miércoles, 15 de junio de 2011

Un día cualquiera; un día sin realidades…



Un día cualquiera de un tiempo cualquiera: un día de esos en que la gente no es como la ven sino como suelen ser en sí mismas. Un día más en el que despiertas en el suelo y todavía en la cama reposa el cuerpo, un día donde las paredes son ventanas y no hay muros para la privacidad. Un día donde los pensamientos se escuchan sin que cuerda alguna los tenga que entonar. Un día en el que paginas en blanco hablan mientras los libros han de callar…


Un día cualquiera de un tiempo cualquiera: un día de esos en que llueve la tierra y no el cielo. Un día más en el que el rocío anuncia el fin del día y por lo tanto un día menos, un día donde los niños son los adultos y no hay muros para la moral. Un día donde los sentimientos se escuchan sin que el hipotálamo nos diga que vienen del corazón. Un día en el que mentes en blanco hablan mientras los eruditos han de callar…


Un día cualquiera; un día sin realidades. Puede ser mañana, o ya es hoy…


domingo, 12 de junio de 2011

Todo lo somos…


Apenas pude percatarme de la complicidad entre silencio y esa media luz, que te dejaban expuesta entre matices y sombras y dejaban verte acostada: esperando, sólo un poco, pero un poco confiada; dejándome mientras tanto: contemplando. Buscando el balance entre el deseo y el gusto y entre el sentimiento y el apetito, entre la admiración y la delicia y hasta entre el tributo y el rito. Primero con las manos o primero con mis besos; el momento y el lugar se expresan; me encaminan, me animan, para así marcar con mis labios el recorrido de mis dedos; lento, como acordes dulces para poesías del cuerpo; o como canción suave para novios recién casados…



Empiezo siendo y luego reconociendo: anunciando con los brazos del aliento y el calor de nuestros labios. Los cuerpos se describen y nuestras almas se saludan: somos dos, somos uno, somos vida y ahí todo lo somos…


viernes, 3 de junio de 2011

(No) se trata…



Se trata de dejar descansar a los sentimientos del espejo, para que vivan en tu cuerpo y así recibir la visita de mis manos a razón del deseo. Se trata de tu mirada sin fotos de por medio; se trata de tu aliento sin voces al teléfono…


No se trata de ser dueño, pero ya es hora de tener derechos…



Poco te valen mis valores, esos con los que me constriñes y a duras penas aceptas como pago para el cariño del que soy tu arrendatario; y que por lo visto, sólo podré arrendar…