lunes, 21 de noviembre de 2011

Podemos podernos…



Podemos podernos: Somos granos de un reloj de arena, el tiempo es relativo y dos momentos: uno para bajar de arriba y otro para ver caer al resto. Cada quien tiene derecho a procurarse su propio placebo. Hay quienes despiertan para vivir lo que otros sueñan al dormir…

Si nos damos cuerda tendremos que, sin ataduras, atarnos…

Podemos podernos…


Felicidad recomendable…



El problema del adicto son las dosis recomendables. Antes bastaba un poco un poquito y no tanto, ahora tanto es tan poquito y tan poco. El deseo de estar tranquilo a partir de los momentos hace del todo una nada y para nada del todo…

Victorias morales de bajo costo se pagan a un alto precio, sin descartar que siempre se ha de pagar por cada derrota. Perder cuesta cada intento y ganar cuesta más derrotas de las que se han tenido. Es cierto que la moral y esta vida en sociedad no son susceptibles de valoración en premios; mucho menos son parte de un macabro torneo en la vida: ¿Pero quién no compite? ¿Quién no hace que su voluntad se imponga ante los supuestos apreciados queridos?

Se compite desde que se fue espermatozoide y es obvio que los victoriosos, es decir, nosotros, no ayudamos ni recordamos haber sido conmovidos por no ayudar y ver morir a quienes estuvieron una vez en las mismas condiciones de supervivencia…

La felicidad como adicción cuesta, y cuesta cada vez más. Lo malo es que nadie está tranquilo siendo infeliz; la vida no deja de ser un gran óvulo y al parecer, no hemos dejado de querer imponernos para una supuesta vida mayor, y digo mayor porque no sé hasta que punto sería una vida mejor…