Era oscuro, desolado, lleno de presencias sin presencia y de sombras que olían a ausencia. La libertad me paseaba por el recuerdo: entre letras de canciones y melodías que hubiera preferido no recordar. Sentía algo parecido al frio, algo parecido a la necesidad del acetaminofén; de la cafeína. Ahora que lo pienso algo había, algo había de compañía…
La percusión de los pasos, siempre cónsona con el segundero: nuevos cuentos de pasión entre el tiempo y el arrepentimiento. Se escribieron de nuevo la infelicidad y el sueño…
Dedos Arañas empezaron a caminarme el hombro; abrí los ojos y me vi en otros ojos: ¿Te dormiste? Es hora de volver a trabajar…