viernes, 4 de noviembre de 2011

Apellidos Comunes


Se me cierran las ventanas del mundo pensábamos todos uno por uno. Un tal Pérez confesaba que lo único que le movía el alma era la estupidez: mucha gente redunda entre preguntas y respuestas pareciendo eco del eco, Yo los detengo con mi interrupción; capto su atención, consigo esa expresión propia de los rostros y tan sublime que sin hablar me dice: ¿Eres estúpido? Un gesto tan sincero como pocos si es que hay otros; un gesto que me da el poder de ser Yo quien pone la frase en el pensamiento del estúpido verdadero, sin necesidad de decirlo ni de decírselos. Un Rodríguez cualquiera acotaba que su importancia se basaba, más que en la estupidez, en el constante requerimiento: no pido favores, no importuno, pero sé que al no molestar, molesto. Me llaman constantemente para pedir que haga aquello, que haga esto; no quiero hacer lo uno y lo otro mucho menos, pero me siento muy solo cuando nadie interpone algún requerimiento. Hablaron los Martínez, que sin unos cuantos tragos no pueden decir ni sonreír: la vida es tal cosa, las cosas de una tal vida. Márquez: Márquez calla viviendo de los testimonios y del regocijo que se procura con el silencio…

Se es Pérez en ocasiones, la rutina puede llevar el apellido Rodríguez, cualquiera es Martínez en una reunión, y a veces, en la sobriedad de la soledad, se llega a ser Márquez…



Saludos en letras…

3 comentarios:

  1. que decir...que poco hay ya que descubrir cuando se deduce y se comprueba al fin que televisar pasiones regocijan y hacen hacer sentir a muchos apellidos feliz, callar viviendo de testimonios parece para mi, una forma de vivir, sobra decir que aludo al verbo cuando se prefiere escribir y vivir hecho un cuento..si, así ! sin imágenes, sin sonidos, solo texto y leer, pareciese la cruz que te reta a componer miles de imágenes para que tu mente les de color y un fin.

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    1. Hay veces en la se tiene algo que decir, más no se tiene quien lo escuche. Ese es un argumento que justifica el nacimiento de algunos textos. Cuando se escrbribe se invita, y quien acepta y responde, da sentido a ese pensamiento que quizás previamente sólo fue un delirio. Es grato ver que un delirio se haga una razón. A ti, gracias siempre; como siempre...

      Saludos

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  2. un fin...preciso para mi. Al fin.

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