Bien el entorno ha engrandecido a ciertos géneros literarios. Leía por aquí y por allá en mi empírica búsqueda del saber cotidiano, y lo exclamo: ¡qué más da! El día a día ha hecho pasados presentes de afuera hacia adentro para que así lo representemos al revés. Llega a mi lectura alguna información de La Picaresca y se me hace interesante entonces resaltar, quizás porque ya he saltado, o porque a lo mejor es que estoy volviendo a saltar. La sociedad hace del pícaro un héroe moderno, fruto por su puesto de la posmodernidad. Esto sugiere pues que el ideal de la sonrisa devenga en hacerle frente al caos urbano, pero no combatiéndolo, más bien formando parte de él. Para casi todo hay un trámite y quien no espera lo paga, sin embargo el creerse vivo (pícaro) lo lleva a pedir rebaja. Hay – como diría Sábato – tarifas para pagar la cuota de dignidad dando limosna. Sonreímos. En La Guerra de Las Galaxias los Jedi simbolizan a los Caballeros del Romance, pero con un toque Samurai y aparte diplomático, eran vírgenes pues no conocían el amor, salvo y ahora sí; por supuesto, el caso de quien se convertiría en Darth Vader. En mi galáctica rutina los mundos coexisten en el mismo planeta, es más, en la misma ciudad, y bueno, los Caballeros de la Orden de por aquí preservan al entorno así tal cual como está, como seguirá estando, hasta que llegue un Neo para ésta Matrix. Por ahora los garantes celebran sus victorias enseñando sus marcas de guerra y relatando sus épicas batallas; más de una vez me ha llegado alguna fotografía de una botella del algún licor, o de un rayón por conducir ebrio al corcel de cuatro ruedas, o de dos, para ponerlo a dos patas. Cambiando los canales del televisor vi un comercial donde la princesa, una especie de caperucita, prefería más bien al lobo feroz. El lobo en el comercial debe ser un pícaro sin duda. Así pues, la literatura – Star Wars también la hay en libros (que nunca leí, claro) – ha venido contando lo que hoy pasaría, y así pues (otra vez) está pasando pero sin terminar de pasar, como el Reggaeton, todo un cántico para enarbolar las nuevas batallas por venir. Alguien muy especial me dijo que era un resentido (conversábamos algo por el estilo) y sí, tal vez lo sentí nuevamente cuando me lo dijo. Pero la pretensión de esto no yace en mi yo con ellos, si no en lo curioso por lo profético. Sonreí pero ella aún seguía seria (sería). Creo que me hace falta alistarme para alguna de estas guerras venideras. Creo que en la resignación está la respuesta…
Blog dedicado a la redacción de escritos, en su mayoría originales. /Blog focused on original writings mostly
martes, 11 de junio de 2013
lunes, 10 de junio de 2013
La mejor manera de explicarlo es hacerlo...
--¿Quién eres tú? --dijo la Oruga.
No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:
--Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.
--¿Qué quieres decir con eso? --preguntó la Oruga con severidad--. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
--Temo que no puedo aclarar nada connnigo misma, señora --dijo Alicia--, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.
--No veo nada --protestó la Oruga.
--Temo que no podré explicarlo con más claridad --insistió Alicia con voz amable--, porque para empezar ni siquíera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.
No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación. Alicia contestó un poco intimidada:
--Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.
--¿Qué quieres decir con eso? --preguntó la Oruga con severidad--. ¡A ver si te aclaras contigo misma!
--Temo que no puedo aclarar nada connnigo misma, señora --dijo Alicia--, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.
--No veo nada --protestó la Oruga.
--Temo que no podré explicarlo con más claridad --insistió Alicia con voz amable--, porque para empezar ni siquíera lo entiendo yo misma, y eso de cambiar tantas veces de estatura en un solo día resulta bastante desconcertante.
--No resulta nada --replicó la Oruga.
--Bueno, quizás usled no haya sentido hasta ahora nada parecido --dijo Alicia--, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?
--Ni pizca --declaró la Oruga.
--Bueno, quizá los sentimientos de usted sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mi me parecería muy raro.
--¡A ti! --dijo la Oruga con desprecio--. ¿Quién eres tú?
Con lo cual volvían al principio de la conversación.
--Bueno, quizás usled no haya sentido hasta ahora nada parecido --dijo Alicia--, pero cuando se convierta en crisálida, cosa que ocurrirá cualquier día, y después en mariposa, me parece que todo le parecerá un poco raro, ¿no cree?
--Ni pizca --declaró la Oruga.
--Bueno, quizá los sentimientos de usted sean distintos a los míos, porque le aseguro que a mi me parecería muy raro.
--¡A ti! --dijo la Oruga con desprecio--. ¿Quién eres tú?
Con lo cual volvían al principio de la conversación.
(...)
--Así que tú crees haber cambiado, ¿no?
(...)
¿Qué tamaño te gustaría tener? --le preguntó.
--No soy difícil en asunto de tamaños --se apresuró a contestar Alicia--. Sólo que no es agradable estar cambiando tan a menudo, sabe.
--No sé nada --dijo la Oruga. Alicia no contestó. Nunca en toda su vida le habían llevado tanto la contraria, y sintió que se le estaba acabando la paciencia.
--¿Estás contenta con tu tamaño actual? --preguntó la Oruga.
--Bueno, me gustaria ser un poco más alta, si a usted no le importa. ¡Siete centímetros es una estatura tan insignificante!
¡Es una estatura perfecta! --dijo la Oruga muy enfadada, irguiéndose cuan larga era (medía exactamente siete centímetros).
(...)
--Soy... soy una niñita --dijo Alicia, llena de dudas, pues tenía muy presentes todos los cambios que había sufrido a lo largo del día.
--¡A otro con este cuento! --respondió la Paloma, en tono del más profundo desprecio--. He visto montones de niñitas a lo largo de mi vida, ¡pero ninguna que tuviera un cuello como el tuyo! ¡No, no! Eres una serpiente, y de nada sirve negarlo. ¡Supongo que ahora me dirás que en tu vida te has zampado un huevo!
--Bueno, huevos si he comido --reconoció Alicia, que siempre decía la verdad--. Pero es que las niñas también comen huevos, igual que las serpientes, sabe.
--No lo creo --dijo la Paloma--, pero, si es verdad que comen huevos, entonces no son más que una variedad de serpientes, y eso es todo.
(...)
¿Qué tamaño te gustaría tener? --le preguntó.
--No soy difícil en asunto de tamaños --se apresuró a contestar Alicia--. Sólo que no es agradable estar cambiando tan a menudo, sabe.
--No sé nada --dijo la Oruga. Alicia no contestó. Nunca en toda su vida le habían llevado tanto la contraria, y sintió que se le estaba acabando la paciencia.
--¿Estás contenta con tu tamaño actual? --preguntó la Oruga.
--Bueno, me gustaria ser un poco más alta, si a usted no le importa. ¡Siete centímetros es una estatura tan insignificante!
¡Es una estatura perfecta! --dijo la Oruga muy enfadada, irguiéndose cuan larga era (medía exactamente siete centímetros).
(...)
--Soy... soy una niñita --dijo Alicia, llena de dudas, pues tenía muy presentes todos los cambios que había sufrido a lo largo del día.
--¡A otro con este cuento! --respondió la Paloma, en tono del más profundo desprecio--. He visto montones de niñitas a lo largo de mi vida, ¡pero ninguna que tuviera un cuello como el tuyo! ¡No, no! Eres una serpiente, y de nada sirve negarlo. ¡Supongo que ahora me dirás que en tu vida te has zampado un huevo!
--Bueno, huevos si he comido --reconoció Alicia, que siempre decía la verdad--. Pero es que las niñas también comen huevos, igual que las serpientes, sabe.
--No lo creo --dijo la Paloma--, pero, si es verdad que comen huevos, entonces no son más que una variedad de serpientes, y eso es todo.
Fragmentos del capítulo V de Alicia en el país de las maravillas; Consejos de una oruga
Lewis Carroll
(Su foto es un montaje, en ella podrán acceder a algunos datos biográficos de intererés)
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