El día más lunático, y menor de letras, empieza a bostezar sus sombras y su falta de luz. Con esta noche, su hermano el planetario; le cede la cobija y se prepara para escuchar los tantos pensamientos que se confunden con el clima y sus acompañantes del tiempo. Prepara la Fe; esa que tanto escasea en los anaqueles de la esperanza, a ver si al menos los niños, portadores de la inocencia por excelencia; le dan un buen uso a la poca que le queda. También se da la tarea de hacer llorar a algunas nubes, para los que aman la frescura de las aguas del cielo. No obstante, suele olvidarse de que hay almas que por no haber conseguido la mencionada Fe, se envuelven en la tristeza al ver la lluvia caer...
¿Recuerdas qué te dejó el lunes?