Nadie soporta tanto entender de lo que no entiende: un dilema tentador para humedecer a tanta duda seca, una especie de relevo entre contradecir y contracallar y así brindarle beneficio al silencio; o quizás notar más la presencia de la ausencia de razón. Cambiamos constantemente el asombro por la sombra de quienes usurpan luz y nos la exhiben como muestras de sabiduría, para pagar y pretender y luego pretendernos…
¿Cuánto nos cuesta y cómo quedamos?