lunes, 28 de febrero de 2011

Luna y Marte...


El día más lunático, y menor de letras, empieza a bostezar sus sombras y su falta de luz. Con esta noche, su hermano el planetario; le cede la cobija y se prepara para escuchar los tantos pensamientos que se confunden con el clima y sus acompañantes del tiempo. Prepara la Fe; esa que tanto escasea en los anaqueles de la esperanza, a ver si al menos los niños, portadores de la inocencia por excelencia; le dan un buen uso a la poca que le queda. También se da la tarea de hacer llorar a algunas nubes, para los que aman la frescura de las aguas del cielo. No obstante, suele olvidarse de que hay almas que por no haber conseguido la mencionada Fe, se envuelven en la tristeza al ver la lluvia caer...





¿Recuerdas qué te dejó el lunes?

Suspiro en la ventana...


Se repasa con la vista la sensación del recuerdo, ese que se percibe desde el otro lado de la ventana empañada; ahí donde las sombras se confunden con los gestos, donde las ramas de un árbol pueden ser brazos a la espera de un abrazo; o donde un pequeño perro pudiera ser gato. Es un momento justo para portar el aroma de una bebida caliente en entre el gusto y la mano, donde una lágrima se nos cae de la mirada, o una sonrisa se nos escapa de los labios…





Saludos en letras...


sábado, 26 de febrero de 2011

El tiempo y su orquesta...


Como quien maneja en carreteras de doble vía y múltiples destinos, se sienten las muecas y los gestos fugaces. Se navega a diario por los rostros y sus expresiones, sobre los mares de las calles y los puertos del día a día. Se escuchan los acordes que forman la concurrencia de voces; el crescendo, sus solistas y coros que a veces coinciden y otras desentonan…


Las palabras se aprovechan del evento y los pensamientos juegan al salto de mente en mente, esos que nos cambian los momentos; como cuando se camina hablando solo, o cantando; y de repente: nos topamos con una sonrisa que nos alegra día, o simplemente nos tropezamos y nos toca disculparnos…


Es en circunstancias así donde algunas letras, vestidas de palabras escritas, rompen la sinfonía y se infiltran en la rutina: cuando nos es entregado el panfleto que no deseamos, cuando los grandes titulares atacan nuestras verdades de anoche, o del antes; o cuando las paredes son un medio de expresión, sea protesta o alabanza…


De esta manera, el tiempo, director de esta orquesta, dirige y nos dirige; sin aplausos, pero a veces, con buenos gestos y buenos ratos…