Solíamos leernos la vida en las líneas de las manos; solíamos acariciarnos con las huellas y sin supersticiones. Varias veces nos quedó la visita de los dedos a los labios y del sentimiento a la piel. Hubo días en que la sonrisa se escapaba del reflejo y de los llamados del pensamiento entre miradas…
Cuando la pasión camina, camina acompañada y el silencio del placer desespera por tomar lugar con el soplo del aliento…
Las mañanas del ayer se acompañan de caricias en despertares…
No sé si nos recordamos al pensar o nos pensamos al recordar, pero sé que me abrazo con el viento cuando te evoco y no te tengo. Supe en varias oportunidades que me pronunciabas y me citabas, supe que lo hacías cuando yacía solo en nuestra cama…
Hoy despierto con el saber que amanecemos. Hoy será mañana y mañana será nuestro…