martes, 28 de agosto de 2012

De importancia, de importación…



Suelen verse los pliegues del tiempo. Digamos que, el paredón de la vida alberga grietas para las hormigas. La gente comenta a voces y ecos, venían dos personas que se reían; yo les sonreía para que se pusieran serias, es una reacción normal cuando no eres parte de su alegría. Algo parecido pasa con las frases; con los pasos: se camina de rodillas teniendo buenos zapatos, te levantas porque no quieres una mano sino un cuerpo, ese cuerpo; esa voz que no te habla ni alguna mueca te regala. Para ti y para mí ya no hay nosotros: nos conjugamos en destiempos y en distintas personas. Yo sigo de rodillas y tú no has podido levantarte; no es así este arte. El silencio ya ha hecho mucho ruido, son profundas nuestras superficies y nos sabemos saberlo. Nadie sabe, nada sabe, urgen nuevos paladares cuando no hay culpa qué evocar. ¡Cómo nos importan soledades!




“La importancia es el respeto de los necios, el asombro de los niños, la envidia de los ricos y el desprecio del sabio…” Barnave

viernes, 24 de agosto de 2012

TragiCómico



Heme aquí: sentipensante y ambivalente; con soledades fugaces donde el tiempo se mide en recuerdos. ¿Cuántos momentos dura buscar en el olvido? Un olor de café colándose, el sonido del envoltorio de un caramelo desnudándose para una boca. ¿Cuánto hace que no eres el caramelo de alguien? La lluvia y el cambio de planes, el trago sin ocasión forzado por gusto y por el gesto. El brindis que nada ha de brindar: salud por lo enfermizo. Palabrerías ida y vuelta. El silencio como albergue de frustraciones presuntas; presentes en todos: sonrisas para dispersar…