En un día como cualquiera, de una semana que nos acerca a las próximas fiestas, estimulo algunos pensamientos con el frotar de mis dedos; mientras observo las sombras de luz en el techo, y mis labios se humedecen ante la búsqueda; o ante los nervios…
Recorro la mañana de sol, la tarde de lluvia, la música que me acompaña, el amor que motiva y el odio que determina. Me paseo por el mañana y el ayer, y por ese puente que los une pero hoy no se ve. Me concedo pequeños espacios para respirar profundo y hablarle al silencio; a lo que llaman conciencia o a la acción con reflexión de los momentos…
Pregunto al viento y me respondo oliendo la ironía; imaginándola como quien imagina un suculento postre, que tal vez nunca ha comido; pero lo degusta en la mente, lentamente…
Camino sin levantarme de la silla; camino con otros dedos sobre algunas teclas para letras. Sonrío por la mencionada ironía y por la noche aún tranquila.
Finalmente y sin conclusión: suspiro…
De pensamientos que se enfrentan, de recuerdos que se alejan y acercan, del deber y el placer; y deseos que no dejan de ser deseos: de todo eso y más en tan sólo un instante; mi cuerpo cesa la confrontación interna, con un alargado suspiro...
Ahora: a la realidad y a dormir…
Recorro la mañana de sol, la tarde de lluvia, la música que me acompaña, el amor que motiva y el odio que determina. Me paseo por el mañana y el ayer, y por ese puente que los une pero hoy no se ve. Me concedo pequeños espacios para respirar profundo y hablarle al silencio; a lo que llaman conciencia o a la acción con reflexión de los momentos…
Pregunto al viento y me respondo oliendo la ironía; imaginándola como quien imagina un suculento postre, que tal vez nunca ha comido; pero lo degusta en la mente, lentamente…
Camino sin levantarme de la silla; camino con otros dedos sobre algunas teclas para letras. Sonrío por la mencionada ironía y por la noche aún tranquila.
Finalmente y sin conclusión: suspiro…
De pensamientos que se enfrentan, de recuerdos que se alejan y acercan, del deber y el placer; y deseos que no dejan de ser deseos: de todo eso y más en tan sólo un instante; mi cuerpo cesa la confrontación interna, con un alargado suspiro...
Ahora: a la realidad y a dormir…
“La calma, profunda como un suspiro.” Halfdan Rasmussen