miércoles, 4 de mayo de 2011

Cuando Escribir no es un oficio pero sí una necesidad…


La página en blanco suele aliarse con las obligaciones del amanecer y de la noche, y también con las noticias y los medios de masas. Esto proclama una victoria inevitable de la rutina sobre el delirio de las letras que se amontonan, o más bien desean amontonarse; sobre el papel para esperar ser leídas…

La búsqueda de lo que se quiere decir y no se dice, de lo que se quiere escribir y no se escribe; se convierte en una especie de resistencia que invoca, o tal vez evoca; un placer que no atisbo describir…

El tiempo, imparcial en estos casos, no ayuda y ni deja de ayudar; a veces el hecho de tener tiempo puede muy bien alejar al delirio de las manos o de la boca, y esconderse entre recuerdos o meras divagaciones dentro de la mente. La falta de tiempo puede hacer que las manos funjan de trampolín hacia la página que espera ideas; lo malo es que muchas veces albergamos delirios muy astutos y se saltan el orden en que deben salir del tormento de quien escribe, haciendo que lo expuesto no coincida con lo que se pensaba exponer…


Tal vez por eso cada escritura, por llamarla de algún modo, es una muestra necesaria de resistencia hacia el imperio de las obligaciones y a su sede principal llamada rutina

martes, 26 de abril de 2011

Me gustó aquella vez



Me gustó aquella vez,
esa en la que pude procurarme la horizontalidad que un cuaderno necesita para servir de escenario a la tinta caída.
Ahí donde me confieso,
y donde la moral es la del deseo; del placer de la piel y sus matices, y del abanico que concede la caricia y toda su intensidad…


Me gustó aquella vez porque finalmente pudiste escapar del duro ejercicio del Sólo contemplar y porque pude verte sin verte.
Porque estabas justo ahí,
entre el infortunio de no tenerte y el delirio de siempre anhelarte…


Me gustó que aquella vez porque fui el único espejo para tu sonrisa,
y porque después de todo encontraste el roce del viento cada vez que te nombraba y suspiraba…


Me gustó escribirte;
me gustó imaginarte…