lunes, 15 de agosto de 2011

Todo por llevar mi nombre a tus labios…



Todo por llevar mi nombre a tus labios, 
mis labios a tu cuerpo. 
Todo, 
frases que no se piensan 
mientras se piensa sin frases. 
Todo…

Aprenderte de día 
y aprehenderte la noche entera. 
Brindarte; 
hoy contigo y no sólo por ti.

Buscarte sabiéndote 
y no encontrarte como nunca quise buscarte.
Tocarte, 
tocarte todo, 
toda; 
con todo lo que pueda y no pueda tocarte…  

Ser en serte 
y serme en sernos
ser…
Todo por llevar mi nombre a tus labios…


¿Saber qué?




Protestábamos cuando valía la pena estar en desacuerdo; cuando dudar era el lujo producto de designorar. Recuerdo respuestas en nuevas preguntas, y en la sabiduría de la piel y del alma. ¡Qué tiempos aquellos!


Mis nietos dudan dudando dudar,
y lo que saben;
lo saben sin saber saber.
Pero aun así parece,
o al parecer;
soy yo el que,
según ellos,
no sabe; no sé.
Empecé a dejar de saber en lugar de dejar saber,
o saber dejar, 
quizás…

¿Saber qué?