martes, 6 de diciembre de 2011

el dónde y el ante quiénes…


Últimamente la obsesión por el lugar del cual emana un argumento ha venido conquistando mis pretensiones en letras. He insistido en que más que lo dicho, y por quién, tiene más peso el dónde: un ejemplo evidente es un país hablando de los problemas de otro, y acoto; digo país porque quien lo dice, puede que sólo esté de turno, o lo diga en representación…

Caminaba mis dudas una vez más otra vez, ahora gustan apilarse y tabicarse unas a otras y con otras más, consecuencia que por supuesto, hace que llegar a una sea pasar por casi todas las demás…

Hay un tema con las virtudes, pues padecen el mismo síntoma de los argumentos: el dónde; y con un cierto agregado, tal vez, a lo mejor: ante quiénes, ante quién…

Desde el poder y la fama, una cita de Cortázar es muestra de sabiduría: él, ella; sí sabe. Desde la ausencia de la abundancia, y quizás ante pocos: éste, ésta; qué se cree…

Hay un largo camino empinado, siempre hacia arriba, sin destino aparente; y cuya distancia ha de condicionarse por el dónde y el ante quiénes. La virtud, desde abajo, incluso, ofende…


Una idea un poco viva parece allí una grosería;
tan acostumbrados están a las palabras sin relieve.
¡Desgraciado del que inventa al hablar!
Faublas

lunes, 5 de diciembre de 2011

De puntos suspensivos…


Un cuento de puentes, candados y amantes: 
así amaban antes, 
algunos aman así ahora…
Versos que se vierten sobre encajes: 
del texto al tacto traen
palabras que evaporan…
Pieles suman calor al color del deseo: 
brazos se nos abrazan 
al ser dulce el tormento…

El cansancio lo da el placer 
y lo tenue es vívido momento…
El peso es del aliento 
y las almas son del cuerpo…

Vivir es sentir y serse momento: 
este lo anunciamos 
a las brisas de los besos…