Corre el rumor de Dayana y el nuevo jefe. Lo de siempre; largos ratos en privado, horas extras, llamadas sabatinas, el aventón a la casa por aquello de la caballerosidad, y todos los ingredientes esenciales para suponer un clásico idilio de oficina. Nada nuevo en un mundo de lunes a viernes. Boris, el jefe, como se ha de esperar, es un hombre casado; casado con la hermana del antiguo jefe, el cual, también, como cosa rara; incursionó en el oficio del cortejo para obtener, sin éxito, el corazón y el cuerpo de Dayana. Dante, conocido como el “exjefe,” a diferencia de Boris; practicaba la compra del amor con los beneficios de la investidura del cargo, nada nuevo tampoco, pero sin la esperada recompensa; más por parte de las lenguas del trabajo que por él mismo…
No sabemos si Dante era un tema de conversación entre los presuntos amantes, pero se cuenta por los pasillos de la historia de un hombre y su devoción por el acoso. Dayana, que sin ser Diana, tenia ese porte de princesa, de diva; ese que su padre debió haber asumido para darle el nombre, más por como se pronuncia que por como se escribe; pero los nombres, afortunadamente según algunos, no tienen errores en la escritura…
Boris divagaba, se preguntaba; dudaba, se respondía para sus adentros. Hablaba con los discretos (los más chismosos) sobre la autenticidad del acoso como condición en la persona moderna. Boris sostenía que el acoso, más que un problema, era una opción. La persona que acosa lo hace desde la comodidad de un computador, de un teléfono; últimamente resulta fácil averiguarle la vida a alguien. Me gustaría haber conocido a un acosador en los ochenta; nos comentaba (Yo también estuve ahí ese día.)
No me contuve y me incorporé. Jefe, ese es un punto de vista; pero es más que eso, es más bien como un virus en la red. Todo el mundo sabe que quien crea la cura primero creó la enfermedad. Hoy en día hay más depresivos, trastornados; todo por el estrés todopoderoso. Aunado a esto, las terapias de grupo, la autoayuda, las religiones de la globalización. No sólo es fácil ser acosador, sino que está de moda serlo. Usted dice que se elige, yo le sumo que se elige porque se puede, porque es una especie de tendencia…
Una tendencia peligrosa, una tendencia que hace daño; alguien dijo. ¿Hay tendencia que no genere daño? Preguntó Boris…