Se trata de dejar descansar a los sentimientos del espejo, para que vivan en tu cuerpo y así recibir la visita de mis manos a razón del deseo. Se trata de tu mirada sin fotos de por medio; se trata de tu aliento sin voces al teléfono…
No se trata de ser dueño, pero ya es hora de tener derechos…
Poco te valen mis valores, esos con los que me constriñes y a duras penas aceptas como pago para el cariño del que soy tu arrendatario; y que por lo visto, sólo podré arrendar…