Una mañana una rutina, unas ganas
de amanecer con sueños. La noche vino con luna pero sin regalos. Era domingo y
la voluntad sentía cansancio. El insomnio hizo una visita, había cierta
angustia por la cual dejar abiertos los ojos a la oscuridad…
Una ventana unas bocanadas. El humo
era el pincel de los suspiros. Hubo imágenes pero el viento se vestía de tos. Unos
cuantos pasos sin rumbo y de nuevo la cama. Plegarias a gritos, en silencio;
por supuesto. Ciertamente el tiempo no se detuvo, pero no tiene ganas qué
secuestrar…
Salió el sol y entró el baño: la
lluvia en casa para empezar un final. Un nuevo comienzo…