Finalmente la virtualidad virtuosa se volvió verdad. Luego de incontables intentos fallidos, después de aquel montón de “Yo voy” que terminaron en “No fuiste,” tantos “Te extraño” y tan pocos “Me dio gusto verte;” finalmente: el reencuentro cedió y se dio…
Miradas inexpertas caminando apretadas cuerdas flojas; una sensación comparable a la del puño cerrado que sostiene una copa rota. Se nos mezclaban el alcohol, la rabia, la tristeza y la sangre. Se derramaron el optimismo y la emoción; se nos fueron más allá de los teléfonos celulares…
Nos visitaba la conmoción. Teníamos a la esperanza regada y nadie sabía como levantarla del piso. Nos veíamos sin mirarnos, se escuchaban los silencios y la pena; se oía el murmuro de las “Ave María” para el descanso eterno…
Finalmente nos reencontramos. Nos dijimos “Hola” para dar un Adiós…