Caminaban los dedos alrededor de una taza de café tanteando su calor de recipiente, así como quien camina a pies descalzos por la arena de una playa caribeña a horas del mediodía. Paseaban por el aroma del humo simulando vuelo, sostenían el peso, cumplían con llevar el sabor a los labios de quien todavía se negaba a despertar por completo. El roce invocaba a algunos pensamientos…
Una que otra inquietud se apresuraba en hacerse lugar en el presente de la mente: ¿Son la interrupción y la impertinencia recursos para llamar la atención? Al ser la contradicción lógica, ¿lo es también por absurda? ¿Qué tan absurdo es lo obvio y qué tan obvio es lo absurdo?
Volviendo a la impertinencia y a la contradicción absurda como acto de interrupción: ¿Realmente quien la practica, necesita un puesto en una conversación entre terceros? ¿Por qué es tan importante para esa persona tener respuestas negativas? No comprendo esa necesidad de sentirse pensado al ser mal pensado por los demás…