Se reclaman sin clamor los mundos del mundo.
La mala costumbre de soñar sin invitados
y el vicio de imaginar a personas que no existen en esta vida;
una vida que se comparte en la conciencia de quien te observa:
de quien nos ve cuando no hemos de estar juntos;
cuando cada uno caminamos tomados de la mano,
separados;
pero juntos…
pero juntos…
Soñar sin invitados...no está mal ese mundo!!! ¿para que los queremos si nos tenemos los dos?...así pues, soñemos que nada cuesta soñar, pero después hagamos esos sueños realidad con el mundo o sin él.
ResponderBorrarV. Jaramillo.
facio ut facias ;-)
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