miércoles, 26 de noviembre de 2014

El verbo crear, como el verbo creer


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Francisco…  A ver, Francisco por qué Elsa, por qué no el hermano de Henry. No lo sé Amanda, me gusta su entusiasmo, estaba con Denise el otro día que me enseñó algo intrigante, y no es de las cosas que le consigue Bartolo, quizás por eso lo asocié más con Francisco, y era algo que tenía que ver con la flojera de crear. A ver, de qué se trata. El verbo crear, como el verbo creer, se conjugan igual en la primera persona, es decir, yo creo cosas y yo creo en cosas, el artículo explicaba que la fonética lleva implícita una suerte de hechizo, que la palabra, aunque esté definida, posiblemente evoque a otra por su parecido en el sonido; con las palabras crear y creer abrimos un hueco en la percepción, una te sugiere poder y la otra sumisión, una te da a entender que lo realizado emana de ti y la otra que emana de alguien más… Pudiera entender por lo que dices que el poder y la sumisión pueden confundirse. Sí, de la misma forma en que pueden confundirse el hecho de que a mí se me ocurra algo y de que ese algo se la haya ocurrido a otro primero… entonces, al creer también creamos, o al crear también creemos, tú qué crees. Te diría sólo yo creo, así daría a entender que pienso en las dos y a la vez. Sí, es interesante porque lo único que está claro es la confusión, y dicha confusión se cubre de momentos. Momentos de poder y de sumisión. Sí, momentos de creadores y creyentes; pero, y si le buscamos sus opuestos, a ver, quién es el que no cree: el escéptico tal vez, y quizás por no creer crea, así como el caótico, asumiéndolo opuesto del creador porque destroza… pero creo que todos albergan en sí mismos una forma de creación y una de creencia, entonces todo se confunde más… en esa confusión nos desenvolvemos, aunque no nos sirva de excusa. Tal vez no sea una excusa Amanda, tal vez sea la razón, y ésta última va de la creación a la creencia sembrándole carácter a las personas para que asuman que no importa lo que crean, porque allí siempre se van a confundir… eso le da más sentido a la existencia. Sí, definitivamente, y eso qué tiene que ver con Francisco Elsa, estás empezando a creer en él o más bien a crearte una imagen para que al final no tengas las necesidad de creer. Qué. Te lo pregunto…

Elsa pensó que salir con Henry no le brindaba la satisfacción que ella quería. No sabía realmente si lo que quería era una búsqueda y si dicha búsqueda encontraba satisfacción. Elsa, al igual que Iris, se pregunta; y al igual que Gisela, se responde: un hombre como Henry vale más la pena, pero en su faceta de Iris no ve el porqué. Elsa siempre ha admirado a Amanda, y a veces, la admiración es lo que satisface, por eso se crean y se creen muchas cosas. Francisco acababa de estar a solas con Gisela y fue para la calle a hacerle un favor a Amanda. Elsa, por otro lado, venía de verse con Henry, tal como Denise venía de verse con Bartolo… Elsa se encuentra con Francisco así como la otra muchacha se encontró con César hace unas letras atrás…

En qué piensas Fran. En Bartolo, pero no por mal, sino que cargo aquí un escrito y me preguntaba si debía dárselo a Gisela, o a Iris; la otra vez hacíamos bromas de la clase de mujer que podía ser Denise en vista de que la han enamorado con artículos del ser… Crees que hay clases de mujeres Fran. Bueno, no creo en las mujeres de clase. Iris y Gisela son mujeres de tu clase, estudian juntos no. Me refiero a la clase social. Y las que recibes en la universidad qué son, hurañas Fran. Tú me entiendes. No, la verdad no Fran, pero si te puedo decir que si no involucras al dinero, la gente, más que ser de una u otra clase, pasa por ciertas facetas ante situaciones determinadas… a ver, de qué trata tu artículo. De la fonética. Por qué no me explicas mejor eso, a menos que tengas que volver rápido a casa de Amanda. Bueno, vamos a sentarnos por aquí…





Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
http://www.bubok.es/libros/234178/Per_Se
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:  
https://docs.google.com/file/d/0BwcyukbxfDSZazZvLU55YklGQVE
Bienvenidos sus comentarios, desde ya es un honor…
 

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Recuérdate del olvido


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Hola Amanda. Hola chicos. Iris, les sirvió lo que te dejé ahí. Si, de hecho seguíamos indagando al respecto, fíjate en esto: un señor de esos dijo que el hombre es ese ser que se angustia, y partiendo de la angustia como sentir, pudiera ser quizás el motor de qué deseamos usar para que esté presente en nuestros recuerdos, rechazando así lo que no nos es útil para traer a colación en un momento determinado. Olvidas el placer Iris… el gusto, inducido o no, crea adicción, y qué tal si la angustia, así como el olvido, son recursos para el placer; no crees que hasta el ridículo tiene su encanto por el fin que pueda llevar escondido, a veces la gente sólo se ríe, obviamente esa es otra manifestación de placer, pero eso es tan extenso, tan complejo… mira, vamos a dar una vuelta, deja a tus compañeros acomodarse bien en la casa…

Y aquí empieza una función. Gisela, escuchaste lo que dijo Amanda, la angustia y el olvido como placer. Placer Fran, sí, uno puede olvidarse por ejemplo de un amor declarado tan sólo porque se le tiene ganas a otro cuerpo en un momento determinado, por cierto, ya abriste la botella. Sí, pero pensaba esperar a Iris y claro, a Amanda si quiere. Recuérdate del olvido. Claro; salud, y por cierto, sígueme contando del olvido, me interesa, por ejemplo yo puedo olvidarme de una angustia en este momento: y es cuánto se pueden demorar las muchachas en llegar. Exactamente Fran, yo puedo olvidarme de los compañerismos y ver que la angustia, ahorita, se me viste en calor de ganas. Dímelo más de cerca, así de cerca, tan cerca que puedo quitarte esa gota de vino que descansa en tus labios con mi lengua. Bueno, eso sí no deberías olvidarlo… Y digamos que transcurre suficiente tiempo en cada punto de los puntos suspensivos; suficiente tiempo para que Gisela se quite toda la ropa, para que Francisco tome la botella y deje caer pequeños sorbos sobre el cuerpo que se le exhibe en este momento. Suficiente tiempo para que su boca salude en besos a todo el ser de Gisela, la cual, en este momento otra vez, se representa con el puro cuerpo... Torpe pero con determinación, Francisco se quita los pantalones y olvida quitarse la franela, se quita los interiores, de adentra en la humedad de Gisela, en la ofrenda de la angustia y del olvido que se conjugaron – sin caer en reglas – en la palabra clave que dijo Amanda: placer. ¿Y Amanda? ¿Qué tan placentera en su angustia, su olvido? ¿De dónde saca la idea? ¿Será hora de hablar de Elsa? Esperemos otra función, ya ésta parece que ha culminado… Me fascinas Gisela, me encantas…





Escribí unos cuantos pensares pensados a través de diez personajes, lo llamé Per se. Lo llamé así por su significado, o más bien por su uso (en sí) El texto completo está disponible en el siguiente enlace:
http://www.bubok.es/libros/234178/Per_Se
Si gustan, pueden acceder a él de forma gratuita aquí:  
https://docs.google.com/file/d/0BwcyukbxfDSZazZvLU55YklGQVE
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