ha servido para confrontar tormentas, al final siempre va a llover. El problema nunca ha sido darse cuenta, sino darse cuenta al cuento y entrar en la ilusión del reclamo. Nadie asimila la verdad ajena, a veces, por conveniencia o por convención, se tolera; pero eso es otra cosa: la verdá por la verdad y un silencio más…



jueves, 3 de mayo de 2012

Nos mantenemos…




Viendo versar las acciones que nadan en el delirio del silencio. Muchas páginas enumeradas para agruparse como las ideas, muchos verbos para predicar la intuición. Cónsonas discordias para sinfonías populares. La gente quiere celebrar. La Ocupación puede resultar ser vicio al que no se le compra pero sí se le paga. Una rutina a crédito sin créditos para descansar. Nos mantenemos…

Nos mantenemos en la espera, ocupados; desocupados para algunas preocupaciones: muy propio por apropiarnos. Fui a la tienda a comprarme algunas verdades, las mentiras pierden valor a causa de la ilusión. La gente celebra y se endeuda: hay que amanecer al despertar. No estaban dormidos quienes la dejaron pasar. Tiendas cerca a quién puede y cercas en las tiendas a quién cree. Para creer no hubo que pagar. Sigamos: seguimos al bostezo



miércoles, 25 de abril de 2012

Palabras Ruido




Lo interesante del silencio es el ruido que genera: todos opinan, todos saben; nadie puede asegurarlo. No hay eco de la nada y nadie quiere callar. Todos esperan y especulan: saben todos, opinan todos. El silencio tiende a cesar y a veces sin cesarismo: nadie sabía; de eso todos estaban seguros…


lunes, 27 de junio de 2011

"Desconvences…"



En un intento por hacer una sonrisa del día, y de la ironía una tontería; me dispongo al juego del silencio, al papel del buen oyente: ese que deja hablar sin interrumpir, ese que escucha y trata de no protestar. Así como cuando se ven los programas televisados de opinión; con los cuales puedes llegar a estar en total desacuerdo, pero sin opciones de hacerte un lugar para replicar, o para contraponerte en criterios. Quedas solo de verdades y sólo contigo mismo y tu confusión, porque al fin y al cabo; si no hay intercambio se termina dudando, y al dudar te “desconvences,” te expones con la convicción muda y desnuda; y finalmente: aceptas. Te sientes equivocado, culpable, débil; así como ese miembro de una pareja casada, ese que calla para no discutir, ese que deja pasar algunos vientos para poder suspirar, ese que llora por dentro y por lo tanto se desubica en tiempo y sentimiento…