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martes, 13 de noviembre de 2012

Del amigo



Uno solo a mi alrededor es demasiado (así piensa el solitario). ¡Uno tras de uno acaba por hacer dos!
Yo y Mí están siempre en conversación demasiado. ¿Cómo podría soportarse eso si no hubiese un amigo?
Para el solitario, el amigo es siempre el tercero; el tercero es el corcho que impide a la conversación de los otros dos abismarse en las profundidades.
¡Ay! ¡Existen demasiadas profundidades para todos los solitarios! Por eso aspiran a un amigo a su altura.
Nuestra fe en los demás revela aquello que desearíamos creer en nosotros. Nuestro deseo de un amigo es nuestro delator.
Y frecuentemente no se quiere con la amistad sino saltar por encima de la envidia. Y frecuentemente atacamos y nos creamos enemigos para ocultar que nosotros mismos somos atacables.
¡Sé al menos mi enemigo!
Así habla el verdadero respeto, el que no se atreve a solicitar la amistad.
Si se quiere tener un amigo, hay que querer también hacer la guerra por él; y para hacer la guerra hay que poder ser enemigo.
Es preciso honrar en el amigo al enemigo. ¿Puedes acercarte a tu amigo sin pasarte a su bando?
En el amigo debe verse el mejor enemigo. Debes estar lo más cerca de su corazón cuando le opones resistencia.
¿No quieres llevar ropa delante de tu amigo? ¿Debe ser gloria para tu amigo el que te entregues a él tal cual eres? ¡Pues es por lo que te manda al diablo!
El que no se recata, escandaliza. ¡He aquí por qué deben temer a la desnudez! ¡Compréndase que siendo dioses se avergonzarían de sus ropas!
Nunca te adornarás bastante bien para tu amigo: porque debes ser para él una flecha y un anhelo hacia el Superhombre (Hombre superior).
¿Has visto ya dormir a tu amigo para que sepas cómo es? ¿Cuál es, pues, la cara de tu amigo? Es tu propia cara en un espejo tosco e imperfecto.
¿Has visto dormir a tu amigo? ¿No te ha espantado el aspecto que tenía? ¡Oh, amigo mío, la gente es algo que debe ser superado!
El amigo debe ser maestro en la adivinación y en el silencio: no debes querer verlo todo. Tu sueño debe revelarte lo que hace tu amigo durante la vigilia.
Sea tu compasión una adivinación: es menester que sepas ante todo si tu amigo quiere compasión. Quizá le gustan en ti los ojos altivos y la mirada de la eternidad.
Que la compasión con el amigo se oculte bajo una ruda corteza; has de dejarte un diente en él. Así tendrá tu compasión su delicadeza y su dulzura.
¿Eres tú para tu amigo aire puro y soledad, pan y medicina? Hay quienes no pueden desatar sus propias cadenas y, sin embargo, para sus amigos son salvadores.
¿Eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo. ¿Eres un tirano? Entonces no puedes tener amigos.
Hace demasiado tiempo que se esconden en la mujer un esclavo y un tirano. Por eso la mujer no es aún capaz de la amistad: no conoce más que el amor.
En el amor de la mujer hay injusticia y ceguedad para cuanto ella no ama. Y aún el amor reflexivo de la mujer oculta siempre, al lado de la luz, la agresión inesperada, el rayo y la noche.
La mujer no es aún capaz de la amistad. Pero díganme ustedes los hombres: ¿quién de ustedes es por ventura capaz de la amistad?
¡Ay, señores! ¡Qué pobreza y avaricia las de sus almas! Cuanto ustedes dan a sus amigos quiero darlo yo aún a mis enemigos, sin hacerme más pobre por eso.
Hay compañerismo: Que haya amistad.

Así hablaba Zaratustra.
 
Friedrich Nietzsche


 

  

viernes, 14 de septiembre de 2012

Digamos me hace falta tiempo sin tiempo…




Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra
o ya no saben qué hacer con él
tiempo en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color cándido tiempo
que yo no puedo abrir y cerrar como una puerta

tiempo para mirar un árbol
un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo
el necesario para chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme en el canto de un gallo
y para reaparecer en un relincho
y para estar al día para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.



Mario Benedetti (14 de septiembre 1920 – 17 de mayo 2009) 

“Yo soy enemigo de la inflación palabraria y me parece que el dolor se dice callando…” Eduardo Galeano frente a cámaras, al hablar de la muerte de Benedetti.
 


domingo, 24 de junio de 2012

Nunca se pagaba demasiado por las sensaciones…



Alma y cuerpo, cuerpo y alma…

¡Qué misteriosos eran! Había animalismo en el alma, y el cuerpo tenía sus momentos de espiritualidad. Los sentidos podían refinarse y la inteligencia degradarse. ¿Quién podía decir dónde cesaba el impulso carnal o empezaba el psíquico? ¡Qué superficiales eran las arbitrarias definiciones de los psicólogos ordinarios! Y, sin embargo, ¡qué difícil pronunciarse entre las afirmaciones de las distintas escuelas! ¿Era el alma un fantasma que habitaba en la casa del pecado? ¿O el cuerpo se funde realmente con el alma, como pensaba Giordano Bruno? La separación entre espíritu y materia era un misterio, y la unión del espíritu con la materia también lo era. (…) siempre nos equivocamos sobre nosotros mismos y raras veces entendemos a los demás. La experiencia carece de valor ético. Es sencillamente el nombre que dan los hombres a sus errores. Por regla general los moralistas la consideran una advertencia, reclaman para ella cierta eficacia ética en la formación del carácter, la alaban como algo que nos enseña qué camino hemos de seguir y qué abismos evitar. Pero la experiencia carece de fuerza determinante. Tiene tan poco de causa activa como la misma conciencia. Lo único que realmente demuestra es que nuestro futuro será igual a nuestro pasado, y que el pecado que hemos cometido una vez, y con amargura, lo repetiremos muchas veces, y con alegría.
(…)
Nada, excepto los sentidos, puede curar el alma, como tampoco nada, excepto el alma, puede curar los sentidos…
Fragmento de: El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde

martes, 19 de junio de 2012

Liebster



Palabrear el sentir puede resultar un culto entre obsesos y se les permite, a quienes no quieren entenderlo, el privilegio de la crítica, que no es más que abono simbólico para que las ganas de escribir ganen siempre. No obstante, esta vez, pasa lo contrario; lo más motivador, lo que hace a la inspiración acompañar a las fuentes: tu comentario, tu voluntad de pasearte la vista por las líneas que se te muestran desnudas, y de que las leas en la verdad que son y que representan. Hoy el honor crece y el rubor acontece gracias a Ale ;-) a su blog, y a su entrada. Al igual que Ella, son muchos los que quisiera nombrar, pero siguiendo las reglas del juego, aquí van mis cinco,  Hey Mundo ha de ser el primero sin duda, no por lo dado, sino por lo que nos da. Escomberoides, como él mismo se identifica: Apuntes de lo que se ve, se mira, se escucha, se lee, se encuentra, se busca, se toca, se olvida. SubjetivO, el blog de Virginia: sus escritos valen el paseo una y otra vez. Lagartija Presumida, el blog de Pilar: sentir y sentimiento a cada momento. Rayajos en el Aire, el blog de Chema: excelentes tips…



Quisiera nombrar muchos más. Sé que tendré la oportunidad de hacerlo. Saludos en letras ;-)






miércoles, 6 de junio de 2012

Bienmal de humanos…



Amor retenido en su selva, tan ignorante de lo que dice cuando dice, sabe que estaba muerto hasta que vio tu presencia en la admirable forma de pensamiento (…) El pie del alba pisa lo que fue secreto y aparece el vacío lleno de rostros que vendrán. Los labios tiemblan cuando las cosas criadas están mudas. Son los trabajos del camino, formas del tiempo cuando el ser va al ser para ser (…) manía de tocar puertas y la ilusión de que se abren (…) Estoy al pie de lo que nunca vas a contestar (…) Dormir en un silencio se puede, en la derrota, no…

Los que calumnian a la vida no tienen la pasión del temor /el humilde furor robado a la tiniebla que cubre los manteles donde se enfría la sopa del tiempo (…) el filo del ojo corta las cicatrices que no cierran (…) El deber de las flores quemado por contracciones del sol (…) El sosiego no tiene linderos en la inconsistencia de sí, es una fábrica, produce olvidos cada mañana (…) Todo será piedra que huye del nudo atado cuando se mira al otro…


Fragmentos dispersos de Juan Gelman 
Extraídos de: de atrásalante en su porfía