Sobre el gris del color puedo dejar reposar una libreta, un bolígrafo y unos cuantos pensamientos ya escritos; concentrándome en la música que he ordenado para mis oídos, y los distintos caminares que suben y bajan con el ritmo del aroma de Afrodita…
Me concedo el placer de impresionarme por la simetría y la sinfonía, por la armonía entre la melodía y las pisadas femeninas; por los rostros de seriedad y sonrisas; por los labios rojos y rosados con alegría; por ojos claros y de café con melancolía; por pieles jóvenes y con años de compañía; por miradas y palabras mudas que se alojan en mi vista; por el vuelo de mi imaginación entre siluetas y sueños de algún día…