Misericordiosa con la crítica y con lo justo
para criticar. Pocos son felices sin la miseria ajena, ya que agenda a las
excusas para no tener que mentir. Bueno cuando hay peores; es mejor. La tranquilidad
inquieta y por eso se estimula al vicio de compararse y de opinar sin saber.
Bien por asumir mal a ese mar que argumenta, y que como las olas, espuma deja. Miseria
misericordiosa, miseria musical, por pocos otros no serías, no estarías; no
hace falta lo malo peor…